24 noviembre 2024

Personajetes, machos y hembras, subidos al Olimpo que se dejan babear por quienes los sostienen

Hay personajetes de España que funcionan como si la patria también la tuvieran escriturada a su nombre, que cuando llegan a ocupar un cargo o un carguete, que igual me da, se creen ungidos por el derecho a que ya lo merecen todo, que les abran puertas, cierren ventanas, lleven café, trasladen de acá para allá en coches que no son suyos, que les paguen cervezas y comidas de eventos que los demás sí pagamos de nuestro bolsillo… Personajetes, machos y hembras, subidos al Olimpo que se dejan babear por quienes los sostienen.

Una vez allí aposentados no hay dios que los baje, porque lo dioses son ellos, o eso creen, hasta que llega
uno más potente y les corta la cabeza (perdón, les quita el asiento). No me hable de ideologías, que no estoy en ello, me refiero a la esencia de estos personajetes, que se creen, como diría Guardiola, los putos amos del corral que guardan, o del pasillo, o del centro o del grupúsculo, o de lo que debiera ser una responsabilidad a la que echar más horas y su máximo empeño en conseguir alcanzar los objetivos para la sociedad que les paga esos salarios tan poco ganados.

Y me da igual que estén en un gobierno o en su oposición. En lugar de trabajar cada día desde el lugar que se les ha asignado, se dedican a medrar, escupir, mentir, ir de gorra, a hacer cuanto sea necesario para continuar en su Olimpo. O ampliarlo para quedarse con los cafés por la cara de toda la cordillera de Olimpos de la patria de la que maman desde que nacieron.

El día de los difuntos está ahí, entonces todos casi iguales.

FOTO:Relieve de un poeta con máscaras del teatro clásico / Wikipedia