El Maristán -hospital nazarí más antiguo- renacerá pronto de sus escombros (PARTE 2)
Gabriel Pozo Felguera nos describe con magníficas imágenes, ilustraciones y planos, del pasado y del futuro, con recreaciones que adelanta, la historia del más antiguo hospital musulmán que se documenta en la Península, y el proyecto previsto de restauración de esta joya de Granada, cuyas obras se esperan que puedan comenzar en 2027. Un excepcional reportaje del mejor cronista de Granada.
La creación y prosperidad del Maristán granadino son achacables al largo periodo de paz y buenos resultados económicos alcanzados en el tercio final del siglo XIV en el Reino de Granada. También a la iniciativa y participación en el proyecto del médico, intelectual y visir que fue Ibn Al-Jatib. Seguro que en su ubicación y diseño tuvo mucho que ver el famoso historiador de los reyes de la Alhambra.
Para empezar, la localización se hizo en un solar que era público a todas luces. Fue levantado dentro de los límites marcados por dos grandes muros que formaban la coracha que protegía el acceso al agua, tanto desde el Albayzín como de la Alhambra. Una coracha consistía en un muro que bajaba hasta el cauce para asegurar el suministro de agua a la población en caso de conflicto. El Puente de los Tableros se data en época zirí, siglo XI; en realidad, consistía en dos grandes contrafuertes unidos por un arco, con ranuras para bajar rejas o compuertas con las que represar el agua e impedir el paso a extraños. A ambos lados discurrían muros de protección que conducían hacia la Alhambra y al barrio de Axares.
Acuarela de Miguel Sobrino González que representa la parte interior del Darro, atajada por el Puente de los Tableros. El estribo de la derecha es el que pervive frente al Bañuelo; el de la izquierda fue demolido para permitir la construcción de la Carrera del Darro. Sus cimientos están bajo la calle y parte del muro de la coracha presenta restos en la vivienda de la esquina hasta el Maristán. DEL LIBRO GRANADA ANDALUSÍ.
Las excavaciones arqueológicas muestran indicios de que hubo una ocupación urbana anterior, quizás de tipo militar, un ‘fundak’, alhóndiga o algo parecido
Las excavaciones arqueológicas en la zona apuntan que la coracha que bajaba desde la muralla zirí de la calle San Juan de los Reyes, en realidad eran dos muros paralelos con unos 25 metros de luz entre ellos. A mediados del siglo XIV ya había dejado de tener utilidad esa coracha, porque las edificaciones la habían rebasado. En ese solar (el comprendido actualmente entre las calles Bañuelo y Concepción de Zafra), de titularidad pública, fue donde se decidió levantar el Maristán. Las excavaciones arqueológicas muestran indicios de que hubo una ocupación urbana anterior, quizás de tipo militar, un fundak, alhóndiga o algo parecido. Quizás su estructura del tipo Corral del Carbón fuese reaprovechada; al menos eso indica la rapidez en hacer la obra (menos de dos años, 1365-7).
El lugar estaba lindero con el Baño del Nogal (Bañuelo), otra de las instituciones sociales y saludables más importantes de esta parte baja de la ciudad musulmana. Seguro que hubo una íntima asociación de actividades.
Hipótesis de la muralla que cerraba el Albayzín por la calle San Juan de los Reyes y la doble coracha que protegía el acceso al agua del Darro. En su antiguo solar, en desuso en el siglo XIV, fue levantado el Maristán. ÁNGEL RODRÍGUEZ AGUILERA.
Esquema de la parte excavada y reconstruida en los últimos años. A la derecha se ve el pórtico Sur acabado, con la estructura de habitaciones que tuvo. El resto es una hipótesis a partir de sondeos anteriores y planimetría del XIX. Se ve que los pórticos mayores eran sostenidos por diez machones de ladrillo y los cortos por otros cuatro. La estructura de las dos plantas era muy similar; un pasillo recorría todo el peristilo. ÁNGEL RODRÍGUEZ AGUILERA.
La gran novedad diferencial del modelo de maristán granadino con relación a los hospitales-hospederías cristianos fue el concepto de aislamiento
La gran novedad diferencial del modelo de maristán granadino con relación a los hospitales-hospederías cristianos fue el concepto de aislamiento. Quizás debido al mortífero brote de peste negra de mediados del XIV (1348 en el caso de Granada), los médicos granadinos prescindieron de las grandes salas donde se concentraba a los enfermos y optaron por el aislamiento. Ya conocían perfectamente la trasmisión de enfermedades por el contagio físico de las miasmas. La estructura del Maristán que nos ha revelado la arqueología reciente (así como la planimetría del XIX) dibuja habitaciones de pequeño tamaño que tienen acceso a un corredor que mira al patio central y la alberca.
No sabemos con exactitud el tipo de enfermedades que se trataban en el Maristán
No sabemos con exactitud el tipo de enfermedades que se trataban en el Maristán. Las pocas referencias que hay apuntan a contagios y, sobre todo, a enfermedades mentales. Por eso se le llamó hospital de locos en el escaso siglo y medio que estuvo en funcionamiento.
De hospital a ceca, almacén y corrala de vecinos
Ya conocemos por su placa fundacional que el Maristán estuvo en funcionamiento como centro sanitario y asistencial entre 1467 y posiblemente 1501. Le iban a tomar el relevo una serie de hospitales de inspiración cristiana, atendidos en sus orígenes por personal mudéjar y morisco formado en la Madraza (primitivo centro de enseñanza de la medicina andalusí): San Lázaro, Hospital Real, la Caridad, Santa Ana, etc. Aunque la estructura sanitaria durante todo el siglo XVI en Granada seguía siendo muy precaria.
En 1502 ya estaba ubicada en sus instalaciones la Casa de la Moneda o Ceca granadina
En 1502 ya estaba ubicada en sus instalaciones la Casa de la Moneda o Ceca granadina. Fue necesario adaptar la estructura original del edificio con el derribo de tabiques para sacar salas de tipo industrial. Incluso fue incorporado el pasillo de la crujía Sur a la nave que resultó para la acuñación de moneda y habilitar la sala del tesoro (la caja fuerte); la tuvieron en concesión familias de banqueros genoveses. Es la zona que estuvo decorada con los escudos reales y ha pervivido hasta nuestros días. Hubo una parte de la esquina Suroriental que se derrumbó por la tremenda explosión del molino de pólvora del Tajo de San Pedro (1590). De ahí que algunas zapatas, muros de ladrillo y palillería llegaran al siglo XX con distinta forma al resto del conjunto.
El Maristán estuvo originalmente aislado como edificio, solamente delimitado por la calle Bañuelo y con huertas en su costado hacia la Casa de Zafra y en la parte lindera al Darro
El Maristán estuvo originalmente aislado como edificio, solamente delimitado por la calle Bañuelo y con huertas en su costado hacia la Casa de Zafra y en la parte lindera al Darro. Seguramente era el lugar donde se cultivaban algunos productos y hierbas con destino al alimento y curación de enfermos. No conocemos exactamente la fecha en que fue urbanizado este tramo de la Carrera del Darro, eliminado el obstáculo que suponía el estribo derecho de la Puerta de los Tableros y habilitado el muro/malecón que permitió conectar los dos tramos de la Carrera. Es probable que fuese durante las obras que hizo el arzobispo Pedro de Castro a finales del XVI para habilitar un camino hacia el Sacromonte. Recordemos que las casas con fachada actual al río antes tuvieron sus accesos por las calles superiores; la cimentación de la zapata de los Tableros y parte de la coracha están bajo la calle y dentro de la tienda que hay frente a la entrada del Bañuelo. Las huertas que rodearon al Maristán fueron dando origen a las dos grandes casas delanteras del frontal y a una fila de casillas en el lateral de Zafra. Todas edificaciones pegadizas a los muros del Maristán original.
La ceca granadina estuvo funcionando en el antiguo Maristán hasta 1662, en que fue reubicada dentro del recinto de la Alhambra
La ceca granadina estuvo funcionando en el antiguo Maristán hasta 1662, en que fue reubicada dentro del recinto de la Alhambra. La Corona dejó de ser propietaria y lo vendió a la comunidad de frailes mercedarios del Convento de Belén. Los religiosos lo tuvieron en propiedad hasta el año 1748. El nuevo dueño fue un comerciante llamado José Merchante. Éste volvió a reformar el edificio para hacer una bodega, caballerizas y albergar almacenes. Los restos de tinajas incrustadas en el suelo que hay en uno de los extremos proceden de aquel periodo. Es de imaginar que los pisos altos fuesen ya utilizados en esos momentos como minúsculas viviendas, donde los inquilinos abrían huecos, cerraban corredores y modificaban a su gusto, según sus necesidades vitales.
La piqueta se llevó por delante la mitad de la casona, las crujías Norte y Oeste, las que daban al Convento y a la calle Bañuelo. Con el derribo también se fue el elemento más característico que tenía: su fachada de yeserías
Como corrala o caserón de vecinos permaneció el edificio hasta el año 1843. Un periodo de gobierno municipal ─liberal a ultranza─ que se empeñó en derribar ajimeces, cobertizos, jabalcones, capillas y todo signo del pasado. Se puso de moda la línea recta y había que enderezar las calles. El Ayuntamiento permitió que empezara la demolición de la vieja estructura del Maristán. La piqueta se llevó por delante la mitad de la casona, las crujías Norte y Oeste, las que daban al Convento y a la calle Bañuelo. Con el derribo también se fue el elemento más característico que tenía: su fachada de yeserías. Al menos se conservó la placa fundacional.
El solar fue partido en dos, de manera longitudinal. Quedaron como casas de vecinos las alas Este y Sur, aunque muy deterioradas y reformadas. Los escombros de los derribos sirvieron para rellenar la enorme alberca y el resto se dejó en el lugar. Es el mismo escombro que todavía permanece en la parte alta del solar, de casi dos metros de espesor. La corrala fue muy popular en el siglo XIX porque concentraba una especie de mercadillo y centro de reunión del barrio de Axares. También un campo de pelota durante un tiempo. Pero sobre todo fue su pozo de agua el que atraía mayor trasiego de vecinos y de aguadores para venderla por las calles de Granada. Pregonaban que era agua fresca del Avellano, cuando en realidad era del pozo del Maristán donde llenaban. Ese pozo existe en la actualidad; se llegó a limpiar hasta nueve metros de profundidad, se cree que una mina horizontal lo comunica con el lecho del Darro por debajo de las casas de la Carrera.
Hubo algunas quejas de la intelectualidad del momento cuando se percataron de que el Maristán pasaba a mejor vida
Hubo algunas quejas de la intelectualidad del momento cuando se percataron de que el Maristán pasaba a mejor vida. Al menos por el valor de su portada. Pintores y un arquitecto aprovecharon para dibujar alzados y planos de la fachada, la portada y el patio interior. Pero no olvidemos que en 1843 estaba plenamente vigente el romanticismo; los artistas veían cosas que no eran realidad. Por eso hay que ser muy cautelosos a la hora de interpretar los dibujos que dejaron. La portada no presenta grandes problemas porque todos los que la dibujaron coincidieron, no hubo trampa. Pero no ocurre lo mismo con el plano de la alberca y el alzado del lateral desaparecido. A la alberca le pintaron cuatro escalerillas, cada una en un extremo, que dan a entender que era para que los enfermos subieran y bajaran a darse baños salutíferos. La arqueología ha demostrado que, al menos en los tres rincones comprobados, la piscina no ofrece signos de que existieran las escalerillas para acceder al baño.
Los alzados de la fachada y sección longitudinal del patio que levantó Francisco Enríquez están muy idealizados. Lo hizo cuando fue demolido en 1843. Imaginó cómo pudo ser en su origen. Inventó una serie de arcos y ventanas que nunca tuvo.
En el plano incluyó cuatro escaleras en los corneros del edificio que en realidad no correspondían a esas ubicaciones. Tampoco hubo cuatro escalerillas en los corneros del estanque para que accedieran los enfermos a bañarse.
Dibujo idealizado de Juan de Dios de la Rada (izda.) donde se ve la puerta escondida en su parte baja. Derecha, acuarela de 1843, con motivo de su derrumbe, en la que se ve claramente que la portada ya estaba deteriorada y semienterrada por el alzamiento de la calle.
Dibujo idealizado a partir del original que levantó J. D. de la Rada y Delgado. Cuando el nivel de la calle estaba más bajo.
En lo referente al alzado de huecos de la fachada principal y distribución de corredores interiores, la realidad de la única crujía que quedó de muestra (la Sur) indica que jamás hubo ese tipo de ventanas de arcos apuntados orientalizantes. La estructura se limitaba a un edificio de huecos similares al Corral del Carbón, con pilares de ladrillo y grandes vigas para soportar los forjados.
En el año 1984 empezó la demolición total de lo que quedaba, con el depósito de los escombros en el mismo solar. Solo sobrevivía en pie, casi tambaleándose, parte de la crujía Sur
En las fotografías que se conservan del siglo XX se pueden ver las dos crujías supervivientes, ya en delicado estado de conservación. Granada prácticamente se olvidó de que había tenido un Maristán. En el año 1984 empezó la demolición total de lo que quedaba, con el depósito de los escombros en el mismo solar. Solo sobrevivía en pie, casi tambaleándose, parte de la crujía Sur, que ni siquiera aparentaba externamente la estructura porticada. El destino de todo el solar era transformarse en un edificio moderno de viviendas. En el año 1987 fue adquirido lo que quedaba por la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía. Empezaba un lento proceso de protección de lo poco que quedaba. Lo primero era acometer excavaciones arqueológicas para acercarse a la realidad de su historia.
1984. Empezaba la demolición de la crujía Este, la que mantenía externamente una estructura todavía más parecida al original. J. A. GARCÍA GRANADOS.
1985. La crujía Este había sido demolida. La Sur estaba completamente desfigurada por las viviendas. J. A. GARCÍA GRANADOS.
1988. Hubo que poner una estructura metálica y una cubierta de uralita para proteger lo que quedaba en pie cuando lo adquirió la Junta. Así estuvo hasta el año 2020.
Se empezó colocando una estructura metálica y unas chapas sobre la crujía Sur. Así ha estado durante casi cuatro décadas
Se empezó colocando una estructura metálica y unas chapas sobre la crujía Sur. Así ha estado durante casi cuatro décadas. Desde entonces han pasado por el solar varios equipos de arqueólogos y de arquitectos que han ido desbrozando el terreno y avanzando hipótesis. Hubo un primer proyecto de reconstrucción promovido por técnicos de la Escuela de Estudios Árabes. Hasta que en 2016 un nuevo proyecto cayó en manos del estudio de arquitectura de Pedro Salmerón y su discípulo Diego Garzón. Del estudio arqueológico más completo acometido hasta ahora se ha encargado la empresa Gespad Al-Andalus, del arqueólogo Ángel Rodríguez Aguilera. Sus conclusiones son las que más luz ha aportado desde los orígenes del solar, en el periodo zirí.
Se han seguido las evidencias que quedaban en muros, zapatas, vigas y paramentos de tapial. No ha habido que inventar nada, sólo seguir las pistas que daban
Las mediciones desvelaron un solar rectangular, ligeramente descuadrado, de 37,30 por 25,15 metros. El patio central tenía 26 por 15 metros. En medio, una larga alberca de 16,20 x 4,5, y 1,10 de profundidad. La Junta (a través de la Alhambra) mostró su disposición a iniciar la recuperación del viejo edificio, tratando de conseguir el mayo parecido que tuvo en su momento de esplendor a finales del siglo XIV. La primera fase de obras se pensó par recuperar toda el ala Sur y el tercio inferior del patio y alberca. Se haría un muro de contención provisional para el cascajo de la otra mitad. El resultado es el que se puede ver en la visita turística actual. Se han seguido las evidencias que quedaban en muros, zapatas, vigas y paramentos de tapial. No ha habido que inventar nada, sólo seguir las pistas que daban.
El resultado de todo este proceso administrativo, presupuestario, arqueológico y arquitectónico se cree que podrá tenerse ultimado antes de un año. Con la intención de iniciar las obras de alzado para 2027
Ahora trabaja el equipo encabezado por Diego Garzón y Juan Manuel Zamora en plasmar las ideas que se barajaron hace ya casi una década. Se va a iniciar el vaciado de los escombros y ultimar la prospección arqueológica de la mitad superior. También se buscarán los casi dos metros de jambas que hay enterradas de la puerta original. El resultado de todo este proceso administrativo, presupuestario, arqueológico y arquitectónico se cree que podrá tenerse ultimado antes de un año. Con la intención de iniciar las obras de alzado para 2027.
Un audiovisual lo explica todo
Todo este proceso que he intentado explicar hasta aquí con más de cinco mil palabras se comprenderá mejor con un montaje audiovisual y virtual. De unos cinco minutos de duración. Ha sido elaborado en los últimos años, lo tiene ya disponible la dirección de la Alhambra y sólo faltan unos flecos técnicos para que pueda ser contemplado mediante gafas de recreación virtual.
Esta película ha sido elaborada con la colaboración y guion de arqueólogos, historiadores, arquitectos, médicos, etc
Esta película ha sido elaborada con la colaboración y guion de arqueólogos, historiadores, arquitectos, médicos, etc. En poco tiempo se explica el origen de este lugar de clima tan privilegiado y céntrico. Su asociación con el agua y el entorno de la represa que tenía debajo. Su relación con la coracha y el Bañuelo. También se verán las huertas que se supone que tenía debajo, el trasiego de gente, los enfermos, los médicos, la medicina que se practicaba en él. También el proceso de cambio de uso para casa de moneda y corrala de vecinos.
Recreación virtual del “contenedor” o “cáscara” tal como se pensó en el proyecto de 2019.
Infografía de cómo quedará el nuevo edificio. En amarillo, la crujía Sur ya recuperada; en azul, lo que está pendiente de levantar, con la portada incluida. El foso protector de la portada está prácticamente descartado. P. S./D. G.
(1). Esta imagen virtual de la recuperación de patio y la alberca del Maristán, con la Alhambra al fondo, corresponde a la fase final del edificio (mayo 2019) que sirvió para la obra de la crujía Sur. Este proyecto de consolidación y restauración fue obra del arquitecto Pedro Salmerón Escobar. La infografía corresponde a Lucía Balboa Quesada y Antonio Jesús Jiménez Quesada, arquitectos colaboradores.
El tratamiento y mejora de las imágenes de este artículo son obra de Luis Ruiz Rodríguez.
GABRIEL POZO FELGUERA
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