30 enero 2025

En este texto se reflexiona sobre las alteraciones que ha sufrido el yacimiento arqueológico de Medina Elvira en el último siglo. Se centra en las causas de tales afecciones, a las que se pueden buscar tres orígenes: un urbanismo desmesurado, una explotación minera sin control arqueológico, y un cierto retraso en la actuación por parte de las administraciones.

A finales del siglo XIX, el arqueólogo e historiador D. Manuel Gómez Moreno, descubre entre los municipios de Atarfe y Pinos Puente, los vestigios de la antigua y desaparecida Madinat Ilbira, la ciudad más importante de la vega de Granada entre los siglos VII y X, capital de la Cora del mismo nombre, que fue abandonada en el siglo XI para trasladar su capitalidad y fundar la nueva ciudad de Granada a su ubicación actual (1).

Después de su abandono, los restos de esta ciudad quedaron ocultos bajo las distintas plantaciones de cultivos y gracias a este hecho ahora está siendo posible la recuperación de gran parte de la ciudad medieval mediante las campañas de excavación que desde el año 1999 se están llevando a cabo.

Ha sido en el año 2004 cuando se ha conseguido otorgar a la zona arqueológica la máxima protección legal que existe, cual es considerar al yacimiento como Bien de Interés Cultural (2).

La superficie de la Zona Arqueológica es de 332,226 hectáreas y la superficie del polígono occidental del entorno de la Zona Arqueológica es de 86,144 hectáreas y el oriental de 81,177 hectáreas.

Pero hasta el 2004, año de su declaración como BIC y durante los últimos cien años el entorno de la antigua ciudad de Madinat Ilbira ha ido sufriendo bastantes transformaciones.

Ha sido un espacio sin protección ambiental alguna hasta hace muy pocos años y que por su ubicación ha seguido el ritmo lógico impuesto por el llamado desarrollo industrial y urbanístico que estamos viviendo, sobre todo al tratarse de una zona rural en plena Vega de Granada y lugar donde desde antaño se han ubicado distintas industrias como cementeras, azucareras, siendo además una zona muy castigada durante años por la industria de la minería que ha llegado a ser devastadora.

Fig. 1 Estado actual de la Hoya del Rey.

LA EXPLOTACIÓN MINERA Y LA ALTERACIÓN DEL PAISAJE


Durante la primera mitad del siglo XX, y más en concreto hasta la década de los años 70 la explotación minera y sobre todo la industria de la cantería supuso una devastadora alteración del paisaje en el paraje conocido como Hoya del Rey, zona en la que durante los años 60 y 70 se concentró toda la actividad minera y que ha tenido como consecuencia una destrucción brutal del terreno.

De la misma forma, el Cerro del Sombrerete ha sufrido las consecuencias de la industria minera. Tras las prospecciones arqueológicas realizadas en el mismo tenemos la evidencia de estructuras defensivas de indudable valor arqueológico, que sin duda han acusado el daño y la agresión que provoca esta explotación industrial y que ha dejado profundas y evidentes huellas en la falda de dicho cerro (3).

Fig. 2 Cantera San Juan, próxima a la Ermita de Los Tres Juanes

EL URBANÍSMO Y LA PROTECCIÓN DEL ENTORNO

En cuanto a la proliferación urbanística, su momento de mayor expansión comenzó en la década de los 80 y fue creciendo desmesuradamente hasta la actualidad, afectando sobre todo al área del Cerro del Almirez, que es la más alterada por el urbanismo incontrolado. Igualmente ocurre con la falda sur del Cerro Sombrerete.

Hay que destacar que a partir del año 2004 esta zona está protegida por Decreto y por lo tanto restringida la concesión de cualquier permiso de construcción.

Fig. 3 Edificaciones en pleno BIC

OTRAS CAUSAS DE ALTERACIÓN DEL PAISAJE

Por otra parte, considero que la otra gran causa de alteración en el paisaje ha venido de la mano de las industrias instaladas en la parte llana de la antigua ciudad.

La construcción y el funcionamiento de la antigua fábrica de cemento, la azucarera y la fábrica de aceites, ocasionaron una ruptura y modificación de grandes superficies de terreno que tras su desaparición ha convertido a este espacio en una zona ruinosa y devastada.

En el caso de la fábrica de aceites, actualmente en funcionamiento, (aunque también excluida de la zona B.I.C, pero sí en su entorno) ha supuesto además la excavación de grandes balsas de alpechín en pleno centro del espacio protegido, y que a pesar de la clausura de la mayoría de ellas, ha constituido un destrozo que ya no tiene marcha atrás.

Sin olvidar, además el supuesto daño medio ambiental provocado por los vertidos de alpechín tras el sellado de las balsas y otras sustancias contaminantes en el acuífero de la Sierra Elvira.

Pero pensemos que la declaración de zona arqueológica con protección B.I.C. a partir del año 2004 nos debería proporcionar la tranquilidad suficiente para pensar que no se van a volver a cometer este tipo de desmanes.

Y es aquí donde quiero hacer hincapié como conclusión a este trabajo:

En la necesidad de vigilancia en el cumplimiento de la normativa vigente protectora de la riqueza arqueológica, ya que si no se lleva a cabo de manera escrupulosa por parte de todas las administraciones implicadas nos seguiremos encontrando con: actuaciones urbanísticas con falta del control y vigilancia necesaria que llevan a lo sucedido en las obras del gaseoducto que tanto daño provocó en el yacimiento, o incluso en los permisos concedidos por las entidades administrativas para determinadas obras urbanísticas, de electrificación , etc.

También es obligatoria una máxima atención en cumplir a rajatabla la normativa ante el desarrollo de las nuevas redes de comunicación, autovías, proyecto AVE , etc…en la zona de Atarfe y Pinos Puente que sin la suficiente cautela pondría de nuevo en peligro el yacimiento.

Es labor de todos tomar conciencia del bien arqueológico que poseemos; pero insisto que en este caso, son las Administraciones Públicas y en especial la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía las competentes en velar por el estricto cumplimiento de la Ley y salvaguardar lo que nos resta después de tantos años de desconocimiento e incultura patrimonial.

NOTAS Y BIOGRAFÍA EN: http://www.arqueologiamedieval.com/articulos/134/morfologia-del-paisaje-del-bic-medina-elvira

Por Nieves Obregón Zamorano. Doctoranda. Universidad de Granada