7 noviembre 2024

«El enigma histórico de Atarfe: la Ermita de los Tres Juanes” por José Enrique Granados

El pasado 29 de enero el diario ABC, dedicaba un artículo a la Ermita de los Tres Juanes. Titulado “El enigma histórico de Atarfe: la Ermita de los Tres Juanes” su autor, Guillermo Ortega, pone en valor este entorno tan atarfeño.

Lo transcribimos a continuación:
 
“Se erigió en los años cuarenta del siglo XX por iniciativa de un particular pero nunca se sacralizó porque las obras no llegaron a terminarse”.
“Ahora alberga actividades sociales y culturales y es además un mirador impresionante desde el que se ven Granada y más de cuarenta pueblos de los alrededores.”
 
<<En lo alto del Cerro del Castillejo, en Atarfe (Granada) hay una ermita que llaman de Los Tres Juanes pero donde nunca se ha oficiado una misa, ni se ha celebrado un bautizo o una primera comunión. Se levantó en la década de los cuarenta del siglo XX pero nunca ha sido sacralizada.
¿Por qué?
Sería fácil responder diciendo que nunca se terminó, pero eso es incompleto y además elude una historia que merece ser contada, algo que se encarga de hacer un José Enrique Granados, biólogo pero también experto en la historia de este pueblo granadino, de más de 18.000 habitantes y que dista sólo diez kilómetros de la capital.
La idea de levantar allí una ermita se le ocurrió a Juan de Dios Sánchez Pino, un hombre muy religioso que en 1932 había encontrado -no en Atarfe, lejos de allí- una imagen de San Juan Bautista datada en el siglo XVI. Seis años más tarde, sus cuatro hijos jugaban en su casa con algo que no sabían que era una granada y que de pronto estalló… sin causarles apenas daño.
El padre entendió que había sido una intervención divina, se puso en contacto con Enrique Sánchez Molinero, que era el propietario de una porción del cerro, y le convenció para que allí se edificara un templo en honor de San Juan Bautista y también de San Juan Evangelista y de San Juan de Dios.
 
Juan de Dios Sánchez no era un hombre acaudalado, así que para que la obra avanzara empezó a pedir dinero a los atarfeños y a cualquiera que estuviera interesado. Hubo bastantes donaciones, pero la ermita no terminó de hacerse por falta de fondos. Quedó abandonada.
Entre los años cincuenta y finales de los ochenta, su único uso fue servir de almacén para que unos canteros que trabajaban en la zona almacenaran allí dentro algunos materiales. Languideció la ermita hasta que, en 1990, el Ayuntamiento de Atarfe se hizo cargo del terreno y consiguió del Ministerio de Trabajo una subvención de 300 millones de pesetas para que los alumnos de una escuela taller local rehabilitaran el edificio.
 
Pocos años después, la ermita quedó renovada y con el aspecto que ahora presenta, rodeada de un bonito jardín, pero nunca se ha usado con fines religiosos. Cuentan algunas lenguas en Atarfe que quisieron que se encargara de ella un cura que murió antes de poder emprender la tarea y que luego pasó lo mismo con un segundo sacerdote al que encomendaron la misma labor, con lo que ya no quedaron más ganas de buscar a un tercero. Pero ni José Enrique Granados ni Francisco Rodríguez Quesada, exalcalde de Atarfe y persona vinculada con el ámbito religioso, dan crédito a lo que seguramente no son más que bulos.
 
«Sí me parece recordar que hubo un decreto para sacralizar el recinto pero al final aquello no se hizo», afirma Rodríguez Quesada, mientras que Granados cree que, si no ha tenido ya un uso como templo, es «difícil» que lo tenga en el futuro. Sin embargo, no por eso se le va a dejar de llamar ermita. «Creo que ya es algo que está en nuestro acervo cultural», opina.
Dentro hay, eso sí, un museo de usos y costumbres de Atarfe, que incluye elementos geológicos encontrados en la zona, fotos antiguas y también de aves que han pasado por el lugar… También se hacen allí actividades culturales y bodas civiles y en las proximidades hubo una granja de avestruces.
 
Persiste, y es uno de los imanes del cerro, un restaurante de esos donde se puede quedar bastante bien. Se llama, para no despistar a nadie, Ermita de los Tres Juanes. Y un poco más abajo, en el lago, se organiza todos los veranos uno de los festivales de jazz más afamados de la provincia.
Al margen de enigmas y presuntos milagros, es un hecho incontestable que el cerro donde está la ermita es un lugar digno de ver. Desde allí se divisa no sólo Granada sino también otros cuarenta pueblos, aproximadamente. Es un mirador fantástico donde pasar las horas muertas distinguiendo cuál es cuál.>>
 
Hay que reseñar varios errores en el texto:
1. La población atarfeña a 1 de enero de 2024 es de 20.600 habitantes.
2. El segundo apellido de Juan de Dios Sánchez es Pozo, no Pino.
3. Quien donó la finca “La Joya de San Felipe” donde se edificó la ermita era Enrique Jiménez Molinero, no Sánchez Molinero.
4. En las proximidades, nunca hubo una granja de avestruces.
 
Gacetilla y curiosidades elvirenses