La casa por un sueldo para toda la vida, el auge de las rentas vitalicias inmobiliarias
- Muchos jubilados tienen ‘ladrillo’ pero no liquidez para mantener el nivel de vida y complementar la pensión. Venden la casa, siguen viviendo en ella y reciben un sueldo hasta que mueren.En 2016, 8.400 personas mayores de 65 transformaron su patrimonio en rentas vitalicias
En España hay 8.657.705 de personas mayores de 65 años y de todos ellos, el 90,1% son propietarios de una vivienda (el mayor porcentaje de toda la UE) según los últimos datos del panel de hogares del INE. Pero pese a tener su casa y la gran mayoría su pensión, ¿tienen capacidad económica para vivir sin ahogos? La mayoría no. Por esa carestía en las pensiones y por necesidades propias de liquidez cada vez son más los jubilados que apuestan por las rentas vitalicias inmobiliarias, un producto que ha desbancado con creces a la hipoteca inversa que en la primera década del siglo tuvieron un gran auge. Dar su casa por un sueldo para toda la vida y seguir viviendo en ellas es la opción que cada vez eligen más mayores de nuestro país. Algo tan fácil como tasar la vivienda, venderla, poder utilizarla y recibir un salario hasta el final de los días que complementa a la pensión.
Según los datos Unespa (Asociación empresarial del seguro) en 2016, 8.400 personas mayores de 65 transformaron su patrimonio en rentas vitalicias, garantizándose los ingresos y además ventajas fiscales como la exención de las ganancias patrimoniales obtenidas con la venta. «Las rentas vitalicias son un producto que aún tiene mucho recorrido y en nuestro caso lo hemos potenciado como un adecuado complemento de ingresos mensuales a la pension», dice Raúl León Dorado (Subdirector General de desarrollo de Negocio de Mapfre Vida).
¿Cómo se hace?
Las personas que apuestan por vender su inmueble lo hacen a un inversor que suele comprar el 70%, lo que se denomina la nuda de la propiedad a cambio de recibir un salario, eso sí fijo sin aumentos ni revisiones, de por vida. La inmobiliaria compradora prorratea la esperanza de vida según los datos del INE para calcular la cuantía mensual. El valor final queda pendiente de cuántos año mantengan el uso y disfrute de la vivienda. En el momento en el que los dueños fallezcan el inversor se quedará con la vivienda, y si este dejase de pagar la renta en algún momento recuperarían la propiedad. Además, desde ese momento todos los gastos e impuestos que se generan irán a cargo del comprador, tanto los gastos de comunidad, como el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Uno de los aspectos que suele tener consecuencias polémicas en algunos casos es que lo herederos no podrán disponer del inmueble al fallecer el dueño, algo que no sucede con la hipoteca inversa. No obstante, son también muchos los hijos que se informan y aconsejan a sus padres y mayores apostar por este producto para que tengan más ingresos y vivan lo mejor posible.
«La evolución de las rentas vitalicias por inmuebles es muy importante. Ahora la demanda es mucho mayor frente a otro tipo de producots que estuvieron de moda como la hipoteca inversa que tuvo su época de auge con mucha oferta por parte de los bancos», apunta María del Mar Villa, directora de atención al cliente de grupo Retiro, una empresa que lleva 20 años ofreciendo este tipo de operaciones.