21 septiembre 2024

La claridad del albor comenzaba a vestir de color un nuevo día. En el horizonte se atisbaban los primeros rayos de luz, rodeados por un enorme halo refulgente que auguraba una pronta irrupción del sol en escena.

En este punto, me hubiera gustado decir que una suave brisa marina acariciaba mi rostro, pero, en honor a la verdad, la realidad era mucho menos romántica. Si alguna ráfaga esporádica alcanzaba mi balcón, era la provocada por la velocidad ilícita de los vehículos que circulaban por la vía que, perpendicular, discurre frente a nuestra vivienda, en una extraña competición por ver
quién afronta con mayor agresividad el badén que la preside.

Pero, sin más divagación, diré que, aprovechando el frescor de la mañana, me encontraba inmerso en la azarosa tarea del desempolvado de las rejas, y fue así como mi mente comenzó a redactar este artículo, justo al acordarme de que aquella jornada estrenábamos mes, y no un mes ordinario: un mes que marca un punto de inflexión en el calendario, SEPTIEMBRE.

Septiembre se vive entre la melancolía de lo que se va y la vibrante expectativa de lo que está por venir. Es símbolo de cierre de la etapa estival que meses atrás inaugurábamos con ilusión, pero que, a estas alturas, se vive con cierto hartazgo de días largos y temperaturas desorbitadas. Comienza, pues, la añoranza por un inminente otoño que traiga nuevas estampas bucólicas, junto con temperaturas frescas que inviten a enfrascarse en los farragosos cambios de armario. En definitiva, septiembre, por lo general, es precursor de nuevos comienzos, nuevos retos, nuevas metas, nuevos propósitos e ilusiones renovadas para enfrentar nuevas dichas.

Este sentir se acentúa en las familias que tenemos hijas e hijos en edad de escolarización, así como, quienes tienen por dedicación profesional, el noble arte de la enseñanza, pues marca el inicio de un nuevo curso escolar. A nivel comunicativo, septiembre también trae el inicio de las nuevas temporadas televisivas, radiofónicas, periodísticas y, cómo no, una nueva temporada del Mirador de Atarfe, siempre y cuando, claro está, nuestro coordinador, Manolo Codina, tenga a bien brindárnosla.

Sería esta una nueva oportunidad para que servidor vuelva a sentir el síndrome del impostor que a menudo me fustiga al verme publicado junto a articulistas de la talla de Remedios Sánchez, quien deleita con la agudeza de su mirada convertida en fina prosa; del prolífico y sagaz Enrique Granados, que nos ayuda con sus escritos a admirar la cultura e historia de nuestro municipio; del sarcástico, a la par de elocuente, analítico y provocador Juan de Dios Villanueva Roa, quien ofrece artículos cargados de actualidad, llenos de respetuosas bravatas y denotando inteligencia; reflexivo y clarividente leemos de cuando en cuando a Alberto Granados, destacando sus preocupaciones ante la cultura, la actualidad y los problemas de la ciudadanía, en unas redacciones de lectura sencilla y directa.

“Si quieres ser leído, sé breve”. Rememorando esta recomendación que nuestro coordinador me hizo el día que me invitó a publicar, y no estando seguro de haberlo conseguido, pero sí de tener carrete como para llevaros al punto del hastío, voy finalizando este escrito. Lo hago con el anhelo de que, esta nueva temporada del Mirador de Atarfe, podamos volver a recuperar a articulistas locales de la ralea de Fuencisla Moreno, narradora apasionada, conocedora como pocas de nuestra historia y cultura más cercanas. Con deleitosa pluma traslada al papel sus rigurosos
conocimientos para gozo de quien tiene a bien leerla; Manuel Sierra, especialista en emocionar con sus recuerdos y anécdotas autobiográficas de un tiempo hoy ya lejano, a través de su talentoso estilo; con fuerte compromiso por sus raíces, también echo en falta las rememoraciones de Fabiola G. Montijano, en las que los lectores forasteros encontramos una forma de conocer la historia del pueblo que nos acoge, y los lectores locales evocan tiempos pasados.

A TODOS, GRACIAS. A los que permanecéis, a los que vais a volver, a los que estáis por llegar y con más ahínco si cabe, a todas y todos los que he olvidado mencionar.
Feliz temporada 2024/2025.

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