30 años de Chernóbil a las 01:23 del 26 de abril de 1986
Aun hoy no se sabe exactamente cuántas personas murieron a causa del desastre nuclear y casi nadie habla de Chernóbil en Ucrania, un país entonces parte de la URSS.
Hace 30 años, a las 01:23 del 26 de abril de 1986, un experimento en la central nuclear soviética de Chernóbil se descontroló y el reactor número cuatro explotó. Había comenzado el mayor accidente en la historia del uso civil de la energía nuclear. Una catástrofe similar solo se registró 25 años más tarde, cuando se fundió el núcleo de la central japonesa de Fukushima. Los dos desastres, Chernóbil y Fukushima, cambiaron el debate internacional sobre la energía nuclear, sobre todo en Alemania, que en 2011 estableció como meta el abandono total de esta fuente de energía.
Sin embargo, la catástrofe de Chernóbil también marcó el principio del fin de la Unión Soviética, un país que hasta entonces era considerado estable. Durante varios días, la cúpula soviética, encabezada por el presidente Mijail Gorbachov, ocultó lo ocurrido. Sin embargo, más de 100.000 personas tuvieron que ser reubicadas y durante los años siguientes casi 600.000 ciudadanos de toda la Unión Soviética se vieron obligados a ayudar en las tareas de limpieza. Hasta ahora, muchas de ellas sufren las consecuencias de la contaminación radiactiva.
No solo el norte de Ucrania, donde ocurrió el accidente, quedó contaminado con radiactividad. La nube radiactiva afectó sobre todo a la vecina Bielorrusia y el oeste de Rusia, para desplazarse después a Escandinavia y Europa Occidental. A raíz de la explosión murieron unos 30 trabajadores de la central nuclear y bomberos durante las labores de extinción y rescate. Pero hasta hoy no se sabe exactamente cuántas personas murieron a causa del desastre de Chernóbil. Los expertos creen que decenas de miles de casos de muerte son consecuencia del accidente.
30 años después, casi nadie habla todavía de Chernóbil en Ucrania, actualmente un país independiente. Los más de 210.000 liquidadores lo hacen sobre todo cuando se trata de defender sus prestaciones de invalidez y algunas ayudas especiales. Sin embargo, la atención en Ucrania está más centrada en la guerra en el este del país y en la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia, en marzo de 2014. Como consecuencia del conflicto en la región minera del Donbás, hay escasez de carbón, por lo que la participación de la energía nuclear en la producción de electricidad ha aumentado a más de un 50 por ciento. Una y otra vez se anuncian planes para construir nuevos reactores.
Aun así, el primer viaje del nuevo ministro de Medio Ambiente de Ucrania, Ostap Semerak, tuvo la semana pasada como destino la zona de la muerte situada alrededor del reactor destruido. El ministro inspeccionó la nueva cubierta de acero, que durante los próximos 100 años debe impedir que entre agua en los restos del reactor y que salga polvo a la atmósfera. Según los planes, la enorme cúpula de acero, cuya construcción costó unos 2.100 millones de euros, será colocada el próximo año sobre el viejo sarcófago de hormigón, que amenaza con derrumbarse. El sarcófago se construyó en su momento a toda prisa y solo ofrecería protección durante 20 años.
En muchos países de Europa, la radiactividad invisible de la nube de Chernóbil generó hace 30 años mucho miedo e incertidumbre. Los críticos de la energía nuclear y el aún joven movimiento ecologista ganaron apoyos en la población, e incluso algunos gobiernos conservadores decidieron crear ministerios de Medio Ambiente. Como consecuencia de Chernóbil, Italia paralizó en 1987 sus centrales nucleares y Polonia suspendió en 1989 la introducción de la energía nuclear en el país. Suiza anunció la intención de desconectar los reactores de aquí al año 2034.
Otros países, como Francia, el Reino Unido, Rusia y Estados Unidos no quieren abandonar la energía nuclear. En la India, país que se está convirtiendo en un gigante económico, ya operan muchos reactores, y China pretende desarrollar a gran escala la energía nuclear. Y pese a Fukushima, Japón no quiere decir definitivamente adiós a esta fuente de energía. Para Semerak, el ministro de Medio Ambiente de Ucrania, su país incluso puede sacar provecho de la catástrofe de Chernóbil: «Ucrania es un país pionero en la investigación científica de desastres nucleares. Por esto, esta experiencia debería ser aprovechada para que el país se convierta en este ámbito en líder mundial en materia de tecnología e investigación». Entretanto, la zona alrededor de Chernóbil ha sido abierta al turismo. Casi 15.000 personas la visitaron en 2015.
PUBLICADO EN : http://www.granadahoy.com/article/mundo/2270185/anos/chernobil.html