Es la denuncia de Cáritas, que señala que España gasta poco más de un punto de su riqueza en proteger a la familia y la infancia, la mitad de la media europea.

La pobreza se hereda de generación en generación. Lo constata un informe de Cáritas que denuncia que casi todos los niños de la actualidad cuya familia es pobre serán los adultos pobres del futuro, metidos en un bucle del que cuesta escapar.

Rubén y Ana -granadinos de Belicena- lo saben, lo temen y tratan de sobrellevarlo. Incluso con humor ácido. Así viven al límite de lo posible con sus hijos, para cuyos caprichos infantiles no hay ni un euro.  Son precisamente los hogares monoparentales o con tres niños los que tienen mayor riesgo. Recortar gastos no es fácil.

Según los mismos datos, los problemas económicos les van a impedir progresar en los estudios, casi su única vía de evasión. Cuatro de cada diez adultos que se criaron en familias pobres no llegaron a educación secundaria y, si los padres no concluyeron ni la primaria, en ella se quedan atrapados ocho de cada diez niños.

Sobre la teoría, la solución es simple: bastaría con un sistema reglado de prestaciones sociales para la familia y la infancia.

A la larga, redundaría en beneficio general porque es evidente dónde está una parte del problema: España gasta poco más de un punto del producto interior en proteger a la familia y la infancia, la mitad de lo que emplea, como media, la Unión Europea.

Tener hijos, hoy, en España, «es uno de los factores más importantes de riesgo de pobreza». Una pobreza que «se hereda» y que se prolonga porque no se invierte en familia e infancia. Esta es una de las principales conclusiones del estudio La transmisión intergeneracional de la pobreza, que ha presentado este jueves la Fundación Foessa, vinculada a Cáritas.

 «Tener menores a cargo es un riesgo de pobreza, y, mientras, las políticas públicas se están olvidando de las familias», ha denunciado el secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, durante la presentación del informe. Mora ha criticado el actual «modelo social que no trata bien a los más débiles ni logra un mínimo de justicia para los que no la tienen».

«La pobreza se puede heredar, y de hecho se hereda», subrayó Mora, que apuntó que ocho de cada diez personas que nacieron y se criaron pobres, están padeciendo pobreza en la actualidad. «Si no lo remediamos, ocho de cada diez niños pobres hoy, serán personas pobres en el futuro», denunció. «Podemos y debemos revertir la situación, incidió, señalando que «la pobreza de los niños condiciona la pobreza en el futuro de los adultos. Pero podemos cambiarlo, y para ello necesitamos reproducir la solidaridad, no la pobreza».

La precariedad tapona el acceso a la educación

En España y a la vista de los datos manejados en la investigación de FOESSA, se da una estructura social que permite que la precariedad pase de padres a hijos. «La crisis no ha sido igual para todos, ni tenemos las mismas oportunidades, pero también los datos nos indican que es posible construir situaciones para la igualdad».

Los datos del informe muestran que: ocho de cada 10 personas cuyos padres no alcanzaron la primaria no han conseguido completar los estudios secundarios; cuatro de cada 10 adultos que vivieron su adolescencia con problemas económicos muy frecuentes, no consiguió alcanzar la educación secundaria. Esta situación sólo afecta al 8% de los que nunca tuvieron dificultades económicas.

Fnac expone 'Pobreza infantil en España', del fotógrafo Aitor Lara

El 81% de las personas que tuvieron dificultades en el pasado, las volvían a tener en el momento de la investigación lo que muestra, según el estudio, que «la tendencia a heredar la situación económica se hace más intensa en los momentos de mayor inestabilidad económica». «La pobreza presente genera pobreza futura», señala el estudio de Foessa.

Como explica Raúl Flores, coordinador de la investigación, «la brecha en la tasa de pobreza entre los hogares sin menores y con menores es en España tres veces superior a la UE27» La pobreza infantil relativa en España es 1,5 veces mayor que en la UE (30% frente al 21%), mientras que la pobreza severa duplica la tasa (16% frente al 8%). Y aunque la pobreza y la exclusión de las familias con menores son previas a la crisis económica, estas se han hecho más extensas y más intensas en los últimos años.


El estudio también denuncia cómo, comparado con la media de la UE, España invierte muy poco en familia e infancia. La parte del PIB que España destina a la infancia y la familia es el 1,3%, frente al 2,2% de media de la UE27. El gasto en infancia y familia representa el 5,3% del total de gasto en protección social, mientras que en la UE27 el gasto en infancia  y familia supone el 7,5%.

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