«La ermita de Santa Ana en Atarfe» por Gloria Espinosa Spinola

En la localidad de Atarfe en el Paseo de Santa Ana, junto a la casa parroquial, se localiza la ermita de Santa Ana, pequeño edificio que, sin embargo, merece la atención de sus habitantes y visitantes. La ermita es de planta rectangular con presbiterio diferenciado por una armadura mudéjar de forma cuadrada y que responde al tipo de limas mahomares, lo que permite la aparición del lazo de ocho puntas en el centro de la cubierta.
Atendiendo a estas características podemos situar su construcción, en una primera fase, entre el último cuarto de siglo XVI y primero del XVII. Posteriormente, bien a fines del siglo pasado, bien durante la presente centuria, se realizó una intervención que transformó la ermita en el lugar que hoy conocemos.
Sin lugar a dudas, dentro del espacio arquitectónico cabe destacar el retablo y la imagen de Santa Ana. El primero está constituido por un banco que aloja el sagrario, un solo cuerpo, tres calles y ático. La calles están divididas por estípites, la central aloja a la Patrona de la comunidad, y las laterales a San Antonio de Padua y San José.
Por último, el ático o remate del retablo está formado por un gran arco que enmarca un lienzo con la Presentación de la Virgen en el Templo. Tanto el retablo como las esculturas que lo completan por sus características formales pueden fecharse en el siglo XVIII.
La escultura de San Antonio responde al tipo iconográfico tradicional del santo que se representa como un hombre joven e imberbe, vestido con el hábito marrón de la orden franciscana y tomando entre sus manos al Niño Jesús. La imagen de San José es la de un hombre casi anciano con cabellos y barba blancos, viste faldón estampado con ribetes dorados y manto rojo con amplias mangas de bordes dorados, en su mano derecha lleva un bastón florido y en la izquierda al Niño Jesús.
El retablo se completa con la pintura al óleo del ático. Es un lienzo de forma rectangular cuyo fondo está constituido por el interior de un edificio de diseño clásico.
En un segundo plano, bajando unas escaleras, están María Niña acompañada de un sacerdote. Sobre sus cabezas se ubica un rompimiento de gloria con la paloma del Espíritu Santo. En primer plano aparecen San Joaquín, a la izquierda, y Santa Ana a la derecha, sentada sobre un escaño.
La escultura de Santa Ana con la Virgen Niña es el centro devocional y litúrgico no sólo del retablo, sino también de la ermita, cuyo significado está determinado por el culto a la Patrona de la localidad.
La imagen, de una indudable calidad estética, representa a la santa sedante sobre un sillón dorado. Viste túnica azul y manto rojo, ambos decorados con motivos florales dorados. Alrededor del rostro presenta una toca blanca y potencia de metal sobre la cabeza. En su mano izquierda lleva un libro abierto y en su regazo, a la derecha, se sitúa la Virgen. Esta viste túnica verde y manto azul, ambos decorados con flores doradas. En su mano derecha porta un cetro y con la izquierda señala el libro que sostiene su madre.
Por último, debemos señalar una escultura de San José con el Niño que se ubica en el muro derecho dela ermita y cuya cronología puede situarse igualmente en el siglo XVIII. Destaca fundamentalmente por la belleza del rostro y por la riqueza de la vestimenta del santo. Este se representa como un hombre maduro de barba y larga cabellera de color castaño. La túnica, realizada con la técnica del estofado que consiste en raspar el color aplicado sobre la superficie previamente dorada, haciendo dibujos, de modo que aparezca el pan de oro, es de fondo verde con rica decoración floral y manto rojo, exteriormente, y verde en su interior. En su mano derecha porta el bastón florido y en la izquierda al Niño Jesús, atributos propios de su iconografía desde el Renacimiento.
En definitiva, la ermita de Santa Ana por su armadura mudéjar, por ser contenedor de importantes piezas como el retablo dedicado a la Patrona y esculturas como la de la propia Santa Ana y la de San José con el Niño, ambas de una calidad artística notable, merece la valoración de los vecinos de la localidad que los aloja, pues sólo el conocimiento del patrimonio artístico y cultural posibilita su conservación y su legado a las generaciones futuras.

Artículo editado por Corporación de Medios de Andalucía y el Ayuntamiento de Atarfe, coordinado por José Enrique Granados y tiene por nombre «Atarfe en el papel«