Día Mundial del Sida: los bulos que contribuyen a seguir estigmatizando la enfermedad
En España se han notificado más de 3.000 nuevos diagnósticos de VIH en 2023. Una cifra que, según los datos de vigilancia epidemiológica del VIH y sida del Ministerio de Sanidad, se eleva a 71.424 desde el año 2003. Pese a los avances médicos que han logrado que la esperanza de vida de los enfermos con tratamiento se acerque a la de las personas que no la tienen, el sida sigue lastrado por el estigma social. Los mitos extendidos cuando se detectaron los primeros casos siguen presentes en la actualidad en las redes sociales con bulos que niegan la existencia del virus y desinforman sobre su contagio y sobre quiénes pueden contraerlo. Con motivo del Día Mundial del Sida, que se celebra cada 1 de diciembre, en VerificaRTVE te explicamos con la ayuda de expertos cómo estas falsedades dificultan la detección precoz del virus y fomentan el estigma y la discriminación hacia las personas que lo tienen.
Bulos que influyen en la percepción de riesgo sobre el VIH
Una de las creencias más extendidas es el bulo que asegura que el VIH solo afecta a ciertas poblaciones. El presidente de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA), Pablo Ryan, explica a VerificaRTVE que el virus de inmunodeficiencia humana «se suele asociar a determinados grupos de personas como por ejemplo homosexuales, usuarios de drogas o trabajadores sexuales» y aclara que «esto no es así». Afirma que «el virus puede afectar a cualquier persona«. En la misma línea se manifiestan Darwin Zerpa y Héctor Asensio de la asociación OMSIDA: «Cualquier persona, independientemente de su orientación sexual, género o edad puede contraer el VIH si se expone«. Los sexólogos y psicólogos de la organización INSEX, Inma Martínez y Nacho López, también son tajantes: «No existen grupos de riesgo, sino prácticas de riesgo«. Sobre esta idea, López señala que en Estados Unidos durante los años 80 al sida (fase más avanzada de la infección por VIH) «se le calificó como el cáncer gay porque entendían que era exclusivo de la población homosexual». Afirma que «aunque se desmintió, en el imaginario colectivo sigue siendo igual». Por esta razón, ambos sexólogos sostienen que «no hemos terminado de limpiar esa imagen que tiene que ver con la exclusión social, con el consumo de drogas inyectadas, con la prostitución y con los hombres gais, sobre todo».
Otro bulo frecuente es el que afirma que el VIH se transmite por contacto casual. «El VIH no se transmite al dar la mano, abrazar, compartir utensilios, usar baños públicos, por la saliva, lágrimas o sudor», aclaran Darwin Zerpa y Héctor Asensio de OMSIDA. Así lo explican también la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Sanidad en sus páginas web. El organismo internacional indica que la transmisión se produce «a través de los líquidos corporales de las personas infectadas como sangre, leche materna, semen y secreciones vaginales».
El presidente de SEISIDA, Pablo Ryan, señala que «otro bulo recurrente es pensar que si se tiene una relación sexual con una persona que tiene VIH siempre va a haber una transmisión«. Este experto sostiene que «una persona que vive con el VIH, que está tomando su tratamiento antirretroviral y que está indetectable no transmite el virus». En este sentido, Ryan subraya que «es muy importante trasladar la idea de que indetectable es igual a intransmisible«. En esta idea coincide Reyes Velayos, presidenta de la Coordinadora estatal de VIH y SIDA (CESIDA): «Los tratamientos antirretrovirales permiten a las personas con VIH llevar una vida sana, larga y saludable ya que pueden reducir la carga viral a niveles indetectables».
Sobre los tratamientos, Velayos indica que otro mito es el que asegura que el VIH se puede curar con remedios naturales o con homeopatía. Explica que «no existe evidencia científica que respalde estas afirmaciones» y que «el tratamiento antirretroviral es la única forma efectiva de manejar y controlar la infección«. Desde OMSIDA recuerdan que, hasta la fecha, «el VIH no tiene cura y su tratamiento es de por vida para mantener la infección bajo control.»
Detección tardía y estigmatización: los principales peligros de estos bulos
Los expertos consultados coinciden en que los bulos asociados al VIH influyen de manera directa en su detección precoz y en el estigma de quienes lo padecen. La presidenta de CESIDA, Reyes Velayos, sostiene que «el negacionismo del VIH ha provocado muchas muertes de personas que abandonaron la medicación por creer el bulo de que el VIH no existía». Darwin Zerpa y Héctor Asensio (OMSIDA) aseguran que estas falsedades que circulan en Internet «dificultan la prevención porque desinforman sobre cómo protegerse del VIH» lo que «puede aumentar las prácticas de riesgo». En consecuencia, subrayan que estas falsas creencias «pueden retrasar el diagnóstico, incrementando el riesgo de complicaciones«. Además, estos expertos alertan de que «las falsas curas y las teorías conspirativas» sobre el VIH «pueden suponer un peligro para la salud de las personas». En la misma línea se manifiestan los psicólogos Inma Martínez y Nacho López: «Si yo creo que esto no me pasa a mí, también es más difícil de detectar«. La presidenta de CESIDA, Reyes Velayos, coincide en esta idea: «Si una persona no se hace la prueba por creer que el VIH solo afecta a ciertas poblaciones y está en contacto con el virus puede darse un diagnóstico tardío, con lo cual su salud puede estar en peligro».
Pero las consecuencias de estos bulos van más allá. Así lo exponen los expertos de OMSIDA: «Estos mitos alimentan sentimientos de culpa, vergüenza y miedo, agravando la salud mental de las personas con VIH». También sostienen que «fomenta el estigma y la discriminación» ya que muchas personas que padecen la infección «enfrentan rechazo social, laboral y familiar debido a ideas erróneas sobre la transmisión o el contagio». Según señalan Zerpa y Asensio, este estigma lleva a que algunas personas «eviten buscar tratamiento por temor a ser juzgadas» e incluso aquellas que ya tienen tratamiento «lo abandonan por desinformación sobre sus efectos o eficacia». Para el presidente de SEISIDA, Pablo Ryan, estos mitos hacen que «aumenten los prejuicios y los miedos infundados hacia las personas que viven con VIH» y añade que «esto les puede causar aislamiento». Inma Martínez y Nacho López, psicólogos de la organización INSEX, aseguran que las personas con VIH «pueden sentirse muy cuestionadas si no dicen que tienen VIH cuando tienen una relación sexual» y concluyen que «siempre está ese miedo de decir ‘tengo una relación sexual, lo tengo que decir y si lo digo, cómo reaccionará la otra persona’».
Entre un 25 y un 30% de las personas con infección por el VIH en España desconoce su situación. Según datos del Ministerio de Sanidad, se estima que más de la mitad de las nuevas infecciones procede de este grupo de población no diagnosticada. Por esta razón, Darwin Cerpa y Héctor Asensio de OMSIDA resaltan la importancia de la educación sexual: «Informar sobre prácticas sexuales seguras y desmitificar el VIH es clave para la prevención«. Por su parte, los sexólogos Inma Martínez y Nacho López también destacan la necesidad de ofrecer información veraz y contrastada sobre la infección. En su opinión, «lo que hay es un gran desconocimiento sobre el VIH y por eso sigue habiendo los mismos bulos de hace 40 años«.
A nivel de protección individual, Reyes Velayos incide en la importancia de «la utilización del preservativo porque no solo previene este virus, sino también el resto de ITS» y «hacerse la prueba de VIH de forma habitual». Desde OMSIDA aseguran que la realización de tests «en personas sexualmente activas o con factores de riesgo permite un diagnóstico temprano» y recuerdan que estas pruebas «son gratuitas, anónimas y confidenciales». Pese a ello, desde esta asociación señalan que «el 37% de los diagnósticos en jóvenes es tardío«. Puedes consultar información detallada sobre cuándo y quiénes deben hacerse las pruebas de detección de VIH en la página web del Ministerio de Sanidad.
En relación con los tratamientos científicamente aprobados, el tratamiento antirretrovírico (TAR) se utiliza para tratar y prevenir el VIH. Según nos explican los expertos, la administración de TAR no cura la infección, pero impide que el sistema inmunitario se debilite progresivamente. Cuando se administra antes de una posible exposición al VIH se denomina Profilaxis Pre-Exposición (PrEP) y cuando se hace después se llama Profilaxis Post-Exposición (PEP). Los expertos de OMSIDA indican que la PrEP es un «medicamento diario que reduce significativamente el riesgo de contraer VIH en personas de alto riesgo». El Ministerio de Sanidad establece como prácticas de riesgo las relaciones sexuales «con penetración sin preservativo con una mujer o un hombre con infección por el VIH» y aquellas «con penetración sin preservativo con una o diversas parejas de las que se desconocía si estaban infectadas o no». Mientras que la PEP «se toma dentro de las primeras 72 horas tras una exposición al VIH», exponen desde OMSIDA. Asimismo, la OMS declara que «ambos tipos de profilaxis están indicados cuando el riesgo de contraer el VIH es alto, pero no debe hacerse sin consultar a un médico«.
Por Paula Peña Suárez / VerificaRTVE
FOTO: Imagen que replica mensajes de X que difunden bulos sobre el VIH y el sida Getty Images / VerificaRTVE