Carlos I y la cerveza
Carlos I tuvo una especial relación con Granada, permaneciendo bastante tiempo en nuestra ciudad. De hecho quiso convertirla en capital de su Imperio.
Unos desafortunados enjambres sísmicos dieron al traste con su pretensión con ocasión de su viaje de novios, que disfrutaba en La Alhambra, aunque nos dejó multitud de imponentes edificios públicos, como hospitales, conventos, universidad…
Conocido por Carlos V, por la Divina clemencia, electo Emperador de Romanos, siempre Augusto y Rey de Alemania, de Castilla, de Aragón, de León, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Hungría, de Dalmacia, de Croacia, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, del Algarve, de Algeciras, de Gibraltar y de Islas Baleares, Islas Canarias, Indias y Tierra Firme del Mar Océano; Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Lorena, de Brabante, de Estiria, de Carinthia, de Carniola, de Limburgo, de Luxemburgo, de Güeldres, de Würtemberg, de Calabria, de Atenas, de Neopatria; Conde de Flandes, de Habsburgo, de Tirol, de Barcelona, de Artois y Borgoña; Conde Palatino de Henao, de Holanda, de Zelanda, de Ferrete, de Riburgo, de Namur, de Rosellón, de Cerdeña y Zutphen; Landgrave de Alsacia; Marqués de Burgovia, de Oristán y Gociano y del Sacro Romano Imperio; Príncipe de Suevia y Cataluña; Señor de Frisia, de la Marca Eslavona, de Puerto Naón, de Vizcaya, de Molina, de Salinas, de Trípoli y Malinas… e interminables títulos.
Pero, es poco conocido que gracias a él la cerveza empezó a ser conocida en España , y Granada fue su germen.
Carlos, nacido y criado en el Flandes de Castilla, tenía un problema fisico: su pronunciada mandíbula; y simulaba ese defecto bebiendo en vez de comer (se llegaba a beber un litro de cerveza de una vez). A tal fin, se aficionó a ella, que era la bebida más consumida los Países Bajos, pero que prácticamente era desconocida en los reinos peninsulares. Por ello, en su séquito a Granada se hizo acompañar de caballeros y dignatarios de Flandes aficionados, como él mismo, a la cerveza negra que hacía traer desde Malinas (Mechelen) los barriles de cerveza para su consumo, y posteriormente fabricar aquí mismo por la calidad de sus aguas de Sierra Nevada, lo que el aumento de su consumo por la nobleza castellana hizo que tuvieran que venir desde Flandes dos maestros cerveceros para elaborarla.
Era tal la afición imperial a la cerveza que la acompañó por todas sus numerosas campañas bélicas, e incluso cuando se retiró al monasterio de Yuste construyó una cervecería con frío, dirigida por un flamenco; en agradecimiento le otorgó en su testamento una pensión con ciento cuarenta florines de por vida y cincuenta mil maravedís por gastos.
Por ello, no es de extrañar que Granada cuente con una excelente Cervezas Alhambra de la que poder disfrutar por historia, procesos e ingredientes.
Bien se merecería su nombre a un producto de la fábrica granadina el próximo año para celebrar el centenario de su fundación. ¡A disfrutarla!.
Ignacio Pozo
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