PA-PELILLOS A LA MAR por Juan Alfredo Bellón para EL MIRADOR DE ATARFE  del domingo 10-04-2016

 

                Parece que lo que llevamos de abril se está despachando meteorológicamente en toda España pues, en solo diez días, casi nadie habla de la sequía y ya solo de la lluvia olvidando que hasta antes de ayer todos poniamos el grito en el cielo por la pertinaz sequía. Así somos: nunca llueve al gusto de todos en la viña del señor ni en el huerto de su siervo.

El caso es que esta semana, ya plenamenta abrileña, nadie ha tenido que echar cuentas de lo mucho que llevamos sin Gobierno, de no ser los españoles encuestados al respecto, que se inpacientaban por la orfandad gubernamental invitando a los periodistas peperos a reclamar machaconamente la Gran Coalición a la alemana y no a la valenciana, como hace Podemos, que aquí cada uno arrima el ascua a su sardina y enseña su pluma más que Toro Sentado, o sea Sitting Bull.

Lo cierto y verdad es que, a jueves 7 de abril y con la reunión negociadora en curso desde las 4 de la tarde, para acordar la investidura del nuevo gobierno a la valenciana, o a la portuguesa, o la viabilidad parlamentaria para desatascar los contactos, que aún no se vislumbra una solución positiva para nuestra orfandad hispana  aparentemente endémica e insalvable. Y yo con estos pelos, como el gallo de Morón, sin noticias negativas o positivas y cacareando y sin otro argumento ni foco informativo que el chorreo incesante de los Papeles de Panamá-má-má-má-má, que ya van por más nombres propios que la nómina de Movistar, que empiezan por la hermana del anterior Rey y acaban esta misma  noche por Imanol Arias, el penúltimo de una lista interminable de españoles que practican con el resto de sus compatriotas la famosa Ley del Embudo: el agujero grande para mí y el chico, si es que alguno les concedo, para el resto de las personas normales, para los pringados y pringadas que pagamos religiosamente los impuestos. Amen.

                Y no seré yo quien se atreva a pronosticar el sentido definitivo de los acontecimientos actuales, porque la semana pasada, cuando entre bromas y veras lo hice sobre el resultado del Barça-Madrid, metí la gamba hasta la ingle, demostrando que el fútbol es una matáfora de la vida y esta, otra metáfora del fútbol y que cualquier parecido con la realidad (o con el Deseo) es merísima coincidencia, excepto el pronóstico sobre el resultado del Wolfsburgo-Real Madrid, que ni el mismo Florentino Pérez, borracho, hubiera logrado adivinar. De modo que a cualquiera se le ocurre pronosticar sobre la formación del nuevo Gobierno y la convocatoria de otras elecciones. Aunque mis lectores ya saben qué opino al respecto por ser esta una sección de opinión y vérseme de lejos el plumero.

pa-pelillos a la mar, los de Panamá, Bárcenas y compañía, siendo como es que esto ocurre en plena era digital, cuando el papel está desapareciendo de nuestras  vidas y  ni el higiénico juega el papel de antaño y casi todos usamos toallitas húmedas aunque aún queden unos cuantos trogloditas  que se lo hacen con lascas pétreas como las de Atapuerca sin importarles cómo se les quedan los fruncimientos contiguos al ojete, eso que en Sevilla llaman pomposamente mohino escocío. Así es cómo se unen lo político y lo escatológico y lo futbolístico, por la importancia alcanzada por la metáfora sexual del gol y su relación con la mucha gomina que José Mouriño denunció usarse profusamente en el vestuario madridista. Cuidado debe tener el Valencia en fichar al luso para dirigir su vestuario. Qué malo es Mouriño y qué vengativo. Ni Florentino está a salvo de su maledicencia rencorosa. Nunca se podrá decir de él eso de pa-pelillos a la mar  sino más bien lo de la Lirio: A la mar, maera // y a la virgen, cirios / Y pa duquitas, mare de mi arma, / pa duqitas negras,  / las que tié la Lirio. Pelillos que van a dar a la mar, que es el morir, donde van los señoríos derechos  a se acabar y consumir. Pa-pelillos a la mar, Núñez, Domecq, de la Rosa, Pujol, Cameron, Putin, Macrí,  etc., Y Vestringe, asomando la patita por debajo de la mesa… Qué tío, qué boca, qué intenciones, casi tan negras como las ducas de la Lirio. Total, que la sentimentalidad de la copla sigue vigente y todas las pasiones patrias caben en su universo mundo.

Ea, pa-pelillos a la mar, excepto a la chulería totalitaria de Jorge Vestringe coincidente sospechosamente con el criterio de Aznar en atacar a ¿compañeros? de la izquierda. ¿Será  cipote, el tío?

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