20 noviembre 2024

Cómo evitar las caídas más frecuentes cuando cumplimos años

Son la primera causa de muerte no natural, que afecta sobre todo a las personas mayores de 65 años

Las caídas son la primera causa de muerte no natural, que afecta sobre todo a las personas mayores de 65 años. Es un dato «invisible» porque son accidentes que no llaman la atención aunque tengan consecuencias fatales. «Si alguien muere en un incendio, es noticia seguro.Pero si se cae por las escaleras de su portal, o en el pasillo de casa, solo se enteran sus allegados», lamenta Javier Larrea, presidente del Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes (OPRA), exjefe del Servicio de Bomberos de Bilbao y subdirector de la Policía Municipal de Bilbao. «Son muertes silenciosas que se producen de una forma que no trasciende», añade.

Es sabido que las caídas incrementan la mortalidad. En concreto, el 1,6% de los mayores que ha sufrido un percance de este tipo fallece como consecuencia directa y 1 de cada 10 mayores lo hace a los 6 meses del alta (11%), lo que pone de manifiesto que la probabilidad de morir que tiene un mayor de 80 años se incrementa hasta siete veces cuando ha sufrido un batacazo, según estudios realizados por la Fundación Mapfre.

Se trata de un tipo de accidente que va en aumento en una sociedad cada vez más envejecida, «pero difícil de registrar, ya que cuando te caes no haces un parte y se lo mandas a un organismo». De hecho, a veces quien la sufre ni se lo dice a sus familiares cuando cree que ha sido algo sin importancia o solo ha quedado en un susto. «Pero hay una cuestión que es un principio básico y elemental en prevención: nadie se protege de un riesgo que cree que no le afecta». Ni piensa que una cosa que hace todos los días como bajar o subir las escaleras de su casa, que conoce al centímetro, «puede ser una acción de riesgo». Por ello, «lo primero es sensibilizar sobre un problema que es muy serio».

Efectivamente, no hay registros sobre este tipo de accidentes, aunque sí algunos estudios, como uno de la Fundación Mapfre según el cual las caídas se dan en igual cantidad tanto en casa como en la calle. «Hay un reparto del 50% entre la vía pública y el hogar, y las viviendas o los edificios, prácticamente mitad y mitad», explica Larrea.

Pero la caída es un riesgo que se puede prevenir siguiendo unas pautas muy sencillas que el experto suele presentar en charlas abiertas al público, como la que impartió el pasado jueves en la Fundación Sabino Arana, en Bilbao.

«Cuando ya eres mayor tienes unas condiciones de fragilidad que te hacen que seas más débil frente al impacto, frente a los golpes que te vas a dar…», dice. También disminuyen las capacidades de reacción y puede haber factores que faciliten el riesgo de sufrirlas: problemas de equilibrio relacionados con diversos temas de salud, obesidad, uso de fármacos que afecten a la percepción del entorno… ¿Se pueden prevenir? He aquí unas pautas que minimizan el riesgo de caídas.

En casa

1. Iluminación adecuada

Muchas personas se levantan por la noche, para ir la baño o beber agua, «y se fían del conocimiento que tienen del ‘mapa’ de su casa». «Si nos vamos a levantar a esas horas, encendamos siempre la luz», aconseja Larrea. Buena parte de las caídas se producen por esta confianza en nosotros mismos para ir a ciegas… y en que no nos damos cuenta de que con la edad perdemos facultades.

2. Fuera obstáculos

«Quizá has movido algo de sitio, o dejaste la aspiradora en mitad del pasillo para recogerla al día siguiente…», repasa el experto. Y ahí ya se está gestando la historia de una caída. Hay que evitarlos. Orden. Procuremos tener la casa recogida y, si es posible, sin elementos innecesarios, ni muebles inútiles. «Cuando somos jóvenes tenemos mucho dinamismo al andar y podemos esquivar objetos que nos encontramos en el camino. Pero cuando somos mayores, no», destaca. Así que fuera las cómodas, las macetas en el suelo, etc.

3. Adiós a alfombras y abrillantadores

Otro obstáculo que se puede retirar son las alfombras, ‘facilitadoras’ de traspiés. Y también las superficies resbaladizas. «Evitemos encerar los suelos o usar abrillantadores» que los conviertan en pistas deslizantes.

4. Ojo a la ropa de casa

En cuanto a la ropa que vestimos en casa, hay que procurar que no se convierta en un obstáculo tampoco. «Una falda larga, que no te deja ver los pies, y con la que te puedes enredar, no es lo más recomendable», indica el experto. En cuanto al calzado, «a veces nos damos cuenta de que en casa usamos unas zapatillas que tenemos ya hace mucho tiempo y que empiezan a resbalar. En ese momento te está diciendo que las tires. Para sustituirlas, hay que coger otras mejores, con buena adherencia».

5. Elementos de apoyo

Además de retirar obstáculos, también se pueden añadir elementos de apoyo. «Si hay pasamanos en las escaleras y espacios comunes, ¿por qué no ponerlos en los pasillos y habitaciones de casa?», se pregunta el experto. Podemos hacerlo y «es una inversión barata». En la ducha podemos poner barras de todo tipo, «horizontales, verticales, para que en el momento que perdamos el equilibrio nos podamos sujetar a algo que no sea solo a la cortina del baño», recomienda.

5. Camas bajas… peligro

En cuanto a las camas, «hay que evitar que sean bajitas. Tienen que ser altas para poder levantarnos o acostarnos con facilidad». Del mismo modo, conviene que tengamos inodoros altos, «para poder sentarse y levantarse fácilmente».

Vestirnos, calzarnos, desvestirnos…

El momento de levantarse y vestirse también es delicado para las caídas. «Es muy común que la gente mayor que se ha accidentado en el dormitorio te cuente que le ha pasado al levantarse de la cama». ¿Pero qué estaban haciendo exactamente? Cuando lo preguntamos, descubrimos «que ha sucedido en el momento de vestirse. Normalmente, al ir a ponerse los calcetines o los pantalones. Claro, es una situación de potencial pérdida del equilibrio. Porque tienes que levantar un pie y solo estás apoyado con el otro. De nuevo, la clave es el apoyo.

Es una situación crítica. ¿Cómo lo podemos resolver? «Bueno, pues nos ponemos los calcetines o los pantalones sentados en la cama o bien apoyados contra la pared». Otro enemigo: los zapatos de cordones. No solo porque te los puedas pisar si se sueltan, sino porque añadimos un riesgo a la hora de calzarnos, «que es el de tener que abrocharnos y hacernos la lazada del zapato». Al realizar esta maniobra «nos ponemos en una situación de posible pérdida de equilibrio. Desde ese punto de vista es mejor que no los usemos».

Asimismo, la cocina también es un sitio peligroso. «Es el lugar de la casa donde más probable es que se nos caiga agua u otros líquidos al suelo… lo que nos hace resbalar». También se nos caen platos o vasos y al agacharnos a recogerlos podemos perder el equilibrio. «Si voy a coger algo que se me ha caído en el suelo, pues apoyo una mano en la encimera o en la cocina o en la fregadera para recogerlo. El caso es que tengamos siempre un posible asidero», recomienda el experto.

En la calle

1. Preparados con todo

Si vamos a salir de casa, hay que llevar zapato adecuado. No nos tenemos que olvidar las gafas, el audífono o el bastón, si los usamos. «No vale confiarse ni prescindir ocasionalmente de nada de esto si tenemos prisa».

2. Concentrados

Cuando salimos de casa, generalmente con prisas, vamos guardando las llaves, consultando el móvil, comprobando el bolso «o todo la vez». No. Hagamos todo esto antes de dar el primer paso, cuando vamos caminando debemos «centrarnos en lo que estamos haciendo». No pocas caídas se producen porque simultaneamos varias tareas. Y, sobre todo con la edad, perdemos la capacidad de hacerlo sin descalabros.

3. ¡Manos libres!

Al caminar por la calle –«y esto vale también para casa», comenta Larrea– hay que tener en cuenta que «no hay que llevar las manos en los bolsillos ni caminar con ellas a la espalda, algo que mucha gente mayor hace». Las manos son nuestro airbag. «El elemento con el que nos vamos a proteger de la caída para que el impacto no sea en la cabeza. Si las tenemos en los bolsillos, no las vamos a poder sacar a tiempo si tropezamos».

4. Rutas escogidas

Si tenemos alternativa, «escojamos la ruta más adecuada» a nuestras condiciones de movilidad. «Vayamos por las calles que tengan menos pendientes, donde no haya escaleras ni obras, en las que los suelos estén planos o que sean lisos». ¿Que hay rampas y escaleras? «Mejor evítalas».Ah, y si hay pasamanos, agárrate siempre desde el inicio. Aquí la coquetería no sirve de nada.