Las pinturas de Granada que ven seis millones de ojos
La Alhambra culmina los trabajos de conservación en las representaciones pictóricas del Salón de los Reyes de la Alhambra, únicas en el mundo.
La historia de la realeza en Granada tiene varios nombres sobresalientes, musulmanes y cristianos. Alhamar, Ismail I, Yusuf I, Isabel de Castilla, Fernando de Aragón… todos dejaron su huella de forma más o menos marcada por estos pagos. Pero ninguno de ellos comparable con la impronta de Muhammed V. Tanto es así que, posiblemente, Granada no sería la Granada que todos conocemos sin el legado de este señor que fue monarca del territorio nazarí en dos etapas. En la segunda, entre 1362 y 1391, acometió obras como el Patio de los Leones de la Alhambra, icono del patrimonio nacional, donde hay tres pinturas que ven todos los años la friolera de 2,9 millones de personas a través de sus 5,8 millones de ojos.
Estas obras de arte, únicas en el mundo, se hallan en los techos de la Sala de los Reyes, contigua al Patio de los Leones. Fueron realizadas entre 1370 y 1380 y son actualidad ahora, 650 años después, porque el Patronato de la Alhambra ha estado dos meses y medio trabajando en su perfecto mantenimiento para que puedan ser observadas en todo su esplendor. Una intervención, realizada a seis metros de altura, dirigida por la jefa de Conservación del monumento, Elena Correa. «Desde que se hizo la gran restauración, entre 2001 y 2018, se lleva a cabo un programa de conservación que se mantendrá para siempre».
Y es que no estamos hablando de un cuadro dentro de las cuatro paredes de un museo, sino de tres representaciones pictóricas –una asamblea de reyes y dos escenas caballerescas y de caza– que se hallan en un lugar abierto. Es decir, expuestas al frío y al calor y a la humedad que conllevan las propias precipitaciones, las fuentes, los estanques y las canalizaciones de la propia Alhambra. Agentes climáticos que actúan sobre los materiales orgánicos con los que se hicieron estas joyas:básicamente una base de madera que cubre cada una de las cúpulas –como si fuera un barco con el casco invertido–, pieles de animales y los propios tintes, elaborados con la mezcla de aglutinante y huevo.
«Las condiciones ambientales pueden provocar deformaciones y arrugas que repercuten, a su vez, en la posible pérdida de color», comenta Correa, quien agrega que esta actuación también ha permitido hacer una inspección general, abundar en las tareas de documentación, vigilar que no haya ninguna anomalía y repasar las fijaciones entre el soporte y las pieles usadas a modo de lienzo. «Resulta sorprendente –reconoce Correa– el estado de algunos pigmentos, que están perfectos transcurridos más de seiscientos años». Todo ello nos da una idea de la calidad pictórica del conjunto.
Datos
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14 La pintura central de la Sala de los Reyes, única en el mundo, ocupa una superficie de catorce metros cuadrados. Se halla a una altura de unos siete metros.
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1370 No existe una fecha exacta de realización de las pinturas de la Sala de los Reyes, aunque todo apunta que fuera entre 1370 y 1380, en el transcurso de la segunda etapa de reinado del sultán Muhammed V.
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17 La gran restauración de las pinturas de la Sala de los Reyes fue acometida por el Patronato de la Alhambra entre 2001 y 2018. Diecisiete años en los que el espacio permaneció cerrado a la visita de los turistas.
Los expertos también han llevado a cabo varios repintes. ¿Por qué? Para entenderlo tenemos que remontarnos a los años sesenta de la pasada centuria, cuando el restaurador Gudiol utilizó unos emplastes de cera de resina cuyo comportamiento mecánico es distinto al de la piel, la pintura y la madera. Este ha sido uno de los objetivos, eliminar esta pasta para atajar una de las causas de degradación.
Y es que más allá de buenas voluntades y buenas intenciones, la mano del hombre no siempre ha favorecido precisamente la preservación de las pinturas de la Sala de los Reyes. Rafael Contreras, director de la Alhambra a mediados del siglo XIX, tomó la decisión de modificar las cubiertas para generar un espacio continuo por encima de todas las bóvedas y acometer, también, un canalón longitudinal que provocó filtraciones que tuvieron un gran impacto en las propias pinturas.
«Resulta sorprendente el estado de algunos pingmentos, que están perfectos seiscientos años después»
Elena Correa
Directora de la Conservación de la Alhambra
A partir de ahí, todavía quedan muchas incógnitas por despejar respecto a estas maravillas de la Sala de los Reyes. Incógnitas sobre las que se están realizado interesantes investigaciones.Entre ellas, las centradas en la autoría. Según Elena Correa, las características de la estructura apuntan a los musulmanes, un argumento que parece más que verosímil por el hallazgo de una caligrafía en una de las diez figuras que conforman este cónclave de sultanes.
Respecto a quién fue el ejecutor, no existe ninguna fuente documental que arroje algo de luz al respecto. «Podría ser de la corte nazarí o también de fuera ya que, a diferencia de lo que se ha dicho en alguna ocasión, la Alhambra siempre fue permeable a las influencias que venían desde fuera», aclara Jesús Bermúdez, conservador del patrimonio histórico y miembro del Servicio de Protección y Conservación de la Alhambra.
La cuestión es que, según Bermúdez, estamos ante unas piezas únicas. No hay otras iguales en ningún lugar del planeta. «No hay pinturas hechas sobre pieles de animales de técnica miniaturista ubicadas en un lugar tan inesperado», dice Bermúdez.
De las tres estampas de la Sala de los Reyes, pongamos el foco en la más conocida, la situada en la bóveda central. En ella se ve a diez señores barbudos que aparentemente se comunican entre ellos –por el gesto de las manos y brazos–. ¿Quiénes son? Hay diversas conjeturas. Siempre se habló de que esos señores barbudos fueron monarcas nazaríés. Después hubo una corriente que lo negaba, que no consideraba creíble que coincidieran personajes de épocas distintas y que se trataba más bien de una reunión de jueces. Y finalmente se retomó la teoría de que eran soberanos de Granada. «Yo tengo la firme convicción de que es esto último», afirma Bermúdez.
«No hay en el mundo otras pinturas hechas sobre pieles de animales con técnica miniaturista en un lugar tan inesperadoJesús Bermúdez
Conservador del Patrimonio
Y lo es porque así lo mandó Muhammed V quien, a juicio de Bermúdez, ordenó que se retratara a sus siete predecesores, a los dos ilegítimos y a él mismo, vestido con un traje verde y colocado en la posición principal, en el eje que está alineado con lo que hay delante, el majestuoso Patio de los Leones y sus 124 columnas de mármol de Macael. «Era una forma de mostrar su poderío», concluye Jesús Bermúdez.
La lectura conjunta es más que interesante gracias a la multitud de elementos simbólicos y la actitud y la pose de los diez protagonistas, que revelan rasgos de su personalidad. La interpretación general se relaciona con el simbolismo astral y literario según las modas de la época, por una parte, y con el político, por otra. Podemos observar espadas o jinetas que evidencian que estamos ante notables con mando en plaza. Todos llevan turbantes, tocado que se asimila al significado de la corona.Las vestimentas también apuntan al poderío. Cada uno de ellos se halla encima de un pequeño escudo. Por último, encontramos el fondo dorado –realizado con pan de oro– y una línea de estrellas que se asocia a lo trascendente y que se vincula, igualmente, el discurso del entorno. Todo está relacionado, todo está hecho con una intención, todo está diseñado y pensado a partir de una misma idea. Esta es otra de las grandezas de la Sala de los Reyes.
Grandeza
Muhammed V dejó señales de esta magnanimidad no solo con la Sala de los Reyes, sino con la construcción del palacio que hoy conocemos como el de los Leones, pero que siempre fue el Palacio del Jardín Feliz –en aquel momento la denominación describía cómo era el lugar y qué evocaba–. No hay más que darse una vuelta por el Patio de los Leones para darse cuenta de que, en efecto, vivir en un sitio así es una garantía de felicidad. Se erigió entre 1370 y 1380 y realmente Muhammed V lo planteó como una ampliación del alcázar de su padre, Yusuf I –fue el hijo de este y de la esclava Butayna–.
Muhammed V, que tuvo una hermana, Aisha, sucedió a su progenitor asesinado con diecisiete años. Como no alcanzaba la mayoría de edad fue el visir Ridwan quien lo tuteló hasta que fue derrocado por Muhammed VI. Tras una estancia en Fez, regresó a Granada y consiguió recuperar el trono entre 1362 y 1391, cuando feneció. En este periodo no solo mandó que se erigiera el Palacio de los Leones, sino también la fachada de Comares y el Cuarto Dorado. Fuera de la Alhambra también promovió el hospital del Maristán y el Corral del Carbón.
La Alhambra no solo es un hito patrimonial, sino un auténtico motor económico para Granada. Y buena culpa de ello la tiene el señor con chilaba verde de la pintura central de la Sala de los Reyes que se llamaba Muhammed V.
FOTO: Un turista fotografía con su móvil la pintura central de la Sala de los Reyes de la Alhambra. PEPE MARÍN
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