«Lo inexacto» por Juan de Dios Villanueva Roa

No es que mienta, lo que ocurre es que algunas veces dice inexactitudes, que no es lo mismo.

Es eso de decir las cosas con un toque de verdad y algunas mentirijillas, piadosas o no, adornándolas con esa ironía que ni es malafollá ni simpatía clasista. Es como un patinar de neuronas que hace que la mentira parezca verdad, y que con el paso por lenguas ladinas llegue a confundir a quien está dispuesto a dejarse hacer, así, por el morbo de lo incierto.

Inexactitudes que dice Feijóo, no aquel ilustre escritor dieciochesco, llamado Benito Jerónimo, que era Padre y del norte, y cuya principal obra poética se llamó Desengaño y conversión de un pecador (obra plagiada entonces y casi ahora), que manda rieles si echamos paralelismos con nuestro inexacto Feijóo, también del norte, pero algo más actual, aunque a veces parece un poco perdido en los tiempos paleolíticos.

La sociedad española está viviendo estas inexactitudes con algo de desasosiego al principio, resignación cristiana después, y un poco de cabreo finalmente, porque todo parece más mentira que inexacto, aunque se le dé a ese todo un aire de verisimilitud, y quien quiere creer pues cree, que para eso somos aún libres de pensamiento, aunque la obra esté de aquellas maneras y la palabra sea inexacta.

Y parece que el poco sentido crítico con los propios va más por los de Feijóo, el inexacto. Ayuso mientras aguarda su momento, aún no llegado, porque ella sí quiere ser exacta, al menos eso le dice su asesor, que siga por ese camino, que la llevará a la gloria. Mientras, otros aspiran a su beatificación, por eso callan, para no caer en inexactitudes. Amén y hasta el año que bien.

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