10 diciembre 2024

Prevenir catástrofes naturales, diseñar mejores tratamientos para el cáncer, fortalecer la seguridad informática o combatir los sesgos de la inteligencia artificial. Para todo esto y mucho más sirven las matemáticas.

Los números son útiles para muchas cosas, igual que esas operaciones que parecen tan abstractas sobre el papel, ya sean de álgebra, estadística, geometría, análisis matemático, matemáticas aplicadas… Además de para saber cuánto ha subido la cesta de la compra, son fundamentales para resolver problemas de física, ingeniería o medicina ligados al conocimiento y a la civilización.

Para algo tienen que servir, sin duda, cuando la Agencia Estatal de Investigación (AEI), dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, ha destinado más de 30 millones de euros a 564 proyectos de investigación relacionados con las matemáticas.

Ecuaciones para explicar la realidad

¿Recuerdas las funciones y derivadas que nos hacían comernos el coco en el instituto? Pues resulta que hay científicos dedicados a ajustar las ecuaciones con el menor margen de error posible para explicar fenómenos como la evolución de las enfermedades, el movimiento de fluidos o la transmisión de señales.

Es lo que hace la investigadora Luz Roncal, del Centro Vasco de Matemáticas Aplicadas (BCAM), coordinadora de un equipo que, en sus palabras, «profundiza en el estudio de las propiedades abstractas estructurales de estos objetos que explican la realidad».

La geometría, por su parte, puede emplearse como herramienta para «estudiar problemas abiertos en mecánica de fluidos y física de plasmas, como puede ser el calentamiento de la corona solar«, señala Daniel Peralta, investigador del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT-CSIC) y líder de otro de los proyectos subvencionados.

Biopsias virtuales contra el cáncer

En un campo bien diferente, las matemáticas sirven para combatir la resistencia del cáncer al tratamiento. Esta es la misión del equipo liderado por Tomás Alarcón (ICREA-UAM-CRM) y Josep Sardanyés, que se propone entender «la compleja interacción entre los niveles genéticos, epigenéticos y reguladores, para descifrar cómo evolucionan las células cancerosas y cómo se adaptan a las distintas terapias», apunta Alarcón.

Otra línea de investigación, dentro del Grupo de Ingeniería Estadística Multivariante de la Universidad de València, parte de la estadística y la inteligencia artificial para desarrollar un método de biopsias virtuales: se pretende obtener una imagen digital que identifique las zonas sospechosas en la mama, sin necesidad de realidad una biopsia real.

Comunicaciones más seguras

La ciberseguridad basada en ordenadores cuánticos está en el centro de otro de los programas, en la Universidad de Valladolid, con el objetivo de diseñar aplicaciones para recuperar información privada en bases de datos sensibles (sanitarios, financieros, etc).

Otra iniciativa, coordinada por la Universidad de Sevilla, se propone solucionar los famosos sesgos de la inteligencia artificial. Para reducirlos, los investigadores trabajan en nuevos algoritmos de predicción y toma de decisiones explicables, es decir, que puedan examinarse para dilucidar por qué llegó a una conclusión u otra. A partir de ese principio de transparencia, es mucho más sencillo corregir errores.

Son solo algunos ejemplos de proyectos, porque resulta que España no tiene nada que envidiar al extranjero en cuanto a talentos matemáticos.

«Existe una fuerte demanda por cursar los estudios de grado en todas las facultades, con varios centros de excelencia dedicados a la investigación y aplicaciones de las matemáticas y un número creciente de investigadores de primer nivel repartidos por toda la geografía española», afirma Eduardo Liz Marzán, presidente del panel de Matemáticas de la AEI.

Laura G. De Rivera

FOTO: Foto de archivo de una ilustración conceptual de la inteligencia artificial. VICTOR de SCHWANBERG / AFP

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