23 noviembre 2024

Hipertensión arterial resistente: consejos de un experto para favorecer su control

Para mantener a raya esta enfermedad es importante no solo una práctica adecuada de la politerapia, sino también seguir un estilo de vida saludable con una alimentación apoyada en la dieta mediterránea y la práctica de ejercicio

A sus 86 años, Pepi lleva cerca de cincuenta medicada para controlar la hipertensión que sufre. Su historia con esta enfermedad se inició con tan solo 36 años, cuando fue diagnosticada, por primera vez como paciente hipertensa, tras sufrir episodios continuos de dolores de cabeza. El tratamiento y manejo de su enfermedad ha transcurrido a lo largo de estos años con un seguimiento continuo en la consulta médica que han provocado modificaciones constantes de su medicación para intentar controlar una tensión arterial que, en ocasiones, se desboca. Un trabajo, el que realizan los especialistas en esta materia, próximo a la alquimia, con el que diseñar de manera meticulosa una politerapia diaria para mantener a raya la hipertensión resistente que padece.

El 33% de los adultos de 30-79 años, unos diez millones, eran hipertensos en 2019 en España. De ellos, el 68% estaba diagnosticado y el 57% recibía tratamiento farmacológico. La cobertura terapéutica efectiva (control) alcanzaba al 33%, con disparidades geográficas y sociales en ambos parámetros. Aproximadamente, 46.000 muertes cardiovasculares al año son atribuibles a la hipertensión.

El control de la hipertensión ha aumentado en las últimas décadas gracias a las mejoras higienicodietéticas y a un mayor uso de politerapia (empleo de dos o más fármacos para el tratamiento de una misma patología), según recoge el artículo “Cifras e impacto de la hipertensión arterial en España”, publicado en la Revista Española de Cardiología.

Entre las personas que padecen hipertensión arterial existe un porcentaje que combate el fenómeno de la hipertensión resistente (HTA). “Es decir, en la que NO se alcanza el objetivo de control (Presión Arterial <140/90 mmHg), a pesar de realizar tratamiento no farmacológico (modificaciones del estilo de vida) y farmacológico con tres agentes antihipertensivos, incluido un diurético”, explica el doctor Juan Carlos Herrero, jefe sección Nefrología del Hospital Universitario Severo Ochoa.

 
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Los factores que influyen en la HTA son múltiples e incluyen circunstancias habituales como la edad avanzada, la obesidad, el síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS) o la presencia de diabetes o enfermedad renal crónica (ERC). “La HTA resistente, además, se ve favorecida por la falta de cumplimiento por parte del paciente”, asegura este especialista.

Los síntomas que produce la HTA son los mismos que una hipertensión mal controlada, como dolor de cabeza, dolor en el pecho, ahogo o falta de aire o palpitaciones. Y las consecuencias más graves que se pueden producir a medio o largo plazo son enfermedades cardíacas (se incrementa el riesgo de sufrir infarto de miocardio) y, sobre todo, insuficiencia cardíaca. “Cuando la tensión arterial está alta, hace que la presión de la sangre en las arterias desarrolle una resistencia contra la que tiene que trabajar el músculo del corazón, que se traduce en la aparición de un fallo del corazón para intentar trabajar normalmente”, señala el doctor Manuel Anguita, portavoz de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). A nivel cerebral, la HTA puede ocasionar ictus, “que es una consecuencia muy grave de la hipertensión por el infarto cerebral”, señala. Y en relación con el riñón, “si la hipertensión arterial está mal controlada o es persistente en el tiempo, produce una insuficiencia renal crónica”, apunta Anguita.

Entre los factores que se asocian a un mal control de la hipertensión se encuentran: la obesidad y la apnea del sueño, porque las personas que hacen pausas en la respiración producen una oxigenación más baja en sangre. Además, a los dos factores anteriores se une la dieta, “ya que consumir más sal de la que es aconsejable dificulta el control de la presión arterial. Y, por supuesto, la falta de ejercicio”, sostiene el portavoz de la SEC.

La recomendación que hace la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto a la cantidad de sal diaria que la población adulta debe consumir es menos de 2000 mg/día de sodio (el equivalente a menos de 5 g/día de sal), siendo la ingesta media mundial en la actualidad de 4310 mg/día (lo que equivale a 10,78 g/día de sal). “Esto significa no añadir sal sódica a las comidas e intentar evitar los alimentos que son más ricos en sales como salazones, conservas, embutidos o alimentos precocinados”, añade Anguita. Por el contrario, “es conveniente consumir frutas, verduras, legumbres, pescado y entre las carnes, sobre todo, carne de ave, algo de carne blanca, y evitar la ingesta de alcohol. Es decir, la Dieta Mediterránea”, destaca.

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Otro de los factores que favorecen el descontrol de la tensión arterial es la toma de medicamentos. “Los que más influyen en un mal control de la hipertensión son los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno, ketoprofeno o dexketoprofeno, porque lo hacen a través de unos mecanismos sobre el riñón que facilitan el descontrol de la presión arterial. También los corticoides, como la prednisona, que producen una retención de sal y agua”, indica el experto de la SEC. Hay otros medicamentos que no se usan de forma tan frecuente en la población en general, como puede ser el inmunosupresor ciclosporina, utilizado por pacientes que han recibido un trasplante de órganos o aquellos que lo consumen para el tratamiento de enfermedades antiinflamatorias, como la soriasis, etcétera, “que ocasionan de manera frecuente hipertensión arterial”, apunta. El regaliz también produce un mal control de la tensión arterial. “Este tiene una sustancia que se llama ácido glicirricínico. De modo que cuando se toman muchas pastillas de regaliz, puede incrementar la tensión”, comenta Anguita.

El manejo de la HTA resistente precisa un abordaje multifactorial. Es necesario establecer un diagnóstico de sospecha de HTA y confirmación de HTA resistente mediante MAPA (Monitorización Ambulatoria de Presión Arterial) o AMPA (Automedida domiciliaria de la Presión Arterial). “Es imprescindible evaluar el cumplimiento adecuado de las recomendaciones terapéuticas, revisando los fármacos u otras sustancias que puedan interferir en el control tensional. También, realizar recomendaciones sobre cambios de estilo de vida que incluyan pérdida del peso corporal, dieta pobre en sodio, restricción del consumo de alcohol y realización de ejercicio físico regular. Asimismo, estudiar la presencia de causa de HTA secundaria e intensificar y optimizar el tratamiento farmacológico”, destaca el jefe sección Nefrología del Hospital Universitario Severo Ochoa. Una labor a la que se une la importancia de realizar una valoración individualizada de cada paciente para tener en cuenta sus características específicas.