El patrón de los chats machistas
Treinta y dos mil italianos compartieron fotos íntimas de sus esposas y parejas en un chat de Facebook. Se suman al chat de 400 españoles que hacían lo mismo, a otro chat de 66.000 portugueses, a otro chat de 70.000 alemanes, al chat de 50 hombres que compartían las violaciones de Giséle Pelicot…
Y paro por no cansar, pero busquen en Internet aquí, en España, que hay más. Todos hombres. Todos subiendo contenido sexual privado de sus parejas. Todos usando a sus mujeres, grabándolas sin saberlo, para incluso contar cómo drogarlas o violarlas. ¿Epidemia de chats de degenerados e impresentables? De epidemia, nada. No hay enfermedad. Lo que hay es un patrón. El patrón del machismo. ¿Y cuál es?
1. La propiedad. El pensamiento de «ella es mía» y hago lo que me da la gana. Ellas dejan de ser mujeres para ser sus cosas, objetos visuales para excitarse. ¿Cómo no van a hablar de ellas como carne, tetas y culo cuando solo con entrar en Google Maps y ver los burdeles que tengan más cerca, encontrarán centenares de comentarios de puteros hablando de las mujeres como trozos? Estos tipos comentarán en sus casas las agresiones de desconocidos, aún más si son emigrantes. Pero no se verán a sí mismos como agresores porque ellos con las mujeres de su propiedad pueden hacer lo que les plazca.
2. La estrategia. Si las leyes se endurecen y se persigue la ausencia del consentimiento, buscan todas las formas para anularlo. Se valen de su posición de confianza, de ser sus parejas, de ser el padre de sus hijos o hijas y del amor de ellas para que nada levante sospecha. Son el culmen de los manipuladores emocionales.
4. La banalización de la violencia. Como no piensan en ellas, sino en satisfacerse ellos, pasan por alto las consecuencias. Y como, en principio, todo sucede en el entorno digital, creen que tampoco es tan grave. Total, después de consumir horas de porno que ya no les acaba por poner cachondos, acaban pornificando los cuerpos de sus mujeres o colegas, que es la novedad que les motiva.
Y tras este patrón machista, las preguntas que siempre quedan en el aire. ¿Qué hacen las empresas y redes con estos chats? ¿Qué pasa con las víctimas? ¿Y qué dicen el resto de hombres? Pues les resumo. Las redes, como es un negocio, la mayoría hacen la vista gorda hasta que el asunto se pone serio. Sobre las víctimas, no se cuestiona qué pasa con sus vidas, con esa sensación de sentirse asqueadas, engañadas por sus parejas, qué pasa con sus traumas y con las rupturas. Hace días, víctimas del chat español me preguntaban por qué apenas se ha hablado tan poco de ellas, pero más de las italianas o las portuguesas. A ver si, igual que nos tienen que matar a las mujeres de tres en tres para ser un titular, ahora solo hacemos caso a las víctimas según el número de tipos implicados. Y sobre qué dicen ellos, solo sabemos de los pocos que se atreven a comentar en esas noticias. Por personalizar, les digo que en mis artículos sobre este tema, pocos lo hacen. Y de ahí, más de la mitad aparecen ofendidos con el «Not all men» o dicen que ellas quizás lo sabían. Lo de siempre, echar balones fuera, pero poca empatía porque saben que ellos nunca se verán afectados por algo así. El machismo no solo mata. También humilla, expone, viola, comercia y convierte en mercancía la intimidad de las mujeres. Y mientras ese patrón no cambie, ninguna de nosotras estará a salvo.
foto:El machismo convierte en mercancía la intimidad de las mujeres.Hannah Busing / Unsplash
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