Un año de los institutos libres de móviles: «Solo tiene beneficios»

Alumnos y docentes celebran las normas que ponen coto a los teléfonos, ya que los estudiantes «atienden y están más tranquilos»
Hasta el año pasado el uso de los móviles en los institutos de Andalucía quedaba a criterio del propio centro. Era cada instituto el que establecía hasta qué punto podían estar los teléfonos sobre los pupitres y consultarse alegremente entre clase y clase o por los pasillos.
El 4 de diciembre de 2023 la Junta de Andalucía estableció la limitación de los dispositivos móviles de los alumnos durante la jornada escolar y daba a los docentes la opción de requisarlos si se hacía un mal uso de ellos.
La mayoría de los institutos granadinos tenían los móviles vetados pero sin una norma que les respaldase. Es decir, los directores y docentes se la jugaban a enfrentamientos directos con las familias sin la ley en la mano. Esta situación de limbo normativo cambió con la llegada de la prohibición expresa y directa de estos dispositivos por parte de la Junta de Andalucía. Esto conllevó la puesta en marcha de una serie de medidas y sanciones listas para ser usadas con total objetividad, sin tener que pasar por el criterio del profesorado.
Si los docentes ven un móvil entre los muros del instituto, pueden retirarlo y llamar a los tutores legales para que vayan a por él a las 24 horas. Si es viernes, a última hora, aunque en algunos institutos duermen sábado y domingo y son recuperados ya los lunes.
Hay centros, como el IES Severo Ochoa de Granada, donde existen unas cajas para que los alumnos de la ESO que llevan los teléfonos al centro puedan dejarlo durante la jornada y evitar así que les de por encenderlos. «No se puede ni consultar la hora. Nosotros no podemos ver un móvil a lo largo de la jornada», expresa la directora del centro, Adriana Malagón, que tiene especial celo por cumplir las normas antimóviles y que nota «solo beneficios» desde que se pusieron en marcha.
El director del IES Arjé de Chauchina, que además es presidente de la asociación Adián (de directores de institutos de Granada), José Madero, señala que las familias están más concienciadas gracias a la nueva norma. Que ahora se retiran móviles y se ponen sanciones auspiciados por el reglamento y que esto da lugar a menos forcejeos con los progenitores.
Cierta reducción de uso
«Estamos algo más respaldados. Si el alumno saca el móvil, se le sanciona», expone Madero que señala que se nota «cierta reducción del uso» por parte de los alumnos aunque la tentación sigue ahí –a menudo en la mochila– y para muchos estudiantes es complicado salvarla.
La justificación en unos casos, la excusa, en otros, es que los alumnos necesitan comunicarse con sus familias a la salida. Algo que desde los centros no ven necesario, ya que los alumnos pueden comunicarse utilizando los medios de los institutos.
Dicen los docentes que los móviles tenían consecuencias muy negativas en los chavales: adicción, información en caliente e inmediata a los padres de todo lo que les ocurría en el centro y actividades cuestionables como grabar vídeos o hacer sticker de profesores.
«Les decimos que dejen el móvil en el despacho para evitar la tentación». Para eso existen unas cajas. Hay leyendas urbanas de pantallas aplastadas y escudan en eso para no dejarlo. «Ahora nos sentimos más respaldados», dice Madero. «Se progresa pero es difícil porque es un problema de concienciación porque tenerlo encima es tener la tentación de mirarlo», apunta Madero.
José Manuel Franco, director del IES Cartuja, señala que ellos ya aplicaban la prohibición pero que las familias tienen ahora más concienciación. «Es una adicción generalizada que está haciendo mucho daño», aporta el director.
Franco dice que la nueva normativa ayuda a los alumnos más allá de las aulas. Los de Primero de eso ya han entrado al instituto con la nueva normativa. Se han criado así, por eso hay bastante diferencia con los mayores, que empezaron en el instituto sin tener las normas claras.
«Esto nos exige ser vigilantes», apunta Franco que, como otros directores de instituto, sabe que esta normativa requiere el esfuerzo de cumplirla, día a día, móvil a móvil.
El control del uso de los teléfonos en los colegios ha favorecido la convivencia, integración y socialización en general en todos los centros educativos, expresa la delegada de Desarrollo Educativo de Granada; María José Martín. «Se trata de una medida que partió con ese objetivo: la convivencia. Pero los centros educativos están para enseñar, la labor de control y supervisión del uso de las nuevas tecnologías no puede limitarse al centro escolar. Es necesaria la complicidad de la sociedad y el entorno familiar», anota la delegada.
Más centrados
Alba Martín es la directora del instituto Soto de Rojas y cuenta que en su centro no hay muchos problemas y que se cumple la normativa de los móviles, por lo que los niños están más centrados. «Si los vemos, se los pedimos sin entrar en conflicto y los custodiamos en una caja». «Están más tranquilos y no tener móvil les ayuda a relacionarse».
En nombre de las familias, Rosa Funes, presidenta de Fampa Alhambra, indica que ven bien que haya espacios libres de móviles pero consideran que es necesario también una educación en el uso adecuado del móvil «porque sino no lo van a usar en los centros escolares pero luego van a seguir haciendo un mal uso».
«Lo que nos llega de los alumnos es que siguen llevándolo y lo usan a escondidas», por lo que apuestan por esta formación para que realmente se conciencien del peligro del móvil, resalta Rosa Funes.
FOTO: Alumnos del instituto Severo Ochoa de Granada posan con el cartel de prohibido móviles . Ariel C. Rojas