10 enero 2025

Como caminamos con los nuevos ojos de este año recién nacido, y aún vamos deseando buenas venturas, me permitirá que esboce una carta, casi telegrama, con la brevedad del espacio. Lo cierto es que hay tantas cosas que pedir que nos centraremos en esta tierra que pisamos, unos más que otros, cada día.

No se lo pediremos a los Reyes, vayamos a que nos hagan el mismo caso de siempre, así que lo haremos a los nuevos Magos que son los que deciden dónde van los dineros públicos y por dónde se pueden invertir los privados.

Y a esos les pediría el sentido común que manifiestamente han venido ignorando en los últimos tiempos; que dejen esa estúpida y perenne sonrisa y pongan manos a la obra para ganarse los sueldos que cobran, y ya de camino que apliquen las mismas subidas que ellos se procuran a los más desfavorecidos. Que recorran las distancias caminando o en transporte público, para que compartan nuestro sufrimiento; que sean honestos y reconozcan los pasos dados con los zapatos ajenos, sin apropiarse de lo que nos es suyo; que antepongan los intereses de esta ciudad y sus pueblos a los de sus jefes en sus partidos, y si ellos son los jefes, que miren que algún día solo quedarán de ellos sus obras, lo demás se habrá olvidado, incluso sus nombres; que sean tolerantes con las gentes que habitan estos lares e intolerantes con lo que nos daña a todos o a una parte; que estudien, para lo que tendrán que leer cada día un poco, incluso literatura, que es buena para ver con otros ojos; que la cultura está ahí, solo hay que ayudarla a crecer.

Se me acabó el espacio hoy. Aquí seguimos.