La leyenda del Bañuelo de Granada: El secreto de la bella Zoraida

Enclavado en la Carrera del Darro, el Bañuelo de Granada es uno de los hammam más antiguos y mejor conservados de España. Construido en el siglo XI, durante el periodo zirí, ha sido testigo de innumerables historias y leyendas. Una de las más fascinantes es la de Zoraida y el cautivo cristiano, un relato de amor y tragedia que ha sobrevivido al paso del tiempo.

El amor en las aguas del hammam

Cuenta la leyenda que en tiempos del reino de Taifa de Granada, el Bañuelo no solo servía como un espacio para la higiene y el descanso, sino también como un lugar donde las damas de la nobleza granadina se reunían a conversar y relajarse. Entre ellas se encontraba Zoraida, la hija de un alto dignatario de la corte zirí. Era conocida por su extraordinaria belleza y su espíritu libre, pero también por su melancolía, pues vivía encerrada en los lujos de su palacio sin apenas contacto con el mundo exterior.

Un día, mientras se bañaba con sus doncellas en las cálidas aguas del hammam, escuchó un murmullo que provenía de un patio contiguo. Se acercó con cautela y descubrió que, en una pequeña celda anexa al Bañuelo, se encontraba un joven cautivo cristiano llamado Rodrigo, apresado durante una incursión en tierras castellanas. Sus ojos se cruzaron a través de los celosías de la celda, y en ese instante, nació entre ellos un amor imposible.

El plan de escape

Movida por una fuerza que no entendía, Zoraida empezó a visitar en secreto al cautivo. A través de una de las pequeñas ventanas del Bañuelo, le llevaba agua y pan, y poco a poco ambos comenzaron a compartir sus pensamientos y sus sueños. Rodrigo le hablaba de las vastas tierras de Castilla, de los campos dorados de trigo y de la brisa del mar. Ella, a su vez, le contaba sobre la belleza oculta de Granada y sus jardines palaciegos.

Pronto, Zoraida no pudo soportar la idea de verlo prisionero y trazó un plan para liberarlo. Con la ayuda de una de sus doncellas, consiguió una llave robada a un guardia e ideó una ruta de escape a través de los pasadizos del hammam que conducían al río Darro.

El destino trágico

La noche acordada para la huida, Rodrigo logró escapar de su celda y, guiado por Zoraida, cruzó los baños hacia la puerta secreta que daba al río. Sin embargo, justo cuando estaban a punto de alcanzar la libertad, fueron descubiertos por los guardias. En la confusión, Zoraida se interpuso entre Rodrigo y las lanzas de los soldados, recibiendo una herida mortal.

Rodrigo, desesperado, la sostuvo entre sus brazos mientras la vida se escapaba de su cuerpo. Con su último aliento, Zoraida le pidió que huyera y recordara siempre su amor. Él logró escapar cruzando el Darro y desapareció en la noche, pero nunca volvió a verla.

Desde entonces, se dice que en las noches silenciosas, cuando el viento susurra entre los arcos del Bañuelo, se pueden escuchar los lamentos de Zoraida, buscando aún a su amado entre las sombras del viejo hammam.

Un legado de historia y misterio

Hoy, el Bañuelo sigue en pie como testimonio de la grandeza de Al-Ándalus. Sus arcos y columnas aún parecen susurrar historias del pasado, y su atmósfera mística transporta a los visitantes a una época en la que el agua no solo purificaba el cuerpo,

ARTURO ÁVILA

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