«Poesía en el Festival» por Juan de Dios Villanueva Roa

Primero llegó la poesía a su casa, Granada, y a sus pueblos, y entró en las aulas y los niños la recibieron con los brazos y los oídos abiertos. Aún hay gente que dice que con ella no va la poesía.

Y llegó la música, la de ahora y la de siempre; y también vino el cine. Y varios continentes se unieron para recitar, hablar y reflexionar sobre lo que el verso dice sobre las gentes y sobre el mundo de ahora y de siempre. Los niños lo entienden bien. Veinte premios nacionales de las letras leyeron y hablaron en Granada, y miles de personas, granadinas también, los escucharon.

Y durante cinco días se habló de Federico, ese granadino que murió en su tierra fusilado por los que aquí ganaron aquella guerra que nació de una rebelión contra un gobierno. Y los aires se llenaron con la palabra y con la música.

Desde fuera, desde aquella Cataluña, llegaron y anunciaron que en unos días se abriría un museo lorquiano en una casa donde él vivió y que los granadinos, salvo Carmen Valero, no le habían echado cuentas. Y se hizo cuando llegaron todos los libros en la feria que inundó la Carrera y las Batallas de lectores, de paseantes y de escritores que querían que la gente los leyese.

Y llegó Echanove y leyó a Federico y se volvieron a agotar las entradas (que eran gratis), como se habían agotado la semana anterior para escuchar a Arteta y a algunos que también llegaron hasta el Palacio de Carlos V. Y todos pudimos ver que en Granada hay hambre de cultura en sus esquinas y en las calles que las conforman, pero aún falta mucho para alcanzar esa meta, primero desde dentro, para llegar a las afueras.

FOTO: Remedios Sánchez, Diana Navarro y Juan Pinilla, en el Carlos V. FERMÍN RODRÍGUEZ 2024