La Restauración en Granada
En 1875 la fiesta de la Toma tuvo un alto contenido simbólico, con la vuelta a la tradición y la proclamación del rey Alfonso XII
Hace 150 años tuvo lugar la restauración de los Borbones en España, con el pronunciamiento de Sagunto. El 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII. Lo secundaron los ejércitos del Centro y del Norte y las distintas guarniciones militares. No hubo grandes resistencias. La república unitaria, instaurada a comienzos del 74 tras el golpe de estado de Pavía, tenía bases muy endebles. Sólo algunas autoridades pusieron dificultades a la restauración. Así sucedió en Granada. Los jefes de la guarnición decidieron seguir el movimiento monárquico, pero el gobernador civil intentó resistir y buscó el apoyo de los republicanos granadinos. Estos se lo negaron, por sus diferencias con la república de 1874. Las tropas ocuparon el Gobierno civil y se nombraron nuevos gobernador y Ayuntamiento.
El momento álgido del sexenio democrático había sido en Granada su participación en la rebelión cantonal, durante el verano del 73. Se formó el cantón de Granada, que tomó decisiones radicales –derribar las iglesias, cobrar una alta contribución a los ricos, encarcelar al arzobispo…–. Duró poco. Acabó cuando el general Pavía entró en la población.
La radicalidad republicana explica en Granada el rápido apoyo conservador al rey, que se presentó como la vuelta a un régimen liberal ordenado, conforme a la propaganda que difundía Cánovas del Castillo, artífice de la restauración.
Se aprovechó la fiesta de la Toma, el 2 de enero de 1875, para proclamar a Alfonso XII. Los años anteriores, de predominio republicano en Granada, habían transformado esta conmemoración. En 1873 los republicanos federales la convirtieron en una fiesta civil. A las tres voces «¡Granada!» respondían lemas progresistas: «¡Por la Libertad y la Justicia!», «¡Por la ciencia, por la cultura, por la fraternidad, por la ilustración del niño, la emancipación de la mujer y la redención del obrero!». Seguían vivas a Granada, España y la República federal
Así, en 1875 la fiesta de la Toma tuvo un alto contenido simbólico, con la vuelta a la tradición y la proclamación del rey. Según las crónicas, la asistencia fue masiva y, tras los gritos tradicionales, se añadió «¡Viva D. Alfonso XII, rey de España!». «La escena fue verdaderamente solemne e indescriptible», cuenta la prensa. Hacía un día esplendoroso, con «la plaza ocupada por una muchedumbre entusiasmada».
Hubo una manifestación monárquico-liberal que recorrió la Carrera, San Matías, Colcha, Plaza Nueva, Bib-rambla, Mesones y Reyes Católicos. «¡Cómo cambian los tiempos!». Aseguraba la prensa que había gente de «todas las clases sociales», pero seguramente predominaban las capas medias y altas. Sin embargo, señalaban que muchos aspirantes anteriores seguían buscando un puesto en la administración. El chiste: los meritorios alegaban antes sus méritos en favor de la revolución. ¿Y ahora? Los mismos hacían ver los méritos que tenían contra revolución.
Ironías al margen, comenzaba un nuevo periodo histórico, tras los años en los que se había procurado instaurar una democracia con amplia participación, entrando en un periodo liberal más estable, pero en las manos de una oligarquía.