21 noviembre 2024

«Gentes tóxicas» por Juan de Dios Villanueva Roa

Cada vez más, porque cada vez nos relacionamos con más gente aunque de forma más superficial.

Y ya, con los años, uno va siendo capaz de localizarlas, pero en plena juventud, cuando se está aprendiendo a discernir, el hecho de que un tóxico, ser humano, se pegue a un normal, ser humano, puede llegar a ser letal.

Su perspectiva de las cosas es siempre negativa, solo ven los aspectos dañinos o los inventan, su refrán es piensa mal y acertarás, y su proceder es prevenir mejor que curar. Y entre la gama de colores, el favorito es el negro negrísimo, proyectado hacia el otro. La aportación que hacen a la vida es la enfermedad, la fugacidad de la existencia, el suspenso, la gripe por encima del resfriado, la desconfianza, el sarcasmo como bandera y el mal cuerpo como destino.

Cuando se dedican a la política ejercen una gestión lamentable, nunca apoyan nada porque todo lo que no sea ellos es malo, está mal hecho, es fruto de la manipulación y las consecuencias serán atroces. A la educación no pueden dedicarse, porque sus alumnos saldrían de las aulas llorando o incendiando; y si es la sanidad su destino, será muy difícil que el enfermo llegue vivo a la puerta del centro de salud.

Gentes tóxicas, no pesimistas, que transmiten negatividad por los cuatro costados, que anuncian los males y los peores, descensos de los equipos, suspensos, oposiciones no ganadas, túneles inacabables, botellas siempre vacías; si llueve, inundación; si hace calor, ola… Gentes que cuando se dan la vuelta solo te sale del cuerpo un ¡Vaya con Dios!

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