Creativa

Con el título “vecineando” me dirijo a todos los lectores del Mirador de Atarfe para contaros anécdotas, curiosidades y vivencias de una atarfeña que quiere con ello resaltar historias vividas en vecindad.

Marzo ha concluido y en él además de celebrar el día Internacional de la Mujer y el día del padre, es el mes por excelencia dedicado al teatro y a la poesía, festejando el 20, Día Mundial de las Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud, el 21, Día Mundial de la Poesía y el 27, Día Mundial del Teatro.

Recuerdo los teatrillos que hacíamos viviendo en la Calle Barquillo que empezaban con los ensayos en la acera de la casa de Amelia, “la alpalgatera”. Esta acera era muy ancha y allí preparamos la coreografía de “La piragua de Guillermo Cubillos”, tanto ensayábamos que Amelia acompañada por su fiel perro Lucero, salía a la puerta y nos pedía por favor que cambiáramos de canción que con tanta piragua la teníamos loca. Hacíamos caso, era el turno de Manolo Escobar, con “El  carro” o “Viva el vino y las mujeres”, temas muy demandados por nuestro público, las abuelas del barrio. Tras los ensayos, había que poner fecha, lugar y hora al estreno del espectáculo. El elenco formado por  María Mercedes, Rosi, Manmen, Lourdes y Fabiola, decidían tal menester. El escenario elegido era el patio de la casa de Carmen, “de la casería”, modista reconocida en Atarfe y madre de María Mercedes. El precio, una peseta y allí con sus sillas de anea las abuelas de la calle Barquillo iban dispuestas a disfrutar de sus “niñas” que cantaban y bailaban de mil amores, también venían algunas madres, hermanos y algún que otro vecino. Catalina, la Veterana, Rosa la faroles, Paquita, Angelitas, mama Trini, aplaudían sin dejar de reír a aquellas chiquillas que se disfrazaban y pintaban con el chicle de pintalabios, los labios para parecer más artistas. Con el dinero recaudado llegaba la fiesta, una bolsa de patatas fritas y una gaseosa de naranja, la Pitusa que se completaba con el delicioso salchichón que Carmen nos partía y la rica limonada de Trini, mi madre. Y de este modo pasábamos muchas tardes de primavera en vecindad. En la calle habían otras artistas, más modernas, Fuencisla y Celia que tenían tocadiscos, vamos lo más de lo más, sus espectáculos eran de más categoría.

Quiero resaltar para terminar, la afición que siempre ha habido entre las gentes de Atarfe por el teatro. La primera obra que vi fue en la discoteca la Junquera, allí un grupo de jóvenes del pueblo, si la memoria no me falla, representaron en 1972, la obra de Ana Diosdado, Olvida los tambores, entre los actores, José Lucena Aguilera, el que pocos años más tarde sería el primer alcalde de Atarfe en democracia, quedé tan agradablemente sorprendida que dije: esto es lo que quiero para mí. Como he dicho la afición por el teatro es algo muy arraigado en Atarfe. Así visitando a Paquito Rueda, atarfeño que se fue a vivir a Santa Fé, me habló de las obra de teatro “Hay tío de mi alma que solo me dejas “de Carlos Arniches, en la que participaban muchos vecinos nuestros: Juan ArrabalTéllez, Luisa Estévez, Marina Díaz Jiménez, Josefina la pistolas, Aurea de los nieves,  Paquito Rueda, Pepe Barranco y que representaron en 1956 en el Cine Benítez.  También me fotocopió programas de los años treinta, obras representadas en el Salón Baldomero, por las juventudes socialistas de Atarfe, algunas de las cuales eran originales de Antonio Cano Mariscal, atarfeño también,  según me dijo Paquito.

Hoy Atarfe puede presumir de tener una escuela de teatro de prestigio pues la Escuela de Teatro de la Asociación Artística y Cultural Ciudad Atarfe, dirigida por Víctor M. Rivera Rueda, está considerada como una de las mejores escuelas de teatro aficionado de la provincia.

Viva el Teatro

 “Un corazón de guitarra quisiera para cantar lo que siento” (Alberto Cortés)

FABIOLA Gª MONTIJANO

FOTOS CEDIDAS POR LA AUTORA

 

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