«PROTOCOLO DE NUESTRO AYUNTAMIENTO » por Jose Enrique Granados
En estos cuarenta años no hemos sido capaces de elaborar unas líneas protocolarias ante la muerte de alguno de esos representantes municipales. Se ha usado la corporación desde un punto de vista partidista y no institucional. Abogo por una sociedad madura, en donde prime la persona y no su ideología
Tengo mis serias dudas sobre si esta fotografía la he usado ya para algunas de las gacetillas. Si lo he hecho, pido disculpas, pero es que cronológicamente me es muy útil para el asunto que quiero poner encima de la mesa.
Esta imagen de la calle Real data de mediados de los años setenta del siglo pasado. La casa de los Clavos se encuentra recién derribada y la casa de mis padres aún pertenecía a Jimena, quién se la tenía alquilada a la Compañía Telefónica Nacional de España, como podemos leer en el letrero redondo que cuelga de la fachada. Los pisos de la esquina de la plaza Dr. Prados Picazo están ya construidos, aunque en los bajos aún no se había instalado aquella cervecería, flor de un día, primer establecimiento que hubo en esa ubicación antes de ser una entidad financiera.
Este era el aspecto que tenía nuestra calle principal, cuando se celebraron las primeras elecciones municipales, hará el año próximo 40 años. En este periodo de tiempo hemos tenido seis alcaldes, tres de los cuales han fallecido e infinidad de concejales, muchos de los cuales han muerto también.
En estos cuarenta años no hemos sido capaces de elaborar unas líneas protocolarias ante la muerte de alguno de esos representantes municipales. Se ha usado la corporación desde un punto de vista partidista y no institucional. Abogo por una sociedad madura, en donde prime la persona y no su ideología.
Por ello, ruego a la actual corporación que apruebe por unanimidad un protocolo de actuaciones ante la muerte de un alcalde o concejal, esté en ejercicio o haya finalizado su obligación contraída con las urnas. Si no fuera posible ese compromiso, invito a las diferentes candidaturas que aspiren a gobernar en las próximas elecciones municipales, que lo lleven en sus programas electorales. Sería síntoma de una comunidad democrática con valores y madura.
La política y los políticos, muchas veces fruto de malas praxis realizadas por arribistas sin escrúpulos que han querido hacer de esto un modo de enriquecerse, tienen en la actualidad muy mala prensa. De estas “figuras” hay que desprenderse y si se demuestra que han usado esta vía para alcanzar espurios intereses, que los tribunales dicten justicia.
No obstante, yo estoy convencido que la mayoría de los vecinos que han dado el paso para ser nuestros representantes lo han hecho de buena voluntad, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los habitantes de este pueblo llamado Atarfe. Por eso, merecen todos mis respetos y espero que el de todos.
Manuel Soto Jiménez, José Evaristo Lucena Aguilera y Víctor Francisco Sánchez Martínez debían haber tenido otro trato por parte de los que gobernaban cuando fallecieron. La dignidad que se merece quien fue representante durante un tiempo de todos los atarfeños.
Curiosidades elvirenses.