¿Nos hacemos de derechas con la edad?
Algunas figuras políticas han modificado su ideología, a menudo de izquierda a derecha, pero no hay evidencias que apoyen este patrón y sí de que no cambiamos tanto como parece
No son pocas las caras conocidas de la política que han cambiado su ideología con el tiempo. En el caso de algunos, como el expresidente del Gobierno Felipe González o el exvicepresidente Alfonso Guerra, su giro no les ha llevado a salir de su partido, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), pero les ha situado en el ala más crítica y conservadora. Otros, como el exdiputado de Ciudadanos (CS) Juan Carlos Girauta, han recorrido un camino de siglas hacia la derecha: comenzó en el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), siguió por el Partido Popular (PP) y Ciudadanos, y ahora es eurodiputado por Vox. Han seguido caminos similares hacia la derecha Rosa Díez (de PSOE a UPyD) y Ramón Tamames, que del Partido Comunista de España en la clandestinidad pasó a ser candidato a la presidencia del Gobierno en la moción de censura de Vox.
Hay ejemplos en el sentido contrario, como el exdiputado de Podemos Pablo Echenique, que militó brevemente en Ciudadanos antes de unirse al partido morado, o el ex secretario general de Alianza Popular (AP) Jorge Verstrynge, después miembro de PSOE y Podemos. Pero parece que son menos, y que la mayoría viran hacia la derecha. ¿Nos hacemos más conservadores con la edad?
Pablo Simón, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid y autor de libros como Entender la política (Alfaguara, 2023), explica en entrevista telefónica que las variaciones ideológicas dependen del contexto: “Según la etapa histórica, hay una ideología hegemónica bajo la que las personas socializan y contra la cual las siguientes generaciones canalizan el ‘voto protesta”. Javier Lorente Fontaneda, doctor en Políticas por la Universidad Autónoma de Madrid, coincide al teléfono en la existencia de estos periodos con ideologías predominantes, y añade que las tendencias deben analizarse “a largo plazo”, ya que “los cambios coyunturales son poco relevantes”.
Simón considera que las personas cambian poco a lo largo de su vida: “A más edad, menos cambio”, pero que las generaciones sí se rebelan a través del voto protesta, “visible con el auge de Podemos y Ciudadanos contra los partidos tradicionales”. Ahora los más jóvenes canalizan su voto hacia partidos como Vox o Se Acabó La Fiesta porque “la izquierda gobierna y el nuevo votante surge a la derecha del PP”. Esto concuerda con la tendencia señalada por el barómetro de 40dB. publicado en EL PAÍS el 2 de septiembre, que recogió que el 37% de los jóvenes de 18 a 24 años votaría a partidos de derecha y un 31% a formaciones de izquierdas. Lorente está de acuerdo: “Ahora lo subversivo es irse a Andorra y no pagar impuestos, cuando antes lo era garantizar el bienestar social y contribuir”. Ambos niegan una causalidad edad-derecha y Lorente considera que de aquí a 15 años habrá más gente mayor de izquierdas: “La generación protesta que se socializó en los años sesenta y setenta integrará los grupos de mayor edad, que solían ser más de derechas, y desplazarán a la izquierda su media ideológica”.
Nacemos predispuestos a una ideología y después elegimos contextos acordes a nuestro pensamiento. Es la teoría del profesor y politólogo estadounidense John Richard Hibbing, plasmada en el libro Predisposed: Liberals, Conservatives, and the Biology of Political Differences, Routledge, 2013 (predispuestos: liberales, conservadores, y la biología de las diferencias políticas). “Los más mayores tienden a ser más conservadores, pero no por un cambio real a lo largo de los años, sino porque maduraron políticamente en una época más conservadora y han mantenido esa ideología”, afirma por correo electrónico Hibbing. El experto argumenta que a partir de los 20 años “la gente cambia poco sus ideas, y los que cambian tienden a volver tarde o temprano a su ideología original”. No obstante, observa una ligera tendencia entre los pocos que giran de hacerlo hacia la derecha.
Ejemplifica este movimiento Juan Carlos Girauta (Barcelona, 1961): tras un anecdótico y fugaz periodo adolescente en la marxista y extinta Joven Guardia Roja de España, militó en el PSC hasta 1986 y se unió al PP en 2003. Once años después obtuvo escaño como eurodiputado por Ciudadanos y, desde el pasado junio, lo es por Vox. Girauta explica en entrevista telefónica que su zigzagueante trayectoria se debe al “fraude continuado” que asegura haber sufrido en cada partido del que formó parte, lo que recuerda a la famosa frase del expresidente de EE UU Ronald Reagan cuando entró en el Partido Republicano: “Yo no abandoné el Partido Demócrata; el partido me abandonó a mí”.
Girauta se considera “profundamente antinacionalista y favorable a la democracia liberal”, y enfatiza lo primero. “¿Quién se enfrentaba en los ochenta al nacionalismo catalán? El PSOE. ¿Y en los noventa? El PP. Desde 2012, Ciudadanos fue un partido con gente de diversas ideologías con algo en común: nuestro antinacionalismo. ¿Quién lo hace ahora? Vox”, afirma el eurodiputado por el partido de extrema derecha, del que no es afiliado. Sobre su paso por el PSC cuenta que él quería entrar en el PSOE de Felipe González, que en aquel momento “representaba renovación, juventud y limpieza”, además de que existía, según él, una “cosmovisión de izquierdas en la que muchos pensaban que la izquierda era moralmente superior”. Girauta defiende no haber cambiado, sino haber acabado en aquel partido que “más afinidad tuviese, en cada momento”, con lo que, dice, siempre pensó.
Hubo quien recorrió el camino opuesto. Es el caso de Jorge Verstrynge (Tánger, 1948): un “facha que se volvió de izquierdas sin ser nunca conservador”, como le describe el exlíder de Podemos Pablo Iglesias en el prólogo de Populismo. El veto de los pueblos (El Viejo Topo, 2017), de Verstrynge. “Teniendo un padre de derechas y un padrastro comunista, siempre tuve esa dualidad… O esquizofrenia”, afirma en una entrevista en el salón de su casa el que fue secretario general de AP (1979-1986), miembro del PSOE (1993-2003) y asesor de Podemos, partido con el que colabora desde 2014.
Se considera una rara avis por su cambio ideológico: “Cuando yo iba por la autopista camino de la izquierda, no venía ni Dios. En la otra dirección había mucho tráfico”. De sus tres etapas políticas (AP, PSOE y Podemos), habla de las dos primeras como proyectos a los que llegó “por convicción” y se fue “por decepción”, y achaca sus cambios cromáticos a un “desconocimiento previo” del panorama interno de estos partidos. Así explica las variaciones en personas como Felipe González o Alfonso Guerra, que “ven la derecha desde fuera, desde una posición de ignorancia de sus miserias, y en cambio sí conocen las suyas y les generan rechazo”.
Tanto Verstrynge como Girauta, con puntos de partida tan opuestos como las líneas de meta de sus carreras políticas (si es que pueden darse por inmutables a futuro), hablan de supuestos parecidos: ellos han cambiado poco, lo que ha cambiado ha sido o su entorno o el marco partidista en el que posar sus ideas. Ambos casos parecen concordar con lo que los tres expertos entrevistados afirman: no hay un patrón sólido que muestre una relación entre la edad y la derecha. Sí lo hay para afirmar que la gente cambia poco.
Pablo Lafuente Cordero
FOTO: El expresidente estadounidense Ronald Reagan, seguido de los españoles Juan Carlos Girauta, Rosa Díez y Ramón Tamames.
https://elpais.com/ideas/2024-09-27/nos-hacemos-de-derechas-con-la-edad.html