3 diciembre 2024

El dilema de la vitamina D: ¿hace falta tomar suplementos o llevamos décadas equivocados?

La Sociedad de Endocrinología recomienda no medir el nivel de este nutriente en la población en general y pone en duda el baremo para medir si la tenemos baja. Los endocrinos españoles miran con escepticismo este argumento: su efecto en la salud ósea es medible y su uso «no es contraproducente»

La vitamina D es uno de esos nutrientes que en los últimos años ha vivido un cierto boom. Sobre todo cuando vamos cumpliendo una edad nos preocupa saber si está en los niveles correctos porque de ella dependen algunas funciones tan esenciales como la de absorber el calcio para tener unos huesos fuertes, algo muy importante para combatir la osteoporosis, que, según la Organización Mundial de la Salud, es el segundo problema de salud más importante (por delante solo estarían los cardiovasculares). En España la sufren unos tres millones de personas.

Sin embargo, la Sociedad de Endocrinología americana ha lanzado en su último simposio una serie de dudas sobre ella y, sobre todo, sobre la necesidad de suplementarnos que ha provocado un pequeño terremoto. En su nueva guía clínica, esta asociación, cuyo trabajo es más teórico que práctico, cuestiona la necesidad de realizar pruebas a la población general para detectar si hay deficiencia. En España el 75% de la población sufre de esto, según un estudio dirigido por Diana Díaz Rizzolo, doctora en Biomedicina y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), publicado en la revista ‘Nature’.

Un dato curioso teniendo en cuenta que su principal fuente es la exposición al sol y en nuestro país tenemos de media unas 2.500 horas. Bastan entre 10 y 15 minutos para estimular su producción… sin protector solar, eso sí. «A partir de un factor 8 no se produce vitamina D», explica Esteban Jódar, endocrinólogo y miembro del área de metabolismo óseo de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Al hilo de esto, también ha crecido el mercado de suplementos de refuerzo desde el impacto del covid. Hay más productos y se venden cada vez más. Según un estudio de Mordor Intelligence, se calcula que hasta 2029, este sector crecerá de media cada año más de un 7%. Y los médicos reciben en sus consultas a pacientes que preguntan también si es posible contabilizar esta variable en sus análisis de sangre habituales.

Mercado:

 

La vitamina D es uno de esos nutrientes que en los últimos años ha vivido un cierto boom. Sobre todo cuando vamos cumpliendo una edad nos preocupa saber si está en los niveles correctos porque de ella dependen algunas funciones tan esenciales como la de absorber el calcio para tener unos huesos fuertes, algo muy importante para combatir la osteoporosis, que, según la Organización Mundial de la Salud, es el segundo problema de salud más importante (por delante solo estarían los cardiovasculares). En España la sufren unos tres millones de personas.

Sin embargo, la Sociedad de Endocrinología americana ha lanzado en su último simposio una serie de dudas sobre ella y, sobre todo, sobre la necesidad de suplementarnos que ha provocado un pequeño terremoto. En su nueva guía clínica, esta asociación, cuyo trabajo es más teórico que práctico, cuestiona la necesidad de realizar pruebas a la población general para detectar si hay deficiencia. En España el 75% de la población sufre de esto, según un estudio dirigido por Diana Díaz Rizzolo, doctora en Biomedicina y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), publicado en la revista ‘Nature’.

 
 

Un dato curioso teniendo en cuenta que su principal fuente es la exposición al sol y en nuestro país tenemos de media unas 2.500 horas. Bastan entre 10 y 15 minutos para estimular su producción… sin protector solar, eso sí. «A partir de un factor 8 no se produce vitamina D», explica Esteban Jódar, endocrinólogo y miembro del área de metabolismo óseo de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Al hilo de esto, también ha crecido el mercado de suplementos de refuerzo desde el impacto del covid. Hay más productos y se venden cada vez más. Según un estudio de Mordor Intelligence, se calcula que hasta 2029, este sector crecerá de media cada año más de un 7%. Y los médicos reciben en sus consultas a pacientes que preguntan también si es posible contabilizar esta variable en sus análisis de sangre habituales.

Mercado : El sector comercial de los suplementos de vitamina D crecerá de media un 7% cada año hasta 2029. ( Estudio de Mordor Intelligence)

Pues bien, los endocrinólogos estadounidenses han llegado a la conclusión que salvo que se esté entre un tipo de población específica, esto último tiene poco sentido. ¿La razón? «No hay datos que nos digan cuál es el nivel objetivo de vitamina D que se debe alcanzar para prevenir enfermedades», indica Marie B. Demay, médica en Massachussetts, profesora de Harvard y presidenta del comité que elaboró la guía.

«Si usted es un adulto sano menor de 75 años y toma la ingesta dietética de referencia recomendada por la Academia Nacional de Medicina no necesita vitamina D adicional si no tiene factores de riesgo de deficiencia o aumento del metabolismo de la misma», subraya la experta. No obstante, determinados grupos de población si necesitarían seguir midiendo sus niveles: niños y adolescentes de 1 a 18 años para prevenir el raquitismo y las infecciones respiratorias; personas de 75 años o más para reducir el riesgo de mortalidad; mujeres embarazadas para reducir el riesgo de preeclampsia; y personas con prediabetes de alto riesgo.

¿No sirve para nada?

La última recomendación de la Sociedad de Endocrinología de estas características tuvo lugar hace casi 15 años y entonces se establecieron los valores mínimos que debíamos tener de este nutriente. Un panel de expertos lo situó en 30 ng/mL (el Instituto de Medicina lo había situado un año antes en 20). Sin embargo, ahora tienen dudas de esta línea roja, admite Demay. «No tenemos un biomarcador para determinar si se alcanza el nivel adecuado y, además, el nivel objetivo no puede ser igual para todos», señala. Así pues, la agrupación considera que no hay que suplementarse «salvo que haya enfermedades subyacentes» porque no hay evidencia científica de que hacerlo sirva para prevenir enfermedades.

Complejidad

La vitamina D es un sistema hormonal y regula el funcionamiento de entre 200 a 500 genes. Esteban Jódar  Miembro del área de metabolismo óseo de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN)

¿Significa esto que la vitamina D no sirve para nada? Jódar lo tiene claro: no, y advierte de que las conclusiones de la Sociedad de Endocrinología son discutibles. «Se basan en ensayos clínicos que estaban técnicamente mal realizados, entre ellos, porque los sujetos participantes no tenían deficiencia de vitamina D». Y añade otra paradoja: «Quitan el umbral recomendado de donde medimos el reservorio de la vía, porque dicen que no tenemos pruebas de que alcanzarlo tenga beneficios, y en cambio recomiendan suplementar sin ningún tipo de control a niños, ancianos, personas institucionalizadas y otras poblaciones como pueden ser embarazadas».

Además, señala que sí hay evidencia probada sobre su impacto en la salud ósea, algo que también apunta Díaz Rizzolo: «Es esencial para que el hueso se mineralice adecuadamente y para que los tratamientos para la osteoporosis funcionen». Al hilo de la polémica suscitada, la bioquímica señala: «No estamos seguros de su utilidad, pero, frente a la existente duda que nos atañe en general siempre en la ciencia y en la medicina, su uso no es contraproducente y podría ser beneficioso si en los próximos años desentrañamos más sobre el papel de esta vitamina en el cuerpo humano», zanja la doctora.

– ¿Tan difícil es trabajar con la vitamina D?

– La vitamina D no es una vitamina, es más complejo, es un sistema hormonal y regula el funcionamiento de entre 200 a 500 genes -concluye Jódar.

Diez alimentos ricos en vitamina D

  • Anguila y angula 110 microgramos por cada 100 gramos comestibles

  • Atún fresco, atún, bonito, caballa y otros (conservas en aceite) 25

  • Arengue 23

  • Congrio 22

  • Bonito fresco, atún, bonito, caballa y otros (conservas en escabeche) 20

  • Arenques, sardinas y otros ricos en grasa (conserva salada y ahumada) 17

  • Caballa, jurel o chicharro, palometa 16

  • Boquerón, pescaditos (chaquetes, morralla, etc.), sardinas 8

  • Sardinas (conservas en aceite y escabeche) 7

  • Huevas frescas 2

Julia Fernández

https://www.ideal.es/vivir/salud/cuando-tomar-suplementos-vitamina-D-nuevas-recomendaciones-20241007114256-ntrc.html