Deje la tele y lea un libro, su cerebro se lo agradecerá
Prevenir la demencia es posible y las vacaciones navideñas se presentan como el momento ideal para comenzar a tomar medidas sin prisa pero sin pausa
No sólo los chavales están enganchados a las pantallas. Hace muuuchos años que al aparatejo ése que tenemos en la sala de estar comenzamos a llamarle caja tonta por las horas que perdíamos frente a él. Lo de hoy con los móviles y las tabletas, en el fondo –y seguramente también en la superficie– es más de lo mismo. Por eso tampoco sorprende demasiado que una investigación internacional, después de casi un siglo desde que comenzaran las emisiones regulares en Londres y Berlín, haya llegado a la conclusión de que para nuestro cerebro resulta mucho mejor leer un libro que sentarse a ver la tele. La lectura protege frente a la demencia. Las horas sentado o dormitando, dejando caer la baba frente a la telebasura que inunda la parrilla, atrofian la sesera.
No deja de resultar cuando menos curioso que en pleno siglo XXI se necesite la realización de un estudio científico para demostrar que la lectura despierta la imaginación y que los músculos que no se utilizan se atrofian. El cerebro es uno de ellos. La simple decisión de tomar en la mano un libro o un mando a distancia (salvo que sea el del equipo de música) puede tener consecuencias determinantes sobre su salud cerebral, según concluyen en su trabajo investigadores de la Universidad del Sur de Australia.
El equipo evaluó los patrones de actividad de casi 400 adultos mayores (en concreto, 397) de 60 años o más y descubrieron que el tipo de ocupación que se lleve a cabo resulta determinante para el funcionamiento del órgano rector del sistema nervioso central. A nuestro bolo no sólo le viene bien el ejercicio físico, que lo oxigena. Lo que uno haga, incluso realizando una activid ad sedentaria, favorece o perjudica la actividad cognitiva.
Música para las emociones
La memoria y la capacidad de pensar se ven favorecidas por las actividades sociales o mentalmente estimulantes, incluso cuando se mantienen determinados comportamientos sedentarios. Leer un libro es uno de ellos, porque actúa directamente sobre las áreas cerebrales que regulan la atención, la concentración y la memoria. Imaginar despierta la conciencia. Reduce, además, el estrés, la angustia y la ansiedad;y, como se sabe, mejora el estado de ánimo y aumenta el vocabulario del lector. Todo fantástico para la salud cerebral.
Nuevo estilo de vida
- El desafío, la movilidad El cerebro necesita ejercitarse, para funcionar bien. Pueden lograrse mediante dos vías: el ejercicio físico y la actividad cognitiva.
- No se agobie, bastan 5 minutos Ese tiempo es suficiente para comenzar a hacer otra cosa. El objetivo, al principio, es ir generando un cambio de hábito.
- Actividades positivas: la lista Actividades positivas La lista Leer un libro ejercita el cerebro;y también escuchar y tocar música, rezar, las manualidades y charlar.
Pero hay otras actividades similares que se pueden realizar con las posaderas clavadas en el sillón que también le vienen muy bien a nuestro ordenador biológico. Escuchar música tiene, además de las ventajas del libro, la particularidad de que libera serotonina (un neurotransmisor básico para el control de las emociones) y reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que, como se sabe, un poco de ella gratifica y mucho, enferma. La lista de acciones estáticas ‘neurofavorecedoras’ incluye «rezar, hacer manualidades, tocar un instrumento musical y charlar».
«Sabíamos que la actividad física es un potente protector contra el riesgo de demencia y que, sin duda, debería ser una prioridad a la hora de intentar mejorar la salud cerebral», reflexiona la investigadora Maddison Mellow, autora principal del trabajo.«Pero hasta ahora –matiza– no habíamos explorado directamente si podemos beneficiarnos de algún modo con un comportamiento sedentario». Aunque a primera vista pueda parecerlo, el matiz introducido por el equipo investigador no es una cuestión menor. Un estudio de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) determina que un 18%de las personas mayores de 65 años presenta dificultades para moverse sin ayuda técnica o de otras personas. Es una de cada cinco… La mitad de los mayores de 75 tiene, asimismo, problemas para salir de su domicilio
Los juegos de mesa, tampoco valen
Ver la televisión, sin embargo, apenas genera actividad cerebral. Apenas la justa para mantener la vista clavada frente a la pantalla y, con frecuencia, sin que las imágenes visionadas estén llevando a la mínima reflexión. De hecho hasta las mascotas domiciliarias, como perros y gatos, se quedan atontadas frente a la tele, echen lo que echen. En el mismo saco, curiosamente, los autores del trabajo incluyen los juegos de mesa, aunque no son pocos los neurólogos que defienden que el mus resulta fantástico para la cabeza. Hay que estar pendiente de la jugada de los contrarios, saber hacer y descubrir faroles, llevar la contabilidad de los tantos…
Las navidades, según los autores del estudio, pueden ser el momento ideal para cambiar de hábitos. El mayor tiempo libre lo favorece. Pequeños cambios de cinco minutos de actividad física dan beneficio. «Seguro que puede encontrar ese tiempo al día para moverse un poco o leer un libro», dice Maddison Mellow. Seguro que sí.
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