22 noviembre 2024

Las medidas para reducir el tráfico y la presencia de vecinos en las calles evitaron emergencias en unas lluvias que dejaron incidentes leves

Que llueva durante muchas horas y no haya incidencias graves también es noticia. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) lanzó para la jornada de ayer una alerta naranja por precipitaciones intensas en la Costa y la Cuenca del Genil. Con la impresión todavía en el cuerpo tras la tragedia de la Comunidad Valenciana, en ese baile con el miedo, las administraciones tomaron precauciones y decidieron pausar la actividad en la mayor parte de la provincia, a fin de no correr riesgos innecesarios.

Protección Civil recomendó a los granadinos no salir de casa. Una petición habitual en estos casos, que esta vez escucharon los ayuntamientos e instituciones. A consecuencia, la UGR canceló actos y cerró las facultades; la Junta de Andalucía suspendió las clases en los centros educativos de 94 pueblos con un aviso de madrugada; los edificios municipales se mantuvieron clausurados; muchas empresas volvieron al teletrabajo; el aeropuerto canceló el vuelo de la tarde a Melilla; y la flota pesquera se quedó amarrada en el puerto de Motril, entre un sinfín de medidas preventivas que dejaron la sensación de una Granada confinada y prepandémica.

La rápida respuesta y la compresión social harán que las lluvias sean memorables, aunque la DANA no llegase a provocar estragos como en Málaga. Los daños ocasionados han sido leves. La A-92, a la altura de Santa Fe, a última hora del día presentó varios kilómetros de retenciones debido a la acumulación de agua en la calzada. La balsa atrapó a varios vehículos. Hubo que cortarla por completo durante varias horas hasta que pudo darse paso lentamente a camiones y coches, aunque algunos tuvieron que ser rescatados con grúas.

Comunicaciones afectadas

En el resto de vías, las incidencias registradas fueron mayoritariamente cortes de carretera por inundaciones o desprendimientos en zonas secundarias como la A-385 a la altura de Alhendín, desde el kilómetro cuatro al seis en ambos sentidos; la A-336 en Pinos Puente; y la A-44 en Vegas del Genil. Otras calzadas, como la A-395 en Monachil o la A-4025, en Güéjar Sierra, tuvieron afectada la circulación por la presencia de nieve o hielo.

Las primeras incidencias llegaron al arrancar la tarde. Previamente, durante la madrugada, los municipios escalaron sus medidas preventivas. En la Costa, Motril, el primer pueblo en poner en marcha el plan de emergencia para hacer frente a la DANA, se acostó y se levantó con reuniones de la junta de seguridad. Aunque el día estuvo tranquilo, a partir de las 21.00 horas empezaron a arreciar las lluvias y a registrarse calles inundadas.

Por la mañana, Motril amanecía vacía. Los comerciantes confesaban que habían acudido a apilar los muebles por precaución, por si al cielo le daba por tronar con intensidad y se encontraron una jornada sin apenas lluvia. El tiempo desapacible hizo que les cancelaran citas, una escena que repitió en la capital, donde las calles devolvían un susurro de agua y soledad. En los municipios costeros, Policía Local, Protección Civil y Bomberos se pasearon con insistencia. Los operativos de emergencia comprobaron todas las ramblas, cauces y barrancos, mientras que en la desembocadura de la motrileña rambla de Las Brujas, donde apretaba el temporal de Levante en conjunción con la DANA, una máquina limpiaba y retiraba sedimento para que hubiera margen de evacuación si se desataba la tormenta.

En la comarca de Alhama de Granada, Ventas de Zafarraya pidió a sus vecinos que sacaran los coches de los garajes, la Aemet pronosticaba más de 80 litros por metro cuadrado. El Ayuntamiento de Huétor Tájar avisó también de la posible crecida del río Cacín tras abrir el contraembalse de los Bermejales. El arroyo Salado a su paso por Riofrío aumentó su caudal y en algunas zonas de la localidad se prohibió el aparcamiento cerca de las torrenteras. De hecho, la Cañada del Francés y el arroyo del Salado, en Santa Fe, se desbordaron, lo que llevó a activar el Plan Municipal de Emergencias. El Ayuntamiento cortó el acceso al Polígono Industrial por la inundación de un paso bajo el puente.

En el Cinturón

En los municipios que activaron el plan de emergencias, los centros de salud y consultorios mantuvieron los servicios mínimos. En el área metropolitana, al menos cinco localidades redujeron su actividad y priorizaron el teletrabajo y la asistencia telefónica. El SAS rogó a los usuarios que no se desplazaran, en especial los más mayores. Además, Ogíjares, Alhama de Granada, Fuente Vaqueros, Huétor Tájar y Chauchina funcionaron a medio gas, atendiendo solo Urgencias e incluso con un único médico. Que el tráfico se redujera considerablemente favoreció a los servicios de emergencias.

Pero durante la tarde, Chauchina se llevó la peor parte. Las mismas inundaciones que afectaron a la circulación en la A-92 inundaron el centro del pueblo, que quedó restringido para la circulación. El Ayuntamiento pidió a los vecinos que se subieran a las plantas superiores de sus viviendas.

También el Cinturón, el Consorcio Metropolitano decidió suprimir los autobuses durante la noche y hasta las ocho de la mañana por las tormentas previstas. También se registraron suspensiones en las conexiones de Alsa con Málaga y el Levante. Y hubo cancelaciones puntuales de trenes que se vieron afectados, sobre todo, por las lluvias de Málaga que interrumpieron la circulación.

Las lluvias fueron tan intensas que a las ocho de la tarde ya se habían batido los récords de precipitaciones históricas, con 73,8 litros acumulados en 24 horas, el máximo desde el año 1986.

Las lluvias eran tan copiosas a última hora de la noche, que se anunciaba la apertura de compuertas del desagüe de fondo de los Bermejales. Avisaba el 112 para que se tuviera en cuenta que podía incrementarse el caudal del río Cacín.

Medidas proporcionadas

Para los expertos en Protección Civil, las medidas que se tomaron son proporcionadas y las que deberían producirse ordinariamente ante estos fenómenos atmosféricos, con o sin miedo tras la calamidad valenciana. «Las lluvias que se esperaban no eran de tales magnitudes como en la DANA que afectó a Valencia. Gracias a que la gente está concienciada, hay poca densidad de ciudadanos en las calles y el tráfico es escaso se han reducido las incidencias considerablemente. Es más, si hay alguna emergencias los servicios tienen facilidad de acceso», comenta Sergio Iglesias, responsable de Protección Civil del Ayuntamiento de Granada, una de las pocas ciudades en España con un plan específico en caso de inundación.

La ‘cara B’ del esfuerzo colectivo que se produjo en la provincia para reducir la actividad es la de aquellos que desoyeron las recomendaciones. Este medio observó un goteo de ciudadanos que paseaban con despreocupación por la playa o por la ciudad de la Alhambra.

Una alerta estatal de meteorología no es una fórmula exacta. El tiempo depende de muchas variables, pero jamás hay que confiarse. La DANA, la gota fría, ha existido siempre, y con el cambio climático los fenómenos son más adversos y pronunciados. El reto es encontrar el equilibrio entre la actividad humana y la prevención.

«Toda medida es poca si se protege a los ciudadanos»

«Toda medida es poca si se protege a los ciudadanos»«La parte negativa es que si se queda en una lluvia convencional la gente asume un mensaje de que no ha pasado nada para la próxima, por lo que no prestan atención e incluso se exponen», lamenta Sergio Iglesias, jefe de Protección Civil. «Se debe actuar siempre en consecuencia. y tomar medidas contundentes. Si las administraciones o las empresas rehúsan a actuar, los ciudadanos deben dar el paso para protegerse», explica. «No es un día normal aunque lo parezca. En España no estamos acostumbrados a la catástrofe. Una concepción de una sociedad sana no escatima en prevención y a la nuestra le falta muchos pasos que dar», comenta. «Esperamos que a las futuras generaciones se le forme para responder ante las emergencias».

Pilar García-Trevijano, Pepe Moreno y Carlos Morán

FOTO: La lluvia fue una constante en la capital. Pepe Marín

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