Las artes plásticas se han ocupado del piropo, así que he buscado estas imágenes, bastante expresivas, sobre dicha conducta.

La palabra PIROPO tiene la raíz griega “pyros” (= fuego), de ahí que se entienda como una fogosa expresión de admiración por la belleza (normalmente de una mujer), en cuyo caso estaríamos muy cerca del género epigramático, cuando no de una soez exhibición de pretencioso poder masculino, en cuyo caso estamos ante un claro acoso de componente genérico, de falocracia imperante, aunque nadie ha tratado nunca de corregir esta práctica, ni de descodificar su sentido misógino.

Las artes plásticas se han ocupado del piropo, así que he buscado estas imágenes, bastante expresivas, sobre dicha conducta.

Las dos primeras imágenes son de Ricardo Baroja (1871-1953), el hermano del escritor:

“El café” o “La cupletista y los chulos”, de Ricardo Baroja

“El piropo”

(Ambas imágenes tomadas del sitio fcom.us.es)

Otro piropo, este del fotógrafo mejicano Nacho López:

(Imagen tomada del blog antoncastro en blogia)

Una fotógrafa americana, Ruth Orkin, fotografió  este piropo en su imagen “American girl in Italy” (1951). De esta foto se ocupó Pablo Alcázar en su blog Espacio aéreo, hace sólo unos días.

(Imagen tomada de lamandarina punto turegano punto net)

Otro piropo, pero este cambia de medio: un piropo marinero (si hay salves marineras, ¿por qué no puede haber piropos en alta mar?). Foto de Fulvio Roitier.

(Imagen tomada del blog antoncastro en blogia)

O estos otros piropos:

(Imágenes tomadas del blog mijatovic5 en wordpress)

 

(“El piropo” de Catalá Roca)

(Miserachs, 1960. Imágenes tomadas de blog portalalmanzora en blogspot)

Una última perla, sacada del blog Colombianadas:

 

 

De todas estas incendiarias manifestaciones de deseo, me quedo con la de un albañil en el Jaén de los setenta, que, a punto de caerse del andamio desde una altura considerable, le gritaba desaforadamente a una chica que pasaba por la calle.

-¡Loli Mari!, ¡Loli Mari! ¿Te llevo el culo hasta esa esquina?

Eso se llama gracejo cañí. Lo que sí parece un factor común en todas las imágenes es el ademán de cortejo, un gesto único sobre el que los etólogos y antropólogos deberían pronunciarse. También los primatólogos, quizás.

Vosotras opináis, señoras. ¿Agasajo o falta de respeto? ¿Se agradece o molesta? ¿Epigrama o agresión? Vuestro es el veredicto.

Alberto Granados

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