«Salobreña reconoce a sus mayores» por Juan Santaella
El no atender a nuestros mayores, con la dignidad que merecen, es una ingratitud
Los Ayuntamientos han sido siempre los hermanos pobres de las diferentes administraciones. Actualmente, están desarrollando funciones para las que no tienen financiación. La Ley de 1985 les asignó unas competencias que se han ido incrementando, pero sin modificar su financiación. Esta ley se actualizó en 2013, pero, según Paula Salinas, Doctora en Economía por la Universidad de Barcelona, «en vez de reconocer a los municipios las funciones que realizan, hizo lo contrario: limitó la posibilidad de realizar las funciones que no les corresponden legalmente, cuando, según la normativa de 1985, podían hacer todo lo que respondiera a las necesidades de sus ciudadanos».
Está claro que los municipios podrían asumir múltiples competencias que hoy poseen Diputaciones y/o Comunidades Autónomas (de hecho, las realizan), y que, gestionadas por ellos, serían más económicas y eficientes, debido a la proximidad, en servicios sociales, educación, prevención sanitaria, empleo, deportes, cultura, atención a mayores (cuánto cambiaría la dependencia), vivienda… Ese ejemplo de efectividad lo vimos en Manchester, donde los barrios quedaron desolados tras la reconversión industrial de los 80, y se crearon pequeñas cooperativas que asumieron al personal industrial ocioso. Esas cooperativas se dedicaron a la gestión de basura, limpieza, jardinería, albañilería… en sus barrios, y realizaban estas tareas con mayor dedicación que las grandes empresas, porque, al ser su barrio, se esmeraban en la obra y en la conservación.
Pues bien, una experiencia cooperativa similar, pionera, innovadora e ilusionante es la que quiere poner en marcha el Ayuntamiento de Salobreña. El Pleno aprobó esta iniciativa que honra a la Corporación: crear unas viviendas colaborativas para jubilados que estén empadronados en el municipio, con objeto de que los residentes puedan vivir de manera independiente, en un entorno adaptado a sus necesidades y con los servicios asistenciales necesarios. Serán 79 alojamientos, ubicados en la playa, con capacidad para 200 personas, con una inversión de seis millones.
Según el alcalde, Javier Ortega, esta iniciativa responde a una necesidad existente en el municipio: «Al haber una población mayor que precisa ser atendida, porque están residiendo en viviendas no adaptadas, o en zonas poco accesibles para personas con movilidad reducida». Los vecinos gestionarán el uso y disfrute de las instalaciones y servicios a través de una cooperativa. El modelo pretende ser asequible a todos los vecinos, pues, con una cuota mensual de 700 euros (bastante más económico que cualquier residencia), tendrían cubiertos todos los servicios necesarios: lavandería, limpieza, alimentación, fisioterapia, enfermería, podología, servicios deportivos y actividades culturales. Muchos de estos servicios se abrirán también a la comunidad local. En la provincia de Granada, este modelo es pionero, aunque en otros lugares de España empiezan a surgir como una demanda necesaria de los mayores.
Los que más merecen nuestro respeto son los mayores. Ellos construyeron una transición pacífica hacia la democracia; soportaron privaciones y carencias, para que sus hijos prosperaran; han colaborado al sostenimiento familiar, con sus pensiones… El no atenderlos con la dignidad que merecen sería una ingratitud. Don Quijote decía: «De gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben, y uno de los pecados que a Dios más ofende es la ingratitud» (I,22). En otra ocasión, le dijo a Sancho: «Muéstrate agradecido, que la ingratitud es hija de la soberbia y uno de los mayores pecados que se sabe…» (II,51).
FOTO: Proyecto Arabarren, en Vitoria Gasteiz.
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