El Último Conocimiento de Al-Ándalus

Granada es una ciudad de contrastes, donde la historia se superpone como las capas de una antigua leyenda. En sus calles conviven la Alhambra, símbolo de la gloria nazarí; la Madraza, vestigio del saber andalusí; y la Catedral, reflejo del triunfo cristiano. Pero pocos saben que entre estos tres lugares se esconde un secreto olvidado: el último libro de Al-Ándalus.
En el siglo XIV, la Madraza Yusufiyya, fundada por el sultán Yusuf I, era el centro del conocimiento en Granada. Allí, sabios musulmanes estudiaban astronomía, medicina y filosofía. Sus manuscritos, custodiados en la biblioteca de la Alhambra, eran el legado de siglos de cultura andalusí. Sin embargo, en 1499, tras la conquista cristiana, el cardenal Cisneros ordenó la quema de miles de libros en la Plaza Bib-Rambla.
Cuenta la leyenda que, la noche antes de la hoguera, un joven alfaquí escapó con un códice dorado, el último gran tratado de ciencia nazarí. Corrió por las callejuelas hasta la Madraza, donde intentó esconderlo, pero los soldados lo perseguían. Desesperado, cruzó la ciudad y llegó hasta la Alhambra. Allí, según los relatos, lo entregó a un viejo maestro que lo ocultó en los pasadizos bajo los palacios.
Siglos después, la Catedral de Granada se alzó sobre la antigua mezquita mayor, marcando el cambio de era. La Madraza se convirtió en sede del Cabildo, y la Alhambra cayó en el olvido hasta su restauración. Pero el códice dorado nunca apareció.
Algunos dicen que está enterrado bajo los cimientos de la catedral; otros creen que reposa en algún rincón oculto de la Alhambra. Y hay quienes juran que, en las noches de luna llena, cuando el viento sopla entre las torres, se pueden escuchar susurros en árabe antiguo, como si el último conocimiento de Al-Ándalus aún buscara ser encontrado.
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