3 enero 2025

Por qué sufrimos más con el frío a medida que cumplimos años

Las personas mayores tienen menor capacidad para regular su temperatura corporal, y esto las hace más vulnerables al frío y sus complicaciones. Por eso es clave protegerlas y estar atentos a síntomas inusuales

A medida que envejecemos, nuestro organismo experimenta cambios que pueden dificultar la adaptación a las bajas temperaturas, haciendo que las personas mayores sean especialmente vulnerables al frío. Aunque la temperatura corporal en sí misma no se ve afectada por la edad, la capacidad del cuerpo para regularla sí se deteriora, lo que puede aumentar el riesgo de hipotermia, presión arterial elevada y otras complicaciones relacionadas.

“Factores presentes en el envejecimiento, como la pérdida de grasa subcutánea, la fragilidad capilar y la reducción de la capacidad de transpiración, contribuyen a que los mayores perciban con mayor intensidad la sensación de frío, incluso en ambientes donde las temperaturas son moderadas”, explica la doctora Nieves Fernández Letamendi, jefe del Servicio de Geriatría en el Hospital Quirónsalud Zaragoza. Asimismo, también provoca que “perciban con menor intensidad un sobrecalentamiento y, de hecho, incluso en caso de infección pueden no tener fiebre como respuesta a ella”.

Además, cuando las temperaturas son bajas, “el organismo reacciona perdiendo calor, y contrae los vasos sanguíneos cutáneos para tratar de mantener la temperatura corporal. Esto, en algunas personas mayores, puede provocar elevaciones de tensión arterial”.

En estas circunstancias, también hay que tener en cuenta que, en pacientes con enfermedades que empeoren su movilidad (Parkinson, demencia, ictus previos…), las dificultades para ponerse ropa de abrigo pueden hacer, si no estamos vigilantes, que se incremente el riesgo de hipotermia. “Los síntomas que nos deben hacer sospechar son la somnolencia, confusión, pulso débil o mayor dificultad para moverse…. Si detectamos estos síntomas en este contexto de frío, hay que abrigarlos y contactar con los servicios médicos de urgencias”.

Otro aspecto ante el que debemos estar atentos es que, a veces, la sensación de frío puede deberse a una enfermedad; por eso es importante estar al tanto de otros síntomas relacionados, entre los que la doctora apunta los siguientes:

  • Puede deberse a un trastorno tiroideo, y tener asociado entonces empeoramiento cognitivo, mayor enlentecimiento, estreñimiento o aumento de peso no justificado.
  • Puede también estar relacionado con una diabetes no diagnosticada y asociar además sed, aumento de micción y pérdida de peso no justificada.

Ante la menor duda en este sentido -que suele ser que la queja de frío sea desproporcionada con respecto a la temperatura ambiente-, se hace recomendable la consulta médica para descartar otra patología. Y debemos recordar que proteger a las personas mayores del frío no solo implica ofrecerles abrigo y un ambiente cálido, sino también vigilar su bienestar general para detectar cualquier señal temprana de complicaciones.

Por EC Brands

El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para mejorar nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con el Hospital Quirónsalud Zaragoza.