No, la ciudad de los 15 minutos no implica encerrar a la gente en su barrio

La ciudad de los 15 minutos es un modelo que pretende reorganizar las urbes para intentar que cada persona tenga cerca todo lo que necesita en su día a día (servicios públicos, colegios, tiendas, parques…) y más facilidades para caminar y moverse en bici. Una idea, en principio amable, que ha generado miles de bulos, espoleados por cuentas de ultraderecha.
La mecha prendió con críticas a los cortes de tráfico en calles de varias urbes anglosajonas (pues para facilitar la movilidad sostenible hay que quitar espacio al coche), y fueron subiendo de nivel: primero, que la ciudad de los 15 minutos supone cerrar calles al tráfico y esto quita libertad de movimiento (lo cual es falso, pues hay muchas formas de moverse en las urbes). Después, que es un plan para encerrar a la población en su barrio; más adelante, que consiste en prohibir los coches, fraccionar las ciudades en guetos identitarios y controlar las emisiones de carbono de cada ciudadano mientras los poderosos siguen viajando en jets privados. Por último, que es un plan para encerrar a la población en su barrio, cosa que no solo no es cierta, sino que da la vuelta a la realidad: de hecho, hay muchos nuevos barrios donde no hay servicios ni tiendas y se fía todo al coche, quitando la libertad a quien no conduce.
Carlos Moreno, el profesor creador del concepto, les responde: “Es un delirio decir que vamos a encerrar a los ciudadanos en su barrio. La ciudad de los 15 minutos es lo contrario, que puedas moverte libremente por tu barrio a pie o en bici, y luego por toda la ciudad en bici o transporte público, que es el medio para conectar los barrios”.
Aquí se puede saber más sobre la ciudad de los 15 minutos y sus bulos.
FOTO: Esquina entre Borrell y Consell de Cent, en Barcelona. AYUNTAMIENTO DE BARCELONA