23 noviembre 2024

Las tecnológicas buscan en el Tercer Mundo los próximos 1.000 millones de usuarios

Las operadoras locales hacen malabarismos para rentabilizar su cobertura mientras Google y Facebook se esfuerzan por encontrar fórmulas que garanticen el acceso a la Red

FOTO: Una antena de telecomunicaciones en un poblado de Kenia. Safaricom

De los 7.600 millones de habitantes que hay en el mundo, unas 3.500 millones de personas no tienen acceso a Internet. La cifra de los no conectados refleja un problema global, pero también, para compañías como Google y Facebook es una oportunidad de atraer a una legión de nuevos usuarios.

La progresión del acceso a Internet en los países en desarrollo tiene como obstáculo más evidente la falta de infraestructura. No solo las velocidades de red son muy inferiores sino que esta no se extiende a ciertas regiones que, por su escasa densidad de población, no tienen interés económico para las operadoras locales.

El reto está en dar un servicio relevante a un precio asequible, pero que permita rentabilizar la inversión

Las conexiones móviles son la vía abrumadoramente mayoritaria para acceder a la Red en los países en desarrollo. Pero en 2016, según el Foro Económico de Davos, el 31% de la población mundial vivía fuera del ámbito de cobertura 3G. Conocedores de las dificultades, los agentes locales se esfuerzan por buscar oportunidades de negocio que respalden la expansión de la infraestructura.

“Desde el punto de vista de la construcción, en lugares remotos con poca población tenemos el reto de reducir el coste de las estaciones base”, señala Thibaud Rerolle, director de tecnología de la operadora keniata Safaricom, filial del grupo Vodafone. El directivo cuenta que el reto está en dar un servicio relevante a un precio asequible, pero que permita rentabilizar la inversión. “Hay mucho trabajo puesto en el diseño. Tenemos que ser inteligentes a la hora de planear y buscar formas alternativas de dar electricidad a estos puntos de acceso”. Se persigue la autosuficiencia, a veces basada en energías renovables. Un 15% de la población mundial no tiene acceso a la electricidad, también según los datos del Foro de Davos.

La reducción de los costes se adereza con la prestación de servicios añadidos, para aumentar los ingresos. “Cuando llevamos servicio a cualquier área no es solo banda ancha. Ofrecemos nuestra plataforma móvil de pagos”, destaca Rerolle. La plataforma M-Pesa permite hacer transacciones económicas a través del móvil y cuenta con 20 millones de usuarios en Kenia.

Una antena de Safaricom.
Una antena de Safaricom. Safaricom

También ayuda la tutela de la Communications Authority of Kenya, el organismo regulador de las telecomunicaciones. “Todos los operadores dados de alta en Kenia contribuyen al Universal Service Fund, que administra el regulador. Este identifica lugares donde se necesita implementar cobertura e invierte en estas áreas a través del Universal Service Fund”, apunta el directivo de Safaricom. Después, uno de los operadores nacionales se encargará de implementar la cobertura en el lugar a través de un contrato con el regulador.

Pero la cobertura de red no es el único escollo para la expansión de Internet. El profesor en Ciencias de la Computación Ihsan Ayyub Qazi, de la Lahore University of Management Sciences, que ha estudiado de cerca la problemática, cita otros dos obstáculos: la incapacidad para pagar por un plan de datos, debido a los bajos ingresos, y el uso de dispositivos de gama baja. “Es muy común que en los países en desarrollo los usuarios posean móviles con capacidades reducidas de procesamiento y poca memoria, lo que limita la experiencia de usuario de los servicios de Internet”, comenta Ayyub.

Son cuestiones que han despertado los esfuerzos de compañías con sedes a miles de kilómetros de estos problemas, como Google y Facebook. La primera adapta sus servicios para que consuman menos datos, mientras la firma de Zuckerberg tiene su propia aplicación, Free Basics, mediante la que ofrece acceso a una selección de webs y servicios online, entre los que destacan los propios de Facebook. Se ofrece de forma gratuita a través de acuerdos con las operadoras, con la previsión de fidelizar a estos usuarios dentro del ecosistema del productos de la compañía.

Dos obstáculos son la incapacidad para pagar un plan de datos, debido a los bajos ingresos, y el uso de dispositivos de gama baja

Pero Free Basics desata la polémica a su paso y ya ha sido prohibida en India y Egipto. El profesor Ayyub es uno de los autores del estudio Inside the Walled Garden: Deconstructing Facebook’s Free Basics Program, que profundiza en el funcionamiento de la plataforma. Incide en que Free Basics viola un principio básico de la neutralidad de la Red, pues ofrece acceso únicamente a una pequeña parte de Internet y, como lo da gratuitamente, es difícil que los usuarios se sustraigan a los beneficios comunicativos y de información que aporta la plataforma. Favorece, por tanto, esta alternativa frente a una Red sin filtros.

A esto se añade otra reticencia. “Toda la información de los usuarios, cuando usan Free Basics, pasa a través de los servidores de Facebook. Ellos pueden ver en un formato de texto legible qué es lo que se mueve desde el servicio Free Basics al usuario, y esto es claramente un problema de privacidad”, afirma Ayyub. Aunque Facebook aclara en los términos de servicio de la plataforma que solo almacena información limitada, como el dominio o la cantidad de dato utilizados.

Silicon Valley echa un cable con gancho

Free Basics es la iniciativa más tangible de las compañías de Silicon Valley por acercar Internet a los países del llamado Tercer Mundo. Pero no es la única. Facebook trabajaba hasta junio en sus propios drones solares para dar conexión en áreas remotas y ahora confiará en Airbus para fabricar este tipo de aeronaves. Google desarrolla globos de gran altitud que proyectarán cobertura LTE y también ha invertido en SpaceX, la firma espacial de Elon Musk, que tiene previsto crear una red de 12.000 satélites para proporcionar acceso a Internet.

Uno de los drones solares en los que Facebook trabajaba para dar cobertura de red.
Uno de los drones solares en los que Facebook trabajaba para dar cobertura de red. Facebook

Ambos gigantes obtienen ingresos debido a una gran masa de usuarios que poco puede crecer ya en los países desarrollados. “Facebook y Google piensan que los próximos 1.000 millones de usuarios van a venir de los países en desarrollo. Así que tienen un incentivo para enfrentarse a los retos necesarios para traer a más personas online”, apunta Ayyub. Incluso Microsoft ha prometido 1.000 millones de dólares de inversión para su Affordable Access Initiative, orientada a financiar a emprendedores y startups que lleven Internet y energía a lugares donde no los hay.

Sin embargo, ninguno de los métodos que implican drones y globos parece haberse desplegado en un escenario real hasta el momento, con la excepción de los globos de Google en el estado de emergencia que vivió Puerto Rico el pasado año tras el huracán María. “La efectividad de estas soluciones está por ver, porque tienen sus propios retos potenciales de rendimiento”, explica el profesor Ayyub. “Por ejemplo, los globos se mueven permanentemente y tienen que transmitir información constante de forma inalámbrica. Además, encuentran obstrucciones, como edificios, que pueden impactar la velocidad de red que llega a los usuarios”.

Facebook y Google piensan que los próximos 1.000 millones de usuarios van a venir de los países en desarrollo

En la práctica, hasta que no se desplieguen estas tecnologías no se podrá evaluar su utilidad. Incluso los operadores locales como Safaricom a veces se topan con factores problemáticos que tienen raíces culturales. “En el norte del país, la población está menos concentrada y la gente es nómada”, explica Rerolle. “Así que cubrirles lleva aparejados retos extra. Porque pueden estar en un sitio, con un nivel de servicio adecuado, pero después se mueven de localización”.

Ayyub ve el valor que puede aportar Silicon Valley, pero apuesta por un despliegue tutelado: “Estas grandes compañías tienen un papel que jugar. Pero se necesita un marco regulatorio adecuado aprobado por los gobiernos, con respecto a cuestiones como la privacidad y a la neutralidad de la red”.