Las seis grandes exposiciones del otoño
Madrid lleva camino de convertirse en ciudad referente respecto a las grandes exposiciones de arte y en algunos casos lleva la delantera a lugares legendarios europeos, y aquí pónganse ciudades como Berlín, Viena o París. Sucede que la globalización nos ha ayudado a conseguir tamaño y estatus y sólo hace falta tomar posición entre los principales para entrar ya en el circuito internacional de recorridos de muestras. Y Madrid hace tiempo que está en ese circuito.
Sucede que las exposiciones no se ciñen sólo a un lugar y que incluso un museo entero, como el de Basilea, es capaz de exponerse en un lugar como el Museo Reina Sofía, dando lugar a que este centro acogiese una de las grandes muestras del año, con los diez picassos que se llevó el Museo del Prado. Pasó con la exposición monstruo de Dalí en el Reina, que también se mostró en París, pasa con las que acoge CaixaForum, como la estupenda del arte mochica, que ineluctablemente se ve también en Barcelona, con frecuencia antes que en la capital. Sucede que las grandes exposiciones sólo son rentables si entran en ese circuito, que no tiene que ser internacional, de ahí que en Madrid se estén ofreciendo dos tipos de exposiciones: las enormes, ligadas a la publicidad mediática y de importancia evidente, que son a las que nos estamos refiriendo, y luego las de pequeño formato, de gabinete, de temática restringida pero muy bien pensada, donde la Fundación March se ha hecho un lugar, y aquí mencionaremos la que acogió del arte déco, que lo mínimo que puede decirse es que fue un derroche de inteligencia en el uso de los recursos restringidos para una muestra de renombre.
Este otoño Madrid viene muy caliente respecto a grandes exposiciones. Hay seis que son obligadas: la de Kandinsky en el CentroCentro Cibeles; la de Edvard Munch en el Thyssen, sin duda la gran muestra del otoño madrileño; la de Ingres en el Museo del Prado; la de Pierre Bonnard en la Fundación MAPFRE; la del Divino Morales en el Museo del Prado y, desde luego, la de Alvar Aalto en CaixaForum , por aquello de no hacer olvidar al visitante que no todo en el arte es pintura y que hay arquitectos de genio que han dado lugar a exposiciones notables, caso de la de Le Corbusier en la misma CaixaForum.
Kandinsky. Una retrospectiva, desde el 20 de octubre al 28 de febrero, es una de las grandes muestras que se han realizado en España del pintor ruso y pionero del arte abstracto. Cuando se van a cumplir 150 años del nacimiento de Wassily Kandinsky, CentroCentro Cibeles expone cien piezas del pintor en sentido cronológico, es decir, desde sus años de iniciación en Alemania, pasando por el periodo ruso y finalizando con el francés. Se muestran obras fundamentales como Alte Stadt II, de 1902, Lied, de 1906, In Grau, de 1919 o Bleu de Ciel, ésta de 1940. La cronología ligada a paisajes: Munich, primero, con Der Blaue Reiter, Rusia, el periodo de la Bauhaus y, finalmente, París. La exposición está organizada conjuntamente con el Centro Pompidou de París.
Y ahora, Edvard Munch. Arquetipos. La muestra más esperada llegará al Thyssen del 6 de octubre al 17 de enero de 2016. Realizada en colaboración con el Munch Musset de Oslo, que aporta la mitad de las obras, es la exposición más importante del pintor noruego desde aquella que se realizó en 1984, y que fue un notable éxito. Ochenta obras organizadas de forma temática y entre ellas aparece El grito, que es obra emblemática pero no única del artista, se mostrará así en litografía, no el original, uno de los grandes pioneros del expresionismo germánico. La muestra se centra en la representación de la figura humana a través de diferentes escenarios: desde la costa al abismo pasando por la habitación del enfermo, la habitación verde, el estudio del pintor, el bosque, la noche… y es representativa de la maestría técnica de Munch, tanto en la combinación de colores planos y la deformidad de los cuerpos como en la excelencia conseguida en el grabado para, finalmente, conseguir que la pintura fuera casi exclusivamente una cuestión de espacio psíquico. Imprescindible.
Como lo es la que desde el 1 de octubre al 10 de enero dedica el Museo del Prado a Luis de Morales, El Divino Morales, uno de nuestros grandes pintores renacentistas y figura emblemática, como el caso de El Greco, de éxito en su época como consecuencia de poseer taller propio. La exposición coincide con la primera, hace cien años, que el Museo realizó de este pintor y cuenta con 23 tablas firmadas por él o provenientes de su taller y que pertenecen al Prado. Es muestra representativa de la producción de este pintor, especializado en arte devocional, mayoritario en su época, que ha pasado por un relativo ostracismo hasta su reivindicación final por mor del detalle, el buen hacer y la armonía buscada del conjunto. Un enorme y gran artesano, que eso también es el arte, aunque se nos olvide.
Pero sin duda la exposición estrella del Prado este otoño será la de Ingres, del 24 de noviembre al 27 de marzo. El gran deudor de Rafael, de Poussin, verá mostrada parte de su obra, de los fondos del Louvre, en especial la correspondiente al retrato y haciendo especial hincapié en las buscadas deformidades anatómicas, lo que en definitiva le emparentaría con Picasso, algo que quiere resaltarse con vehemencia. Ingres, estudiado con inteligencia por Roberto Calasso, es uno de los pintores más de moda dentro de la reciente revisión del canon. Ingres, un forzado posmoderno.
Pierre Bonnard estará en MAPFRE del 19 de septiembre al 10 de enero. Hace más de treinta años que no se mostraba la obra de este gran pintor nabi, afecto al simbolismo, y cuya indagación en el color le coloca en una posición especial entre el simbolismo y el impresionismo. Se exponen 80 pinturas, 12 dibujos y 50 fotografías nunca expuestas en España. Una gran retrospectiva.
Finalmente, Alvar Aalto. 1898- 1976. Arquitectura orgánica. Arte y diseño, en CaixaForum, del 30 de Septiembre al 10 de enero. Es el arquitecto finlandés más importante de su país y uno de los grandes del siglo XX. La exposición se centra en su vida y en la producción de objetos de diseño, sin olvidar sus grandes aportaciones arquitectónicas. A resaltar que también se exponen obras de amigos suyos, como Alexander Calder o Jean Arp, lo que otorga a esta muestra una rara originalidad y coherencia.
Madrid está que se sale.