22 noviembre 2024

La importancia del cariño: recibir mimos maternos hace que los hijos vivan más

Investigadores de la Universidad de Cornell, en Nueva York (EEUU), han certificado que los mimos maternos prolongan la salud y, con ella, la esperanza de vida de sus hijos. Los animales que más cariño reciben de sus madres viven más y mejor. Las personas, también.

A los científicos se les agradece y mucho que, de cuando en cuando, nos demuestren lo que todos damos por hecho aunque nunca se haya demostrado. El cumplido hoy es para un grupo investigador de la Universidad de Cornell, en Nueva York (EEUU), que ha certificado que los mimos maternos prolongan la salud y, con ella, la esperanza de vida de sus hijos. Los animales que más cariño reciben de sus madres viven más y mejor. Y, por supuesto, las personas, también.

«Una de las cosas realmente misteriosas de los humanos es el hecho de que vivamos vidas superlargas en comparación con otros mamíferos», explica el neurobiólogo Matthew Zipple, experto en comportamiento y autor principal del trabajo. «Parte de la explicación de nuestra larga vida es un aspecto que nuestro grupo considera fundamental, que es la relación entre la madre y su hijo», afirma el investigador, que ha publicado su trabajo en ‘Actas de la Academia Nacional de Ciencias’ de Estados Unidos.

El informe de Zipple y los suyos comenzó por encontrar de manera reiterativa que las especies animales con mejor salud y existencias más largas eran aquellas en que madres y cachorros pasaban más tiempo juntos. Ese vínculo impacta, según dicen, no sólo en la longevidad, sino también en la frecuencia con que las especies mantienen relaciones sexuales.

El sentido de la menopausia

«A medida que estos vínculos entre la supervivencia materna y la relación con la descendencia se fortalecen, vemos que la descendencia disfruta de vidas más largas. Cuando así ocurre, curiosamente, los animales funcionan también más como los humanos desde el punto de vista sexual. Es decir, que tienen menos sexo y se reproducen menos». Pasa, según se ha visto, con los humanos, los primates y también con las hienas, los elefantes y las ballenas.

El trabajo de los investigadores neoyorquinos se basa en lo que los investigadores llaman la hipótesis de las madres y las abuelas, que no es algo precisamente nuevo. Es una idea que la comunidad científica maneja desde los siglos XVIII y XIX y que habla de que los descendientes tienen más probabilidades de sobrevivir cuanto más presentes estén en sus vidas las mujeres de la familia de generaciones anteriores. Este planteamiento explicaría según algunos autores –entre ellos los que firman el trabajo– el sentido natural de la menopausia. La detención del ciclo reproductivo disminuye el riesgo de muerte y permite a las hembras mayores concentrarse en el cuidado de los nietos.

Los psicólogos establecen una diferencia clara entre lo que son los mimos y lo que implica mimar a un bebé o a un hijo. «Los primeros, sí; los segundos, no», detalla una especialista de la plataforma Hacer Familia, dedicada a la educación de los hijos. Cariño, besos y achuchones, explica, son necesarios desde el primer día en que nace un crío, «pero sin convertirnos en padres débiles que hagan de los más pequeños unos niños malcriados. Mimar y consentir no es querer bien, sino impedir que el niño aprenda a aceptar las contrariedades de la vida».

La felicidad

Los abrazos estimulan la producción de dopamina, la llamada hormona del placer, que genera la sensación de satisfacción y alivia el estrés y la tensión. Los verdaderamente saludables tienen que durar, como mínimo, ocho segundos, según dice la popular psiquiatra Marian Rojas Estapé.

Todo ventajas

  • El tacto, fundamental El primer sentido que se desarrolla es el más importante desde el punto de vista emocional. Las encuestas revelan que es el primero al que las personas renunciarían.

  • En pequeños y mayores Los bebés más abrazados gozan de una mejor salud y desarrollan más el intelecto. En los adultos, mejoran el estrés, las relaciones de pareja y ayudan a soportar mejor el dolor, tanto físico como emocional.

  • Besos, que no falten Liberan endorfinas (analgesia natural) y también oxitocina (cariño y ternura), dopamina (memoria) y testosterona (actividad sexual). Además, refuerzan el sistema inmunitario.

Un beso de amor refuerza el sistema inmunitario y activa la parte central del cerebro, en una suerte de efecto dominó que mitiga el dolor y favorece el buen funcionamiento del corazón, el estado de ánimo, el tórax, el abdomen, incluso los genitales. «Buena parte de nuestra felicidad depende de los besos que demos y recibamos. Lo sano es besarse varias veces al día», apostilla el psiquiatra Jesús de la Gándara, autor entre otras publicaciones de ‘El planeta de los besos’.

Ahora se sabe, además, que todas esas carantoñas garantizan y prolongan una existencia plena. Si alguna vez pensó que a partir de cierta edad los mimos deben desaparecer, piense que igual se equivocó. El amor, venga de donde venga, es muy saludable.

Fermín Apezteguia

https://www.ideal.es/vivir/salud/importancia-carino-recibir-mimos-maternos-hijos-vivan-20240626185012-ntrc.html