La ‘puerta asiática’ en Rumanía: la expansión de Schengen reaviva la crisis de mano de obra
Tras la entrada en Schengen de Rumanía y Bulgaria, los empresarios temen que algunos de los trabajadores asiáticos se marchen a países con mejores salarios
Cuando Rehan*, un esrilanqués de 43 años, padre de un chico adolescente, se embarcó en su sueño europeo, del Índico a los Balcanes, nunca imaginó que, tras un año y medio trabajando, primero en un restaurante de comida rápida y después, conduciendo un camión, además de repartir un tiempo comida a domicilio en su tiempo libre, ganaría tan poco. “Trabajo y no ahorro, no tiene sentido”, exclama a El Confidencial este esrilanqués, que reside en Bucarest desde julio de 2023.
Como Rehan, miles de trabajadores asiáticos llegaron a Rumanía con un contrato, como parte de una cuota anual establecida por el Gobierno rumano para paliar la escasez de mano de obra en determinados sectores. Dicha cuota pasó de los 20.000 permisos anuales antes de la pandemia a los 100.000 permisos al año en 2022, 2023 y 2024. Son los ayudantes de cocina, limpiadores, operarios de fábricas y obreros de la nueva economía rumana, procedentes principalmente de Nepal, Sri Lanka e India y en menor medida, de Bangladés y Turquía.
Esta cuota “es algo requerido por la legislación de la UE para garantizar un flujo controlado de migrantes”, explica a El Confidencial, Adelina Dabu, directora de Asuntos Públicos de la Confederación Empresarial Concordia. Dabu aclara que la cuota se ha incrementado “a medida que la escasez de mano de obra se ha agudizado”.
Al igual que en el resto de Europa, Rumanía no encuentra trabajadores en determinados sectores. En especial en la hostelería, “que es un sector con alta rotación de personal” y que “se vio muy afectado por la pandemia”, explica Dabu, así como en la construcción, que se ha acelerado debido al crecimiento económico del país y la inversión pública en infraestructura. A esto se suma el agravante del propio éxodo laboral, con 5,7 millones de rumanos en el extranjero. Miles de rumanos cualificados para este sector encuentran empleos mejor remunerados en Europa occidental, donde también están muy demandados”, explica Dabu. https://datos.elconfidencial.com/ec-iframe-simple-datawrapper/?id=Yj8iY
La cuota, una solución en el papel, en la práctica está dando lugar a numerosos abusos. En el caso de Rehan y otros compatriotas, pagaron cuantiosas sumas –entre 3.000 y 5.000 euros– a agencias intermediarias para conseguir el trabajo y los trámites. Algunos de los entrevistados, como no tenían el dinero, solicitaron un crédito o vendieron lo que tenían. Dabu advierte que las agencias intermediarias sospechosas “son algo de lo que los propios trabajadores deberían mantenerse alejados”, pero también asegura que hay agencias de contratación profesionales que operan. En cuanto al retraso para obtener el permiso de trabajo, la directora de Asuntos Públicos de Concordia justifica que los recursos asignados por las autoridades competentes «aún son limitados» y cree que el proceso podría agilizarse «con una mayor digitalización». Por esto y por los bajos salarios, algunos de los trabajadores que llegaron con la cuota se están marchando.
Saman* no aguantó más y volvió a casa, a Sri Lanka, explica por teléfono a El Confidencial, donde reside tras pasar un tiempo en Rumanía. “De los 25 que vinimos juntos, solo quedamos cuatro”, asegura Rehan, que explica que cuatro de ellos volvieron a Sri Lanka –»tres mujeres y un hombre», puntualiza–. Otro regresó a su país para volver a probar suerte, esta vez, en Serbia. Y los hay que, antes de la entrada de Rumanía y Bulgaria en Schengen, intentaron el camino arriesgado, viajando a Italia de manera irregular. “Algunos pagaron 3.500 euros para cruzar la frontera de manera ilegal para ir a Italia; no es seguro”, afirma Rehan.
El 1 de enero de 2025, tras casi década y media de negociaciones, consultas y esperanzas frustradas y 17 años después de unirse a la Unión Europea (2007), Bulgaria y Rumanía finalmente se convirtieron en miembros del espacio Schengen. Esto significa que ahora es posible conducir desde Rumanía y Bulgaria a Italia, Alemania o España sin mostrar ningún pasaporte, aunque los controles aleatorios se mantendrán durante un tiempo, según expuso el ministro del Interior rumano, Cătălin Predoiu. La policía húngara también realizará controles de momento en su frontera con Rumanía. El ingreso de Rumanía y Bulgaria a Schengen afecta a 25 millones de personas. Empresarios y trabajadores se preguntan si para ellos cambiará algo.
“No es realista esperar que todos los trabajadores [que vienen] se adapten y se queden, pero algunos lo harán y se están formando comunidades”, confía Dabu. Admite que algunos trabajadores de fuera de la UE pueden ver la apertura de Schengen como una oportunidad, “como aprendimos de la experiencia de Croacia”, donde tras ingresar en Schengen, muchos trabajadores extranjeros se fueron. Si ocurre, dice, tendrán que atraer a otros para reemplazarlos, “probablemente habrá un retraso, dado que el proceso dura alrededor de nueve meses, entre la selección, el permiso y el visado”.
Pese a que la migración irregular fue el argumento principal para el veto a Bulgaria y Rumanía durante todos estos años, de momento, los datos contradicen la narrativa. Según Frontex, solo el 3% de los cruces ilegales al área Schengen provienen de rutas vía Rumanía. “Con o sin Schengen, quien tenga un permiso de trabajo para Rumania y se vaya, es un criminal y será buscado”, dijo a Hotnews Ruxandra Stoica, vicepresidenta de la Federación de Empresarios de la Industria de la Hostelería (FPIOR).
Del éxodo a la inmigración
El fenómeno de la cuota se repite en Bulgaria, un país que ha perdido unos 30.000 habitantes al año (el 0,4% de su población) entre 2015 y 2020 como consecuencia de la emigración, según la OCDE y con escasez de mano de obra. El turismo y la agricultura son sectores en los que Bulgaria tradicionalmente ha dependido de trabajadores extranjeros, principalmente temporeros. En los últimos tiempos, Bulgaria también depende de extranjeros para la construcción de infraestructuras, el transporte y el comercio y cada vez son más las empresas que recurren a agencias intermediarias para cubrir las vacantes.
Bulgaria atrae principalmente a los ciudadanos de Asia central y sudoriental, especialmente de las antiguas repúblicas socialistas, como Kirguistán y Uzbekistán, y recientemente de países más lejanos, como India, Nepal, Bangladés, Filipinas e Indonesia. El problema es que el salario que reciben, de unos 500 o 600 euros al mes, no consigue retenerlos, explica a Mediapool Dobrin Ivanov, director ejecutivo de la Asociación de Capital Industrial de Bulgaria (BICA). Y muchos, según Ivanov, apenas pasan unos meses en Bulgaria y pronto se marchan a puestos mejor remunerados en Europa occidental.
Aunque a menudo se reduce la falta de mano de obra a la escasez de habilidades, un informe sobre ‘Escasez y excedente de mano de obra’ de la oficina europea de empleo (EURES) revela que muchas de las ocupaciones que no se llenan requieren niveles de habilidad relativamente modestos, por lo que, lo que los autores dicen que muchos casos “son el resultado de que los empleadores ofrecen condiciones laborales y de empleo insuficientemente atractivas”.
Un año y medio después, Rehan aún no tiene un permiso en regla y dice que casi todo lo que ingresa, lo envía a Sri Lanka. Con un salario de 2.500 Lei (500 euros) más 400 Lei (100 euros) de manutención por conducir un camión y 1.500 lei extras si conduce 100 horas más al mes (300 euros), consigue enviar unos 2.000 Lei (400 euros) mensuales. Sin embargo, no quiere regresar a Sri Lanka, “nunca, nunca, nunca”, dice. Su madre ya falleció y su padre ha muerto en este tiempo. Solo le queda un hijo, para el que dice que es de más ayuda si envía dinero. “Así que si mis amigos dicen que las fronteras están abiertas y vamos a Italia o Francia… no sé qué hacer”, se sincera. https://datos.elconfidencial.com/pildoras-subsecciones/?section=pulse
Mientras tanto, el gobierno rumano espera que la apertura de fronteras impulse los mercados, la competencia laboral y la integración regional y que áreas industriales en Rumanía, como Oradea y Timișoara, atraigan a trabajadores y empresas. La eliminación de controles fronterizos también puede incrementar el valor inmobiliario en regiones históricamente marginadas. La otra disputa en torno a Schengen está en el ámbito energético. Rumanía, con reservas significativas de gas en el mar Negro, busca la independencia energética, lo que de momento atrajo la inversión de OMV Petrom (austriaca), en un proyecto de 4 mil millones de euros.
Por Lola García-Ajofrín. Bucarest, Florin Bărbuță y Sebastian Pricop (Hotnews. Rumanía) , Boroka Paraszka (HGV. Hungría), Tsvetelina Sokolova (Mediapool. Bulgaria)
https://www.elconfidencial.com/mundo/2025-01-12/expansion-schengen-reaviva-crisis-mano-obra_4040393