Vivía en Atarfe una viuda morisca, llamada Corsa. Alazaque, su único hijo, era el recuerdo vivo de su feliz matrimonio, continuador del oficio de su padre, que era alfarero, fue siempre la ilusión de su vida. Corsa, en vida de su esposo, había sido bautizada en secreto, con el nombre cristiano de Aldonza. Fiel practicante y cumplidora de todos los ... Leer Más »
