Así es la enfermedad de la bofetada que ha amargado el fin de curso a miles de niños
«Tenía los papos rojos como tomates, pero de llamar la atención. Parecía que acababa de correr una maratón», relata una madre
La madre de Laura (8 años) se llevó un buen susto la semana pasada. Como todas las mañanas, entró en la habitación de su hija pequeña para despertarla y cuando la vio «no daba crédito». «Tenía los papos rojos como tomates, pero de llamar la atención. Parecía que acababa de correr una maratón o que se había quemado con el sol. Pero como el día anterior había tenido natación, pensé que podía ser una reacción al cloro de la psicina porque tiene la piel muy delicada, así que le puse una crema hidratante y la mandé al colegio», recuerda. La niña llevaba unos días un poco alicaída y con algo de mocos, pero nada fuera de lo normal. Los padres lo atribuyeron al cansancio de fin de curso y no le dieron más importancia… hasta que aparecieron las manchas.
Ese mismo día a la tarde, la niña tenía ronchones de color rojo por todo el cuerpo: brazos, antebrazos, piernas… Los padres se asustaron y pidieron cita con su pediatra, que la diagnosticó nada más cruzar la puerta. «No os preocupéis, esta niña lo que tiene es la enfermedad de la bofetada», les dijo sin tan siquiera explorarla. «Me quedé pegada. No sabía ni que existía», reconoce su madre.
Esta patología, también llamada megaloeritema, eritema infeccioso o quinta enfermedad, no es de las más conocidas, pero justo este fin de curso se ha hecho muy famosa entre los padres porque se han registrado numerosos brotes en colegios de todo el país, hasta el punto de que las autoridades sanitarias europeas han tenido que alertar sobre el aumento del número de casos en todo el continente.
Pero ¿qué es? «Se trata de una infección vírica causada por el parvovirus B19, que afecta fundamentalmente a niños en edad escolar. Se trata de una enfermedad muy contagiosa, pero con muy buen pronóstico, por lo que no tenemos que alarmarnos», tranquilizan en la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Síntomas
Los primeros síntomas son similares a los de un catarro y a menudo suelen confundirse: malestar, dolor de cabeza, mocos, en algunos casos fiebre no muy alta… Con el paso de los días es cuando brotan las lesiones cutáneas características de esta enfermedad, que se contagia como casi todos los virus infantiles, a través de las gotitas de saliva al hablar o por contacto al compartir objetos o tocarse con las manos. «La erupción comienza en las mejillas y es de color rojo brillante. Con el paso de las horas, las manchas se extienden por el resto del cuerpo. Es muy frecuente que afecten a las nalgas y las extremidades, con lesiones rojizas que se asemejan a un encaje de bolillos. No suele aparecer en las palmas de las manos ni en las plantas de los pies y en ocasiones puede picar», resumen en la AEP.
«Además, al presionar sobre ellas, las manchas se blanquean y desaparecen. Eso sí, el crío no debe tomar el sol ni hacer ejercicio físico hasta que la erupción remita del todo porque puede agravarse», advierte la doctora Lucía Galán, conocida en redes sociales como ‘Lucía, mi pediatra’.
Cuando sale, ya no contagia
El megaloeritema solo se contagia durante el periodo de incubación y con los síntomas iniciales, que suelen prolongarse entre una y tres semanas. De hecho, cuando aparecen las lesiones en la piel ya deja de ser contagioso. Por eso es tan frecuente que cuando un niño se pone malo se lo contagie al resto del aula, puesto que sus padres ni lo sospechan. En la clase Laura, por ejemplo, enfermaron otros cuatro compañeros.
Una única vez
La enfermedad de la bofetada afecta generalmente a niños, sobre todo a los más pequeños pese a que este año se están dando muchos casos entre preadolescentes. «Aunque no lo recordemos, la mitad de los adultos ya la hemos pasado y eso nos hace inmunes», recuerda la doctora Galán en ‘El gran Libro de Lucía, mi pediatra’ (Ed. Planeta).
Tratamiento
Al ser una enfermedad de origen vírico, solo se pueden tratar los síntomas. «Si el niño tiene fiebre y está muy molesto se le puede dar paracetamol. También es importante que beba líquidos de forma regular y el niño podrá hacer vida normal en unos días», coinciden los pediatras.
Complicaciones
En principio, el megaloeritema es una enfermedad leve que apenas se complica. «En raras ocasiones puede cursar con dolor o inflamación de alguna articulación o bien con anemia en niños que previamente tenían alguna enfermedad sanguínea», explica la pediatra. Las embarazadas no deben tener contacto con personas infectadas con este virus, porque en este caso sí pueden surgir complicaciones.
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