Por qué los humanos aman el alcohol
Hemos aprovechado cualquier grano y fruto existente para producirlo y hoy representa una industria multimillonario. La desventaja es que algunos abusan de su consumo. El alcoholismo es un problema grave, pero la ciencia ha desarrollado una teoría que lo explica de manera evolutiva.
La hipótesis del mono ebrio
Todo inicia con el hecho de que los animales, prácticamente todos los mamíferos, consumen etanol contenido en frutas y otros néctares. El etanol es la molécula que conocemos como alcohol.
el proceso natural para crear bebidas alcohólicas provenientes de frutas consiste en la fermentación. En este proceso, las levaduras producen etanol para combatir a las bacterias. Así es como cualquier fruta contiene un poco de alcohol en ella.
Este etanol se evapora fácilmente y su aroma sirve como indicador de alimento en la cercanía, algo que muchos mamíferos en realidad utilizan hoy en día para alimentarse.
Animales como los tucanes y murciélagos han desarrollado sistemas para digerir el alcohol de manera eficiente, pues su vida depende de mantenerse alerta. Los humanos también lo hicieron, pero en diferente forma. Para nosotros, una vez que comenzamos a caminar sobre dos extremidades, los frutos estaban a nuestro alcance.
El acceso a frutas más fermentadas, hizo que nuestra habilidad de tolerar el alcohol aumentar unas 20 veces. Con esto, los humanos de hoy en día pueden darse el lujo de consumir grandes cantidades de alcohol sin poner en riesgo inmediato sus vidas.
Lo que es cierto, es que el abuso de alcohol es un problema gravísimo que afecta hasta el último rincón del planeta. La pregunta que debemos hacernos ahora es si vamos a justificar nuestro comportamiento irresponsable con datos evolutivos, o vamos a actuar y combatir una de las principales causas de muerte en el mundo desarrollado.
La teoría es interesante, sin embargo un tanto vaga. De cualquier forma, nos hace cuestionar nuestras decisiones y darnos cuenta de qué es lo que separa a un mono de un humano. Actuemos como tal.