10 diciembre 2024

España triplicará en dos décadas los pacientes con párkinson

Las muertes vinculadas a este mal se han duplicado en lo que va de siglo y han aumentado un 80% los años de discapacidad que provoca.

El mal de Parkinson se convertirá en poco tiempo en uno de los mayores problemas de salud en España. Esta enfermedad, que provoca una limitación progresiva del movimiento y del equilibrio y un deterioro cerebral, de la que mañana es el día mundial, es ya la patología neurológica con mayor velocidad de aumento de casos y con el más alto crecimiento de los fallecimientos, pero su avance acelerado no ha hecho más que empezar.

La Sociedad Española de Neurología (SEN) calcula que en poco más de dos décadas, de cara a 2050, los ciudadanos de este país que padecerán este mal se acercarán al medio millón. Esto significa triplicar en un cuarto de siglo la prevalencia actual, que se estima en unos 160.000 españoles, sobre el 2% de los mayores de 65 años y el doble de porcentaje entre los de más de 80 años.

El ritmo de crecimiento de la patología en España será muy superior al del resto de los países, dado que está muy vinculada a la edad y nuestro país está a la cabeza internacional del envejecimiento de la población. En lo que va de siglo el párkinson ha duplicado el número de decesos que se le atribuyen cada año y ha visto como crecía un 80% el número de años de discapacidad que provoca.

Los expertos calculan que esta patología hoy afecta a unos 160.000 españoles, un tercio de los cuales estaría aún sin diagnosticar

El párkinson es una enfermedad crónica y progresiva, con el doble de incidencia en los varones, caracterizada por una reducción gradual de la capacidad del cerebro para producir un neurotransmisor (dopamina) en el área que controla, entre otras funciones, el movimiento y el equilibrio. Por esa razón, los síntomas más comunes son el temblor, la rigidez muscular, la lentitud en el movimiento y la inestabilidad postural. Pero también lo son la pérdida del sentido del olfato, cambios en el estado de ánimo, depresión, alteraciones del sueño o incluso degeneración cognitiva.

La edad es el principal factor de riesgo del párkinson, pero no es el único. La causa directa de este mal es todavía una incógnita, pero las investigaciones más recientes apuntan a que puede ser «resultado de una combinación de factores ambientales en personas genéticamente predispuestas», explica Álvaro Sánchez Ferro, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN.

Los factores puramente hereditarios explicarían aproximadamente un 10% de los casos, sobre todo los más precoces, pues la patología tiene un 15% de diagnósticos en menores de 50 años, incluso algunos en niños o adolescentes. Pero lo que sí parece que hay son factores de riesgo genéticos que actúan en conjunción con otros ambientales o derivados de malos hábitos de vida. Entre los ambientales estarían la exposición a pesticidas, disolventes industriales o la contaminación atmosférica y entre los hábitos insanos se citan el sedentarismo, el aislamiento social o no controlar adecuadamente el nivel de azúcar en sangre, la presión arterial o el colesterol.

La detección precoz, clave

Los especialistas destacan la alta importancia de la detección precoz de una enfermedad que por ahora no tiene cura (las terapias son paliativas, tratan de frenar el ritmo de avance y minimizar sus síntomas y efectos) y para la que tampoco existe una prueba diagnóstica específica. De hecho, la SEN estima que en España hoy puede haber un tercio de pacientes, unos 50.000, en los que el párkinson ha empezado a actuar, pero aún no lo saben.

El doctor Sánchez Ferro subraya que la detección precoz es muy relevante porque, «con un tratamiento y manejo adecuado, muchas personas con párkinson pueden tener una buena calidad de vida muchos años después del diagnóstico. Tratando antes la enfermedad su curso evolutivo es más largo, los síntomas mejoran o al menos se mantienen más estables y es más corto el tiempo que los pacientes pasan con alguna discapacidad funcional».

Para esta detección precoz conviene que médico y paciente estén atentos a los avisos de la enfermedad. Los primeros síntomas que pueden alertar en el ámbito motor del organismo son la aparición de un temblor de reposo, sobre todo en las manos y los dedos, problemas progresivos en la marcha, con la sensación de que los movimientos son cada vez más lentos y torpes, y la falta de equilibrio.

Primeros avisos

Sin embargo, Álvaro Ferro aclara que los síntomas motores no siempre son los primeros en aparecer. «Hasta en un 30% de los casos la primera manifestación del párkinson es la depresión. Debemos estar alerta cuando personas a partir de los 60 años debutan con este síntoma sin haber tenido episodios previos. Otros síntomas no motores precoces habituales son la pérdida progresiva del olfato y los movimientos involuntarios durante el sueño», relata.

La SEN, en cualquier caso, pide a las autoridades sanitarias que actúen cuanto antes para prevenir esta enorme avalancha de casos que se aproxima trabajando sobre dos grandes pilares. Apoyando los esfuerzos científicos por dar con una cura y diseñando una estructura que garantice una adecuada atención médica, mental, personal y de cuidados para estos enfermos.

Alfonso Torices

FOTO: Mural en Nueva York en homenaje a Muhammad Ali, que murió por el mal de Parkinson. AFP

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