Y AHORA VA Y SE ENRARECE LA ATMÓSFERA por JUAN ALFREDO BELLÓN
Y AHORA VA Y SE ENRARECE LA ATMÓSFERA por JUAN ALFREDO BELLÓN para EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 01-12-2019
Desde luego, digan lo que digan, no hay como una expectativa firme de trasvase electoral para que empiece a piar la derecha, aunque sea la más civilizada; y lo hará siempre con sus mejores palabras pero con el amago de sus peores obras u omisiones.
Que si esto o que si lo otro o que si aquello, entonces lo de más allá, el caso es que siempre hay algo que puntualizar, siempre, porque, sin que la cosa deba tomarse a amago o amenaza, el caso es que la Patronal, o la Banca, o la Iglesia, cuando parece que van a llegar los otros, o sea los de nunca, siempre tienen algo que piar, con la mejor de las intenciones, como quien no quiere la cosa y en cumplimiento de la legalidad vigente y, sobre todo, del derecho que me asiste, para que no se me pueda decir luego, como a los otros, que hemos delinquido in vigilandi o in durmiendi, que todo nos puede pasar en estos tiempos de tanto trasiego y a cualquiera se le va el santo al cielo y luego no lo dejan disculparse.
Bueno, pues el caso es que, si tenéis alguna posibilidad de subiros al machito, no sea que os lo vayáis a creer antes de tiempo (digo creer ante de tiempo que el burro es vuestro, antes de tener una escritura en regla que acredite vuestra propiedad del burro y además que esté inscrito en el Registro de la Propiedad correspondiente, me refiero). Y no se os olvide que, cuando la izquierda llega al Gobierno, que no al poder, que eso es otra cosa, lo hace después de muchas penalidades y provisionalidades en forma de meteduras de pata, por que es que no se puede, estos niños no se enteran por mucho que se diga y siempre acaban metiendo la pata porque es que no valen para esto y el que vale vale y, si no, pa cura.
Porque digo yo, un poner, ¿a quién se le ocurre anunciar a los cuatro vientos que van a subir los impuestos a las rentas altas y a los bancos con lo sensibles que son y lo poco que les gusta que se aireen unos gravámenes especiales a sus lindas personas? Si no lo hacen con mucho tiento, tendrán que dar marcha atrás y meterse los presupuestos, las leyes o los reales decretos por el mismísimo culo ¿o es que no saben lo que les ha pasado a otros que tenían encima a su favor al Ejército entero? Yo se lo digo siempre: si creéis que sois capaces de gobernar, adelante, pero sin chulerías, sin que parezca que lo hacéis por vuestra bella cara y sin que esperéis recibir el reconocimiento de todos por haberlo conseguido, por guapos y por listos.
Y luego está el asunto de conocer las inmatriculaciones de bienes muebles e inmuebles que figuran inscritas a favor de la Sacrosanta Iglesia Católica no se olvide que en tiempos presidenciales del Gobierno de José María Aznar cuyo atrevimiento público y general se ve protegido ahora ad sigilum por el mismísimo Pro-Gobierno de la nación, no el que es sino el que todavía no es pero cada vez más parece que será. Esta virtualidad es lo que cada día caracteriza más al nuevo Gobierno todavía provisional hasta el punto de ser llamado Gobierno Fantasma y no Frankestein, y lo fortalece mientras que cada vez encabrona más a la derecha y a la Derechona por sentirse ambas jurídicamente burladas por el procedimiento lingüístico del ladeo, que también se dice aunque no debe, “dalear” y que forma parte del Grado Cero de la Escritura planteado por Roland Barthes para la escritura literaria, con esa perspectiva que sólo se divisa desde la Atalaya de Dios. Y no sigo por ahí porque sé por dónde empiezo pero no sé ni sospecho a dónde iré a parar e ignoro sus consecuencias jurídicas.
Díganme ustedes si no es que, con estas condiciones medioambientales, la atmósfera no está lo bastante enrarecida y enturbiada como para hacerse irrespirable y envenenar al conjunto de la población, inclusivamente hablando, ellas y ellos.
Sólo cabe esperar que este fin de semana se hayan terminado de aclarar las compras pre-navideñas lo suficientemente como para hacer posible la creación de un nuevo Gobierno y que, al que Dios se lo haya dado san Pedro se lo haya bendito.