La Sociedad Internacional de Doble Lengüeta (IDRS en sus siglas en inglés) y su sección española, la Asociación de Fagotistas y Oboístas de España (AFOES) están a punto de comenzar su Conferencia anual, que en esta ocasión tendrá lugar en Granada entre hoy, 28 de agosto, y el próximo 1 de septiembre.

Los responsables, Joaquín Ximo Osca (fagot) y José Antonio Masmano (oboe), ambos pertenecientes a la plantilla de nuestra OCG, llevan muchos meses organizando la Conferencia que reunirá a casi 2000 participantes, entre músicos, profesores de conservatorio, fabricantes y distribuidores y demás gremios relacionados con la música sinfónica. Hace un par de años, lanzaron una preciosista versión promocional de la “Granada” de Agustín Lara, en que ambos músicos alternaban su brillante melodía al tiempo que mostraban los rincones más hermosos y más turísticos de Granada.

        La Conferencia prevé celebrar un amplísimo programa de actividades, exposiciones, conciertos, etc., que se pueden ver en un extenso documento llamado  programa de mano que ofrece una información completísima a quien se interese en este acontecimiento cultural.

        Hace unos meses, Ximo, al que conozco hace muchos años (participó junto a su esposa, Ruth, en la presentación de mi libro), me pidió una colaboración para el tomo que la Conferencia publicará con las comunicaciones. Al ser unos contenidos muy técnicos, tenía la intención de incluir textos literarios breves, en castellano y en inglés, para hacer el volumen más ligero. Hablamos de qué autores podrían estar dispuestos a colaborar, de la necesaria brevedad de los textos, etc. Finalmente, la nómina final de colaboradores literarios, según recoge el mencionado programa de mano es la siguiente: junto a mí (pág. 180), aparecen: Ventura Rico (pág. 181), Alfonso Salazar (pág.182), Gerardo Rodríguez Salas (pág. 183), Ángeles Mora (pág. 184), Elvira Cámara (pág. 185), Isabel Mellado (pág. 186), Marina Tapia (pág. 187), Miguel Arnas Coronado (pág. 188), Natalia Pérez Sancho (pág. 189), Teresa Gómez y Ángel Olgoso (ambos en pág. 190).

Ruth y Ximo tocando en mi presentación (Imagen de Amalia J. Catena)

        Muy pocos días después, le había enviado un primer borrador de mi relato, un cuentecillo cargado de guiños hacia el propio intérprete, cuyo nombre usé para el protagonista, aunque disfrazándolo de italiano. La dedicatoria al propio Ximo ha desaparecido en el texto publicado: le ha parecido poco ético y desde el primer momento me hizo saber que la eliminaría.

        A ambos organizadores les deseo un gran éxito, a la ciudad de Granada, el reconocimiento cultural que merece y a los participantes que disfruten de nuestra ciudad y sus infinitas posibilidades.

        Mi cuento es este:

Los sueños del fagotista

A Ximo Osca, fagotista

         Gioachino Fosca ha comprendido al final de su vida que toda dedicación absoluta conlleva fatalmente el germen de la frustración. Estudioso de la obra de Antonio Vivaldi, ha desvelado como nadie la técnica del fagot, ha grabado innumerables conciertos y ha escrito doctos tratados técnicos y comunicaciones para congresos en que Vivaldi y fagot han desnudado sus misterios. Sin motivo alguno para sentirse frustrado –el éxito lo persigue y el prestigio lo abruma–, siempre ha tenido un sueño que lo desazona por ser imposible.

       Todo empezó cuando a los diecinueve años visitó por primera vez la galería de músicos del Pórtico de la Gloria. Allí no podía haber un bajón pues faltaban varios siglos para que su instrumento apareciera. Tenía que aceptarlo, pero soñó siempre con ver un fagot en el lugar más simbólico para los amantes de la música. Escribió al cabildo catedralicio para que si sobrevenía alguna remodelación, algún deseable derrumbe que reclamara una reconstrucción, se incluyera su bajón. Jamás obtuvo respuesta.

        Nueva frustración cuando leyó Concierto barroco de Alejo Carpentier. No podía aceptar que el cubano se hubiera permitido mil licencias cronológicas, mil bromas argumentales y que no hubiera incluido un fagot entre los instrumentos que se mencionaban en el delirante concerto grosso del Ospedale della Pietá, pese a que el propio Vivaldi, que tantos conciertos compuso para lucimiento de los fagotistas, era uno de los personajes de la trama. Le pareció injustificable y contactó con el autor cubano para pedirle la inclusión del fagot, si aparecían nuevas ediciones corregidas y aumentadas del cuento. Don Alejo tampoco le respondió nunca. Fosca asumía que en el cuento músicos del XVIII desayunaran sobre la lápida mortuoria de Igor Stravinsky, que se hablara de una jam session, que se mencionaran travellers checks… ¿Por qué faltaba entonces ese dato, exacto y necesario, del fagot?

        Retirado de todo, soñando músicas mientras contempla la Vega y las cumbres de Sierra Nevada, espera paciente dos noticias que cualquier día deberían aparecer en la prensa: la remodelación del Pórtico de la Gloria y la aparición de un nuevo borrador del cuento de Carpentier: a fin de cuentas, la música y los sueños están hechos de la misma magia.

Alberto Granados

Publicado por Alberto Granados el en Relatos (Mucho cuento)

 

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