«Cambios urbanísticos ocurridos en Atarfe tras el terremoto de 1956» por Fuencisla Moreno Rueda

PUBLICADO EN LA PAGINA 301, 302, 303 DEL LIBRO ATARFE EN PAPEL DE IDEAL (2007)

Diez días antes de lo que era la norma habitual, el Alcalde de Atarfe D. José Jiménez Sánchez, convocó Pleno Extraordinario, concretamente el día 20 de abril de 1956.

Hasta esa fecha en Atarfe, según se recoge en el Libro de Actas de ese año, la vida transcurría monótonamente, se hacían gestiones para construir la Casa Cuartel de la Guardia Civil, se pretendía completar la red de darros y alcantarillado del pueblo, se gestaba la creación de un Servicio Mancomunado de Odontología junto con el Ayuntamiento de Albolote, se adecentaban sus caminos
vecinales y los que unían el municipio con los pueblos de alrededor y en un ambiente casi festivo, se trataba de rendir homenaje al Papa Pío XII con motivo de su 80 cumpleaños.

Este ritmo de vida se vio alterado el día 19 de abril, cuando un fuerte terremoto sacudió a la población. El primer testimonio que tenemos de la impresión general del suceso lo encontramos en la sesión plenaria que con carácter extraordinario tuvo lugar apenas transcurridas   veinticuatro horas del hecho:
Lo precipitado de esta reunión tiene por causa la catástrofe que agobia a este pueblo de Atarfe y a todos sus habitantes, como consecuencia del fuerte terremoto producido en la tarde de ayer
(concretamente a las 19,39 horas) y que nos tiene sumidos en un verdadero pánico ya que no solo hemos tenido que lamentar algunas víctimas, el derrumbamiento de algunos edificios y el
agrietamiento de la mayor parte de las casas de la población, sino que el temporal que se ha desencadenado y la repetición frecuente del seismo amenaza con convertir la localidad en una
verdadera ruina”.

A partir de este momento nada en el pueblo fue importante, salvo su reconstrucción física y el intento de normalizar la vida de sus vecinos. Numerosos organismos y asociaciones benéficas prestaron su colaboración desde el primer momento. RENFE cedió vagones para albergue de las familias que se habían quedado sin vivienda, CARITAS ofreció comida y ropa y numerosos ciudadanos y organismos públicos ofrecieron importantes donativos.

Pasados los primeros días estos vagones fueron sustituidos por tiendas de campaña y barracones distribuidas en diferentes zonas del pueblo: Plaza Sta. Ana, Plaza del Ayuntamiento…

También y desde el primer momento se constituyeron comisiones locales para administrar los fondos recaudados y unas semanas más tarde (a principios del mes de Junio), los tres municipios más afectados por el terremoto (Atarfe, Albolote y Granada), crearon una Comisión Central bajo la presidencia del Gobernador Civil para agilizar los temas nuevos que cada día iban surgiendo.

Por orden directa del Gobernador se confeccionó una lista de afectados por los terremotos en
la cual aparecen un total de 1208 personas (316 familias). La mayoría de estas familias residían en las zonas más humildes del pueblo y casi todas ellas contaban con pocos recursos económicos.
La recuperación económica de estas familias fue lentísima. Durante bastantes años después del
terremoto seguían englosando las listas de necesitados y el Ayuntamiento seguía socorriéndolos en las campañas anuales que se realizaban con motivo de Navidad y Reyes “Campaña de Invierno”.

Pero de todas las medidas adoptadas y hechos acontecidos, las que más asombro produjeron fueron
por una parte, la adoptada por el Consejo de Ministros celebrado en Sevilla el día 26 de abril en virtud del cual se debían aplicar en todo el municipio las normas establecidas en el Decreto 23 de septiembre de 1939  sobre Reconstrucción Nacional, siendo los servicios de la Dirección General de Regiones Devastadas los encargados de poner en práctica estas medidas. Al frente  de los mismos se encontraba el arquitecto D. Santiago Sanguinetti Lobato y el aparejador D. Antonio Gómez Gómez.

El segundo hecho que pasó a ser histórico fue la visita que el día 2 de mayo realizó Franco al pueblo
acompañado de los Ministros de Agricultura y de la Secretaria General del Movimiento, del Capitán General y de otras autoridades provinciales. La visita se centró fundamentalmente en las zonas más
siniestradas y en la Casa Convento de huérfanas del Ejército, regentado por las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

Con aquella visita la esperanza de solución fue para todos los vecinos de Atarfe evidente, a pesar de que la reconstrucción se presentaba como una tarea bastante complicada. Independientemente de
las viviendas particulares, la mayoría de ellas en estado ruinoso, se confeccionó un listado de los edificios municipales y actuaciones urbanísticas necesarias en elpueblo.
1 Construcción de un grupo escolar.
2 Construcción casa cuartel de la guardia civil.
3 Instalación de una red para la traída de aguas potables.
4 Confección de los proyectos generales de urbanización.
5 Darros o alcantarillado y pavimentación. de las Plazas José Antonio y Queipo de Llano y de
las calles Ramón y Cajal, Duquesa, Aire y Real.

6 Construcción de matadero público.
7 Construcción clínica médica y clínica veterinaria.
8 Reparación de la iglesia parroquial.
9 Reparación del Ayuntamiento.
10 Construcción de viviendas para funcionarios municipales y sanitarios.

Al hacerse necesario el traslado de las dependencias del Ayuntamiento a un local particular (Calle Enrique Ruiz Cabello 22), se vio oportuno iniciar los trabajos de reconstrucción por el propio ayuntamiento, dándose el caso de que junto con las viviendas particulares, fueron las únicas actuaciones que en junio de 1957, estaban realizadas.

El Ayuntamiento consideró la traída de Aguas Potables como uno de los principales problemas del
municipio y así lo expuso en repetidas ocasiones, sin embargo fue la construcción de las escuelas la batalla que se mantuvo durante más años y a la que se le prestó una mayor atención.
Las antiguas escuelas situadas en la Plaza del Horno Viejo y en la Calle San Felipe, que atendían la educación de niños y niñas respectivamente fueron desalojadas tras los terremotos debido al estado ruinoso de las mismas, con lo cual la enseñanza primaria en el municipio quedó totalmente desatendida, con excepción de la impartida en las escuelas privadas existentes en el pueblo.

En julio de 1956 se envía un escrito al Ministerio de Educación Nacional solicitando la construcción de locales – escuelas prefabricadas con 14 secciones, 7 para niños y 7 para niñas , los cuales se construyen a finales de 1956, mientras que el Ayuntamiento inicia un larguísimo trámite que habría de durar varios años.
Siguiendo las instrucciones recibidas por la Dirección General de Regiones Devastadas, el Ayuntamiento afronta la tarea de buscar el solar adecuado para los futuros grupos escolares. El solar en cuestión fue una haza denominada “La Puerta” situada en el pago del Lunes, propiedad de D. Rafael Pimentel Enríquez de Luna, con una superficie de dos mil quinientos cuarenta y dos metros cuadrados y diez centímetros, por el que se abona la cantidad de cuarenta y ocho mil ciento
veintiuna pesetas con noventa y cinco céntimos. Años más tarde en 1963 cuando casi nadie recordaba ya las promesas hechas como consecuencia de los terremotos, fueron inaugurados estos grupos escolares.

Atarfe, a partir de la fecha en la que tuvieron lugar los terremotos, cambió su fisonomía. Los proyectos de ensanche y engrandecimiento del pueblo se hicieron realidad, se abrieron nuevos accesos que comunicaban el Barrio del Capitán Cortés con el centro del pueblo por la calle Ramón y Cajal, se proyectó la ampliación del pueblo por el Barrio de la Prosperidad (hoy conocido como Barrio de las Flores), surgieron barrios nuevos, fueron reconstruidas calles enteras y se diseñaron
obras de gran envergadura, aunque estas se realizaran mucho más tarde o incluso no llegaran a hacerse.

De  esta manera surgió el pueblo que casi todos llegamos a conocer y que se ha mantenido hasta hace relativamente poco tiempo. Cuando a principios del mes de mayo de 1956, el alcalde D. José Jiménez Sánchez, deja provisionalmente la alcaldía (en el mes de Julio lo haría de manera definitiva), los documentos oficiales reflejan que la causa era el agravamiento de la enfermedad gástrica que padecía y que el agravamiento había tenido por causa “la intensa labor y preocupación a que se vio sometido
por su obligada y excesiva preocupación en tantos problemasy cuestiones que el terremoto ha suscitado”.

Esas elogiosas palabras, probablemente exageradas, no eran del todo inciertas, porque la preocupación fue tan intensa que hoy, cuando han transcurrido 45 años desde aquel día, quienes lo vivieron aún siguen recordándolo con todos los detalles. Con aguda precisión evocan los momentos
previos, lo que hacían, lo que hablaban, el ruido ronco de la tierra, los trigos ondulándose, los tabiques de tierra y la suerte de que en aquel preciso momento, quien lo contaba estuviese en un lugar alejado de aquel tabique o de aquella viga que al caer destrozó su casa, sus muebles y un buen puñado de sueños. Reviven el miedo que sentían a que llegara la noche, a dormir en las partes altas
de las viviendas, a dejar a los niños solos, miedo a que la tierra volviera a temblar, a que el invierno llegase y a que las casas estuviesen aún sin terminar.

Esa sensación que aún pervive en quienes lo vivieron, ha sido trasmitida a los que sólo tenemos conocimiento del terremoto a través de los documentos guardados en los archivos. Pero cada año, al llegar el mes de abril, alguien de nuestro entorno cercano nos recuerda, probablemente todavía con algo de miedo que ”Hoy hace años que en Atarfe dio el terremoto”.

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