24 noviembre 2024

Este viernes se celebra la Marcha del Orgullo para conmemorar el día oficial que es el próximo 28 de junio

El 28 de junio de 1969 se produjo una redada en el club Stonewall Inn, en Nueva York. Unos días antes había muerto Judy Garland la actriz que encarnaba a Dorothi en ‘El Mago de Oz’ y que cantaba ‘Over the rainbow’ (Sobre el arcoíris) en esa película. «Soy amigo de Dorothi» era la contraseña que utilizaba una persona homosexual para contactar con otra. Desde el siguiente año la Marcha del Orgullo Gay se convirtió en una cita anual y en un fenómeno que se fue extendiendo por todo el mundo. No fue así en Granada.

En España la ley consideraba a los homosexuales hombres ‘peligrosos’ y eran condenados a prisión. Muchas mujeres fueron ingresadas en hospitales psiquiátricos por ser lesbianas. Fue un 1 de mayo de 1979 cuando el recién fundado Frente de Liberación Homosexual de Andalucía (FLHA) ‘salió del armario’ en Granada, según rememora Alberto Ruiz, uno de los primeros miembros de ese grupo activista en Granada. «Nos sentimos protegidos por los movimientos de izquierda, por eso salimos aquel día y no el 28 de junio». Esa primera pancarta que sujetaron en aquella manifestación rezaba «No a la dicriminación en el trabajo», rememora Alberto.

40 años después, el Día del Orgullo Gay, está dedicado a esos valientes que decidieron dar el paso en una sociedad que aún consideraba a estas personas como delincuentes o enfermos. Por todos los derechos logrados, por ese arrojo en aquella época, los colectivos LGTBIQ han decidido homenajear a los pioneros de su lucha con el eslogan: ‘Mayores fuera del armario. Historia, lucha y memoria’.

Y pese a los años transcurridos y todos los logros conseguidos «aún hay gente que se da la vuelta al ver una pareja gay o lesbiana agarrada de la mano por la calle», dice Alberto sobre la situación en Granada. «Se dan codazos, hay cuchicheos y siento rabia,… Y piensas: ¿Todavía? ¿Con todo lo que ha pasado ya?», relata este granadino de 54 años.

«Es necesario no perder la perspectiva histórica, porque creo que estamos sufriendo un retroceso en en estos momentos; muchós jóvenes han nacido con unos derechos ya adquiridos, pero existe un retroceso, por eso es necesario recordar todo lo que se ha conseguido desde finales de los 70», asegura Lola Callejón responsable de la comisión de lesbianismo dentro de la Asamblea de Mujeres de Granada. Este colectivo fue el primer movimiento feminista en Granada surgido tras el fin de la dictadura. Lola Callejón en los 80 y 90. Las dos primeras imágenes en manifestaciones feministas.

/ ARCHIVO IDEAL

El ‘perfomancero’ y el cura

Miguel Benlloch es una de las figuras más importantes en la visibilización del colectivo homosexual en Granada. Militante del movimiento comunista y anti-OTAN, el ‘performancero’ –como él se denominaba– fue uno de los principales impulsores del Frente de Liberación Homosexual de Andalucía (FLHA). Miguel falleció el pasado mes de septiembre pero su nombre aparece en todos los testimonios recabados para este reportaje; ya sea por su militancia o por ser uno de los tres socios del primer Planta Baja.

Para que la creación del FLHA fuese posible debía haber una sede, un lugar de reunión, un sitio donde poder imprimir los folletos informativos que repartirían. Jose Antonio Moreno, párroco de la iglesia de San Ildefonso fue un figura primordial en el nacimiento activismo gay y lésbico en Granada. Vídeo.

Tras haber sido misionero en Cuba, huyó con el triunfo de la revolución. Parte a Miami y allí estudia sociología. Jose Antonio falleció en octubre de 2017 pero en el documental ‘La Casa de las Sirenas’ se recoge el testimonio del párroco que evoca aquella época: «Junto con Miguel Benlloch y otros dimos el paso de reunir a gente para hablar de nuestras preocupaciones. (…) Me dijeron que mi caso estaba en el Vaticano(…) A nivel político era de izquierda y al otro nivel maricón», relata el párroco desde la residencia de Armilla en la que falleció. Él había salido del armario, incluso cuenta en el mismo documental que se reunía con otros «curas homosexuales». Pese a ser un figura controvertida señala que no fue expulsado ni él se fue de la Iglesia. El motivo es que revitalizó esa barriada, creó comunidad y la sacristía de San Ildefonso se convirtió en la sede de la comunidad «cristiana popular y parroquial, la Asociación de Vecinos, el Junior, las colonias en Torrecuevas, la banda de música, el grupo de teatro «La Cuesta», las mayores y el carnaval, los grupos sociopolíticos acogidos –parados, feministas, gays, sindicalistas, cooperativistas–» tal y como señalan en la web de las Comunidades Cristianas Populares de Granada en la semblanza publicada por su fallecimiento.

Al FLHA se unieron personas que habían estado en la cárcel por ser homosexuales. «Pepe Gallardo fue uno de ellos, él también ha fallecido ya», comenta Alberto. De esos primeros años de libertad recuerda la apertura de los locales de ambiente, establecimientos a los que para entrar había «que tocar un timbre», explica . «Hubo una temporada en que la tomaron con ‘El 41′; todos los sábados hacían una redada sobre la 1.30- 2.00 horas de la mañana. A veces la policía solo pedía la documentación, otras nos llevaban a comisaría», relata el granadino. En la primera foto Juan Pedro con una foto en el club en el que trabajó Verlín en una fiesta de disfraces. En la siguiente imagen Juan Pedro con Alberto en la puerta de la sacristía de San Ildefonso donde se reunía el FLHA. En la última algunos folletos de fiestas de los clubs de ambiente de finales de los 80.

Estudio 5 y Planta Baja, en su antigua ubicación en Obispo Hurtado fueron otros dos clubs de ambiente que se popularizaron en esa época. Cuando el último cambió de local, se abrió ‘Verlín’ en el que trabajó Juan Pedron García, de 52 años. Al igual que Alberto, no llegó a salir del armario con su familia ni amigos más cercanos. «En aquella época tampoco era muy normal decirle a a tu madre que eras gay; yo me vine a vivir a Granada en el 88 para estudiar y al llegar solo nunca me hizo falta salir del armario« . Este almeriense explica que en esos años «en Almería no había nada, mientras en Granada se movía muchísimo, aquí había bares, había personajes gays famosos, había de todo y creo que tenía que ver con el movimiento estudiantil universitario del momento.

En este escenario, las mujeres lesbianas que habían sido invisibilizadas durante el franquismo, encontraron su plataforma de proyecciónn para su lucha en la Asamblea de Mujeres de Granada, nacida con el movimiento feminista de otras ciudades del país. Esta es una peculiaridad que señala Lola Callejón que fue la impulsora de la Comisión de Lesbianismo de dicha asamblea. «Las mujeres nos organizamos porque sentíamos la misma opresión, la misma invisibilidad social», explica Lola. Este movimiento empezó por campañas por el divorcio, por la libertad sexual, … A finales de los 70 habían aparecido algunas «nuevas sensibilidades que la izquierda tuvo que asumir: el ecologismo o el pacisfismo, por ejemplo», explica. A mediados de los 80 hubo un punto de inflexión y es cuando esa Comisión de Lesbianismo decide salir a la calle: fue un 8 de marzo.

Los retos actuales

Lola Callejón Acién, de 58 años, explica que en esos años se consiguió un gran avance a nivel legislativo. «La ventaja de esto es que se normaliza a nivel social lo que estaba castigado antes, el inconveniente es que no recoge toda la diversidad del colectivo», expone esta almeriense como reto para el movimiento LGTBIQ+. No es el único, porque esta pionera del activismo en Granada cree que hay mucha puesta en escena a veces hueca , y el motivo es que «se ha mercantilizado y frivolizado el movimiento». Por eso urge a que no se pierda la perspectiva histórica.

Tras la desaparición práctica de la asociación Nos y de otras organizaciones, en 2017 nace la asamblea Granada Visible que coordina con varias asociaciones, el programa para esta semana conmemorativa del Día del Orgullo. Chema del Águila Gómez, su portavoz, explica que uno de los principales problemas con los que se encuentran los mayores del colectivo es la soledad. «Si es una dificultad para las heterosexuales, imagina para estas personas que no suelen tener familia», explica este joven. «Yo llevo en pareja 23 años, y meterme en una residencia ahora sería como meterme en el armario por no estar casados», explica Alberto. Por su parte, Chema señala que en estos momentos no existe una formación en LGTBIQ para el personal que trabaja en estos centros y que los «ancianos del colectivo tienen que volver al armario porque su sexualidad no es vista con normalidad aún». Dentro del colectivo, las personas transexuales de más edad son las que peor vejez están viviendo. «Al haber dedicado su vida en muchos casos a la prostitución no disponen de una pensión de jubilación», denuncia el portavoz de Granada Visible.

Chema señala también que uno de los retos pendientes es que en los centros públicos los menores no se sientan ni solos ni aislados y para ello «es muy importante la formación de los docentes y la creación de asambleas a las que los jóvenes puedan acudir».

Las agresiones y otros delitos de odio son los problemas más acuciantes del colectivo. En este sentido Lola apunta que es primordial no perder la memoria histórica. Alerta que «aunque los jóvenes han nacido con unos derechos ya dados existe un retroceso alarmante en las libertades y que no se pueden dar por sentado esos logros».

VANESSA SÁNCHEZ

https://www.ideal.es/granada/marcha-orgullo-lgtbiq-granada-20190606192143-nt.html