23 noviembre 2024

En 2015 el sector levantó cabeza con un aumento del 3% en la facturación, pero los signos en este 2016 vuelven a ser negativos

El sector del libro sigue enfermo y su pronóstico es grave. Continúa intubado y con respiración asistida. El año pasado ofreció ciertos signos de recuperación, pero ha vuelto a recaer. Así lo estiman los gremios de libreros, bibliotecarios y editores consultados por El Confidencial, que no han mostrado buena cara ante la pregunta por el estado de salud del paciente. “El libro no goza de muy buena salud, porque no goza del aprecio, empezando por las administraciones. No digo desprecio, pero sí falta de aprecio. Se acuerdan ahora porque no queda otra, pero en general la cultura, y el libro en particular, no están de moda entre nuestros políticos. Así el libro no puede ir bien”, afirma contundente Fernando Valverde, secretario del gremio de libreros de Madrid. Ante el Día del Libro y Sant Jordi, este 23 de abril, con todas sus actividades preparadas, la mejoría parece solo un espejismo.

No se trata solo de meras apreciaciones. El informe del sector del libro 2013-2015 del Ministerio de Cultura, cuya última actualización es de enero de 2016, ratifica los malos datos que arrastran tanto las librerías como editoriales y bibliotecas. En 2014, la facturación editorial apenas creció un 0,6%, alcanzando los 2.195,8 millones de euros. Un porcentaje miserable tras caídas del 10%-15%. Por su parte, las librerías y cadenas de librerías, que concentran en conjunto el 50,1% de las ventas -el 51,2% en 2013- tuvieron una facturación de 1.101,2 millones de euros frente a los 1.118,7 millones en 2013. La venta desde estos canales ha sufrido una caída del 26,5% -librerías- y del 20,6% -cadenas de librerías- en los últimos cinco años. Que alguien vaya avisando al doctor.

La venta en librerías ha sufrido una caída de más del 20% en los últimos cinco años. Que alguien vaya avisando al doctor

El problema es que en estos cuatro primeros meses del año, el paciente no da visos de salir del área de cuidados intensivos. “Es cierto que las ventas se fueron recuperando en 2015. Estamos preparando ya el informe del año pasado y tenemos datos de que la facturación aumentó un 3%. Pensamos que 2016 no va a ser un mal año, pero no como 2015. Esto tiene mucho que ver con el clima económico. El año pasado se crecía, no solo en el libro, sino en todos los sectores de la economía, pero cuando se dice que se va a crecer un poco menos, al libro también le acaba afectando. El libro tiene una frágil salud de hierro, pero la cura ha sido muy dura. Y todavía no hemos recuperado las cifras de antes de la crisis”, sostiene Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación del Gremio de Editores.

Librerías: de las subidas mínimas al frenazo

En las librerías son conscientes del frenazo. Otra vez. En la catalana Laie, que han estado toda la semana preparándose para Sant Jordi, comentan que “el libro no ha salido del coma porque nunca ha gozado de mucha salud. Los índices de lectura no son muy grandes en este país. Si hace siete años, con unas ventas un 30% superiores, no era lo mejor pero era tolerable, imagina ahora. Ese 30-20% se perdió, y en 2015 solo subimos un 2%. Tiene que haber una mayor implicación a nivel institucional,  de escuelas, profesores… Todos tienen que fomentar la lectura. Las librerías podemos hacer lo que podemos, pero, al fin y al cabo, nosotros tenemos que vender”. Y temen por este Sant Jordi que cae en sábado. “Es peor porque rompe la dinámica de un día laborable, que siempre lo hace más especial. En nuestro caso el año pasado fue más o menos igual a otros, pero este año la previsión es que el día va a ser igual, pero la semana previa, peor”, añaden.

Este Sant Jordi será peor porque rompe la dinámica de un día laborable, que siempre lo hace más especial

Sin santo de por medio, en otros lugares también se celebra el Día del Libro, como en Asturias o Navarra. Hay decenas de actividades preparadas y muchas autoridades estarán presentes, pero en las librerías hay cierta tristeza. “Es que el libro sigue triste”, afirma Mertxe, de la librería Auzolán, en Pamplona, un centro cultural de referencia en la ciudad con un extraordinario club de lectura. Desde Gijón, José Luis Álvarez, de la librería Paradiso, muy reconocida por su fondo y también por la venta de vinilos, expresa también resignación: “Para nosotros, la tónica es la del año pasado y parecido a 2014. Es como si se hubiese tocado fondo«. Según sus cifras, están vendiendo como hace quince años “y con los gastos de ahora”.

El gremio de libreros, CEGAL, que agrupa a más de 3.000 librerías independientes en toda España, ya pidió el año pasado al Gobierno que implementara ayudas para estos locales. Muchos de ellos, además, habían tenido que hacer modificaciones tecnológicas y a otros les había cambiado el contrato de la renta. Lo único que obtuvieron del Gobierno fueron 150.000 euros y el sello de calidad (una especie de distinción económica que se otorga a locales que cumplen una serie de requisitos). “Es una cantidad patata”, reconoce Valverde.

Sin ‘best sellers’ y con muchas devoluciones

Hay tres tendencias de 2015 que continúan en este 2016 y que son sintomáticas de la salud del sector del libro. Una de ellas es que las devoluciones son todavía muy altas. En este asunto, por supuesto, existen las consabidas disensiones entre libreros y editores. Para los primeros, “se sigue editando muchísimo, y quien edita quiere colocar. Cuando aumenten las ventas, habrá menos… Pero se edita demasiado y las librerías no pueden dar salida”, manifiesta Valverde. Para los segundos, “es que se hacen muchos libros, como los de texto, que hay que hacer para todas las comunidades y materias, y en dos idiomas. En cifras, lo cierto es que estamos ante una edición menor. En 2014, fueron 90.000 títulos nuevos al año. En 2010, el año con mayor número de libros editados, 114.459. Y la tirada media también ha bajado, de los 5.000 ejemplares de 2007 y 2008, para 2014 estuvo en 2.886. Baja, pero no parece suficiente.

El libro de bolsillo continúa siendo la oveja negra del sector. Su facturación ha descendido cerca de un 44% en los tres últimos años

La otra tendencia es que el libro de bolsillo continúa siendo la oveja negra del sector. Nadie le quiere. Según los datos del informe que maneja Cultura, su facturación ha descendido cerca de un 44% en los tres últimos años. Del total de ejemplares vendidos en España en 2014, el 9,4% fueron en este formato. Y tiene difícil explicación que, precisamente, en tiempos de crisis no haya crecido, puesto que su precio medio es de 7,22 euros, lo que reduce una media de 7,07 euros con respecto al libro de rústica. ¿Cuál es la clave? No son pocas voces del gremio que hablan precisamente de esa: su menor valor. Si en la cadena del libro, su PVP (Precio de Venta al Público) se divide en porcentajes entre libreros, editores, distribuidores y el autor, ¿cuánto queda para cada uno de ellos? La cuenta es sencilla.

El tercer síntoma es la desaparición de los ‘super best sellers’. Hace tiempo que no existen ni ‘Milleniums’, ni ’50 sombras de Grey’ ni ninguna trilogía por el estilo. Los autores más vendidos ya no venden como antes. Ni siquiera hace falta poner el ejemplo de la mediática Belén Esteban. “Hay libros que venden como el de Almudena Grandes, el de Matilde Asensi o el de Arturo Pérez Reverte, pero ya no son las cifras de antes. Eso se ha notado sobre todo en las grandes cadenas, ya que las independientes venden otro tipo de libros”, explica Valverde. Una cuestión que, en sí misma, no es ni buena ni mala.

Un paciente casi muerto en las bibliotecas

Donde el fatalismo no tiene vuelta atrás, de momento, es en el sector bibliotecario. Desde 2008, la partida en los Presupuestos Generales del Estado ha bajado más de un 60%: desde los 105 millones de euros a los 42,64 para 2015. En este caso, el sector público es el principal financiador, por lo que sin inversión, bajan las novedades y los préstamos. “La recuperación es mínima. Si la hay, no se ve. La responsabilidad de las bibliotecas está muy repartida. Se ha perdido en cuanto a la compra de libros, reposición de plazas que se han ido perdiendo en el camino. Si no hay novedades, la gente no viene. Tenemos muchos servicios obsoletos. Las administraciones deben tomarse en serio el impulso”, reconoce José María Nogales, vicepresidente de ANABAD (Asociación Española de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas), que ha estado estos días en el congreso de la IFLA (la Federación Internacional de Bibliotecas) en Panamá donde asegura haberse quedado con la boca abierta al escuchar a su colega de Noruega. “¡Si es que nos presentaron una biblioteca solo para adolescentes!”, asegura con resignación.

El ‘e-book’ no tira

Y, al final de todo este análisis, ¿qué pasó con el libro digital? Que aún sigue en la sala de maternidad. Según el Comercio Interior del Libro, la facturación del libro digital en España alcanzó en 2014 los 110 millones de euros, mostrando un incremento del 37,1% (el 8,1% en 2013). El crecimiento en los últimos cinco años alcanza el 115%, pero continuamos en el 5% del total.  El ‘e-book’ no tira. ¿Piratería? Para Ávila, de la FGEE, es evidente, pese a que hay muchas cifras ‘piratas’ que no cuadran, puesto que si se analizan rigurosamente las que ofrece la Coalición de Creadores (pérdidas de hasta 103 millones de euros), son muchos los libros que tendría que leer cada ciudadano de este país y los índices de lectura señalan que, excepto los más jóvenes, no somos especialmente lectores.  

No, son muchos otros factores los que indican que ni editoriales ni librerías ni bibliotecas remonten, pese a la leve mejoría de 2015. Como se ha ratificado en este diagnóstico, tenemos todos que creérnoslo más, comenzando por los que hoy se harán fotos en Sant Jordi y el Día del Libro.