La metodología empleada en las sucesivas etapas de trabajo del Proyecto de Investigación es necesariamente variada, ya que se trata de una actuación de carácter global articulada en varias fases, en la que habrán de intervenir también técnicas diferentes

. En cada una de estas fases se plantea un mismo esquema de trabajo:

  • Revisión del material e informaciones previamente recabadas en la prospección sistemática realizada en el año 2003, que tuvo como objetivo delimitar y caracterizar el yacimiento. Aquí se incluye la revisión documental, toponímica y de la planimetría y fotografía, elementos de suma importancia a la hora de plantear una investigación arqueológica.
  • Análisis sobre el terreno del área elegida para trazar los sondeos y nueva recogida de material en superficie.
  • Trazado de los sondeos arqueológicos.
  • Realización de la excavación según la estratigrafía arqueológica mediante sondeos y excavación en áreas acumulativas, aunque esta metodología podrá variar según lo exija el trabajo. La excavación incluye la toma de datos, materiales y muestras para su posterior análisis.
  • Tratamiento en laboratorio e informatización de los datos obtenidos. Actuación sobre los restos arqueológicos.
  • Restauración, en su caso, de parte de los materiales aparecidos.
  • Finalmente cada campaña incluye la elaboración de una memoria parcial.

Los sondeos planteados tienen un carácter extensivo y se excava, principalmente, mediante el sistema de áreas acumulativas, agotando toda la potencia arqueológica para, de esta manera, obtener secuencias completas de ocupación. En el yacimiento de Madinat Ilbira es fundamental, ya que una de las cuestiones a resolver es determinar la continuidad o cesura entre el periodo romano y tardorromano, de un lado, y la primera época andalusí.

En los casos del Cortijo de las Monjas y del Pago de la Mezquita, la extensión de los sectores y la ausencia de estructuras en superficie obliga, sin embargo, a la realización previa de zanjas con un carácter prospectivo, a las que posteriormente se van acumulando áreas mediante sondeos arqueológicos. Las zonas de excavación escogidas abarcan diferentes sectores de la antigua ciudad, con lo que se pretende tener un conocimiento lo más amplio posible de la misma, no sólo cronológicamente, sino también desde el punto de vista espacial. No parece posible emplear el sistema de áreas acumulativas de forma rigurosa, ya que, al contrario de otras excavaciones llevadas a cabo en otros espacios europeos, es impensable limitarse a una zona muy específica. Se debe, asimismo, al carácter que tienen las primeras estructuras urbanas andalusíes. Y más aún si se tiene en cuenta la preexistencia de un habitat anterior, sobre el que no se conoce apenas nada. Por tanto hay que diseñar estrategias diferenciadas que permitan una aproximación lo más rigurosa posible a la ciudad islámica y a sus precedentes.

Por otra parte, el Cerro de El Sombrerete se corresponde con la antigua alcazaba, pero también se ha detectado la presencia de viviendas cuya interpretación es necesaria en relación con las estructuras fortificadas y con los lugares ocupados del llano. Las zonas llanas, denominadas como Pagos o Cortijos de la Mezquita, de los Tejoletes, los Pozos y las Monjas, se corresponden con la madina, el corazón de la ciudad, donde se ubicaba la mezquita aljama, pero también el centro comercial, lugares públicos y espacios de residencia. Su importancia queda así de manifiesto, especialmente tras la localización de varios sistemas hidráulicos constituidos por pozos. En la zona de contacto de El Sombrerete y el llano se han localizado algunas estructuras en superficie que demuestran que el pie de monte está ocupado y que no parece haber un hiato entre ambos sectores. Este podría considerarse como sitio de contacto entre la madina y la alcazaba. Un tema distinto es el que se refiere a las colinas y áreas elevadas que rodean el conjunto.

En el Cerro del Tajo Colorado, próximo a El Sombrerete, se han localizado restos de otra estructura fortificada en la parte alta. Su excavación habrá de aportar datos acerca de la evolución de los elementos defensivos del asentamiento desde la más temprana Edad Media, e incluso podrá aclarar si se trata de un asentamiento en el momento mismo de la llegada de los árabes o incluso anterior, o hay que hablar de una fortificación de pequeñas dimensiones para hostigar o defenderse. La resolución de estos problemas planteados obligará a entrar en el debate, suficientemente conocido, del asentamiento árabe y de la fitna previa a la formación del califato.

Por último, la intervención planteada en los Cigarrones y Cerro del Almirez intenta explorar la realidad de zonas en principio consideradas como barrios residenciales, pero en los que se advierte un poblamiento de primera época islámica e incluso con restos cerámicos que parecen derivar de la tradición anterior. De este modo, se atenderá a resolver la posible continuidad en el yacimiento.

En cuanto al sistema de registro arqueológico, este debe permitir una exhaustiva recopilación de toda la información. Para ello se emplean una serie de fichas con el objetivo de estandarizar todo el proceso de documentación. Han sido diseñadas por el grupo de investigación Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada y su eficacia ha sido contrastada en numerosas excavaciones.

Para la documentación de las unidades estratigráficas se emplean fichas de campo en las que se atiende a la identificación y localización de las mismas, su delimitación y su relación física o estratigráfica con otras unidades, la descripción de los depósitos y su interpretación. De esta manera se reconstruye la secuencia estratigráfica y, una vez examinados los materiales que contiene, se procede a su datación. Al proceso de descripción de las unidades estratigráficas se suma, mediante la utilización de fichas específicas, la caracterización de estructuras y complejos estructurales, particularizándose en el caso de los complejos funerarios. Dichas fichas se componen de varios bloques:

  • Inventario del material arqueológico
  • Clasificación del material arqueológico
  • Descripción de las Unidades Estratigráficas No Contruidas
  • Descripción de las Unidades Estratigráficas Construidas, Estructuras y Complejos Estructurales
  • Diagramas de áreas
  • Documentación planimétrica: plantas y secciones
  • Fotografías, etc

Como apoyo a este trabajo se acude a la aplicación de la informática para el estudio del territorio. En este sentido la utilización de plataformas informáticas complejas como los denominados «Sistemas de Información Geográficos» (SIG), han de entenderse como fundamentales. Los datos aportados por la información cartográfica generada en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, modificados posteriormente en programas como ArcView o ArcInfo, ocupan gran parte de esta tarea. Posteriormente, los datos aportados por el trabajo directo sobre el terreno deben introducirse en estos bancos de datos para completar la información existente. En apoyo de este último apartado se cuenta con tecnología GPS y el uso de estación total. Las plataformas informáticas anteriormente referidas permiten la aplicación de fórmulas habituales en el análisis geográfico del territorio, por lo que facilita un estudio de los patrones de asentamiento y la interpretación, en definitiva, de los resultados obtenidos durante la prospección y excavación arqueológicas.

http://www.medinaelvira.org/

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