23 noviembre 2024

Los papiros de Herculano desvelan sus últimos secretos

Descubren la presencia de plomo en la tinta de un papiro carbonizado por la erupción del Vesubio

Usando una sofisticada técnica de imagen por rayos X, el año pasado, un grupo de investigadores consiguió leer fragmentos de un papiro calcinado por la erupción de un volcán hace 2.000 años. Ahora, ese mismo equipo ha logrado analizar la tinta con la que fue escrito, detectando plomo en su composición. Este aditivo no se usó en la escritura hasta varios siglos después o eso se creía. Más intrigante aún, el texto aparece escrito entre dos renglones, regla no instaurada hasta la baja Edad Media.

La erupción del Vesubio el 24 de agosto del año 79 de la era común enterró bajo toneladas de fuego y ceniza las ciudades romanas de Pompeya y Herculano. En la ladera del volcán había una villa que había sido propiedad del suegro de Julio César. Hoy se la conoce como la Villa de los Papiros, por albergar unos 1.800 rollos de papiro. Es la mayor biblioteca de la Antigüedad que ha llegado hasta nuestros días, pero cada vez que se ha intentado desenrollar alguno de los papiros calcinados ha acabado hecho cenizas.

Por eso tuvo tanto eco la noticia de que investigadores del Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotón de Grenoble (Francia) y colegas italianos habían conseguido leer fragmentos de uno de estos papiros. Lo lograron sin arriesgarse a desenrollarlo, usando una variación de los rayos X que aumenta el contraste. En este periódico se escribía entonces: «La tarea no era sencilla. Los papiros tuvieron que soportar el castigo de una ola de fuego de unos 320 grados, ennegreciéndose y compactándose. Para complicarlo, los escribas usaban carbón vegetal para transcribir los textos. Así que, negro sobre negro».

Sin embargo, la segunda afirmación, la del carbón como tinta, ha resultado ser falsa. Un nuevo análisis del mismo papiro ha logrado no solo diferenciar la tinta del sustrato vegetal, también ha comprobado que, en vez de carbón vegetal, el texto está escrito utilizando una tinta metálica en cuya composición destaca un elemento químico sobre los demás: el plomo. El resultado ha sorprendido a los autores del estudio, publicado en la revista PNAS. Hasta ahora, los mayores expertos en papirología creían que las tintas metálicas no se usaron hasta la última parte de la Antigüedad y principios de la Edad Media, con el dominio del pergamino sobre el papiro.

La erupción del Vesubio sepultó los papiros bajo metros de ceniza volcánica

«Durante casi 2.000 años, hemos creído que lo sabíamos todo o casi todo sobre la composición de la antigua tinta usada para escribir sobre papiro», dice el papirólogo Daniel Delattre, del Instituto de Investigación e Historia de los Textos (Francia). Este experto en manuscritos antiguos es uno de los autores del estudio del año pasado y no le duele reconocer que entonces estaban equivocados.

La precisión de la fluorescencia por rayos X es tal que han podido determinar incluso dónde empezaba y acababa el escriba cada uno de sus trazos por la mayor o menor concentración de plomo. Los investigadores han descartado que este metal esté ahí por contaminación, ya sea prestado de los contenedores de los rollos, generalmente de bronce, o unido al papiro durante su tratamiento con agua.

«La concentración de plomo que hemos encontrado, y que puede variar o faltar en el resto de papiros de Herculano ya que fueron escritos a lo largo de tres siglos, podría permitir mejorar mucho el contraste de las letras», explica Vito Mocella, investigador del Instituto para la Microelectrónica y los Microsistemas del Consejo Nacional de la Investigación de Italia y coautor del estudio. Esto no significa que ya podrán leerse todos y cada uno de los papiros recuperados de la Villa de los Papiros pero, al menos, permitirá leer algo más que algunas letras y frases. De hecho, ya están preparando nuevos experimentos como el del año pasado, pero aprovechando ahora la presencia del plomo.

Las tintas metálicas no se usaron hasta varios siglos después y sobre pergaminos

Los dos fragmentos analizados, que forman parte de seis papiros de Herculano que el rey de Nápoles regaló a Napoleón en 1802, aún dieron otra sorpresa a los científicos. Comprobaron que las letras griegas que componen los textos están escritas entre dos renglones, sí, como los de las libretas para aprender a escribir. De nuevo, a reescribir la historia. La norma de los renglones no se extendió hasta varios siglos después.

Pero lo más sorprendente es que los renglones no están pintados en el papiro, son de origen natural. La misma técnica que encontró el plomo en las letras les permitió detectar que lo que parecen renglones son en realidad como hebras del papiro. Esto invita a pensar que los escribas aprovechaban las fibras vegetales a modo de guía.

«Estudiamos si algún material, ya imperceptible, pudo ser usado para los renglones en el papiro, pero llegamos a la conclusión de que no hay pruebas de ello», comenta Mocella. Pero el investigador italiano es cauto sobre este posible origen de la norma de los renglones: «Los escribas pudieron aprovecharse de la estructura fibrosa de los papiros, algo que ya no podían hacer sobre pergamino. Pero creo que ya en las inscripciones en piedra o vasijas (tanto contemporáneas como anteriores a los papiros de Herculano) se usaban algunos trucos para cumplir con la característica propiedad bilineal de las letras capitulares, lo que implica que las letras se escriban entre dos líneas imaginarias»